Terrorismo

La Policía busca vínculos de «yihadismo salafista» en las redes y en el entorno del atacante de Algeciras

Los agentes han encontrado propaganda yihadista en sus perfiles sociales y trabajan bajo la hipótesis principal de que actuó solo. No se descartan problemas psiquiátricos

“Una vez se encuentra en el centro de esa plaza es alcanzado por el atacante quien una vez le tiene en el suelo, sujeta la catana con ambas manos y alzando la mirada al cielo y gritando unas palabras en árabe entre las que se escucha la palabra ‘Allah’ le asesta una última estocada mortal”. Este es el relato que el juez de la Audiencia Nacional realiza sobre la actuación de Yassin Kanjaa la noche del miércoles que terminó con la vida de un sacristán en Algeciras (Cádiz). La causa se ha declarado secreta en la Audiencia Nacional y los agentes de la Comisaría General de Información de la Policía Nacional trabajan ya con la hipótesis principal de que el autor actuó solo aunque movido por ideales de “yihadismo salafista”. Han encontrado ya propaganda yihadista en sus redes sociales, según confirman fuentes de la investigación, y ahora se centran en asegurar su entorno y descartar vínculos con organizaciones criminales.

La misma noche en la que detuvieron a Kanjaa los agentes entraron en su vivienda ubicada en la calle Ruiz Tagle 10 que resultó ser un piso okupa y destartalado en el que vivía con dos compañeros más. Sobre él pesaba una orden de expulsión a Marruecos (de donde es natural) desde junio de 2022 que nunca llegó a ejecutarse. Ahora se enfrenta en España un delito de asesinato y lesiones con instrumento peligroso con fines terroristas cuya pena máxima puede acarrear prisión permanente revisable, según señala el juez que se ha hecho cargo de la investigación, Joaquín Gadea, en el auto al que ha tenido acceso LA RAZÓN.

No será hasta el lunes que el detenido pase a disposición judicial porque ayer la policía solicitó una prórroga de su detención. Habitualmente solo se puede retener a un sospechoso policialmente durante 72 horas, pero la ley contempla esta ampliación en casos de terrorismo. Es usual que en este tipo de delitos tan delicados, exponen citadas fuentes, las Fuerzas de Seguridad quieran el máximo tiempo posible para indagar el entorno del sospechoso y descartar cualquier peligro. Lo encontrado en unos «pendrives» son algunos vídeos y fotografías de sus redes sociales que «presuponen una radicalización».

En su estancia se encontró un Corán y la funda del machete, según revelan fuentes con acceso a la investigación. Además, la habitación estaba regada de medicamentos y esto hace sospechar a los investigadores sobre la salud mental del atacante. A pesar de que los vecinos detallaron la actitud violenta de Kajaan, expertos en la lucha antiterrorista consultados subrayan que el hecho de que no se enfrentara a la Policía y se entregara con facilidad puede indicar que no es un terrorista adoctrinado peligroso (que normalmente cargan contra todo el que se encuentra a su paso) a la vez que no se descarta algún trastorno psiquiátrico. Lo previsible es que una vez llegue a la Audiencia Nacional el lunes se le haga un examen forense.

El juez Gadea hace un relato pormenorizado de los hechos que se iniciaron en el interior de la Iglesia de San Isidro sobre las 18:30 de la tarde. Allí el marroquí inició «una discusión con los presentes, manifestando a los feligreses que la única religión que hay que seguir es la religión islámica». Luego, abandonó el lugar «profiriendo mensajes en árabe cuyo contenido se desconocen». Los testigos presentes describen que al rato volvió con una túnica bajo la ropa y un machete. Versión coincidente con el juez que señala que «el sacerdote encargado bajó del púlpito para comprobar lo que estaba ocurriendo, instante en el que el investigado portando en su mano un machete de grandes dimensiones y de forma súbita agrede al sacerdote». Allí se queda malherido en cuello y hombro el párroco Antonio Rodríguez.

Entonces Kajaan camina unos 200 metros y entra en la Iglesia virgen de La Palma. agrede al sacristán que intenta huir hasta el centro de la plaza Alta de la ciudad donde el presunto terrorista termina con su vida.

Similitud con Torre Pacheco

Este caso guarda cierta similitud con el sucedido en septiembre de 2021 en Torre Pacheco (Murcia). Son dos hechos supuestamente yihadistas, que, según expertos antiterroristas consultados por este periódico, responde al «modus operandi» de los terroristas de este signo.

Abdellah Gmara arremetió entonces con el coche que conducía contra una terraza repleta de ciudadanos. Uno de ellos resultó muerto y varios heridos. El conductor murió en lo que, según dijeron entonces fuentes de la investigación, parecía una acción suicida. Gmara había sufrido, dos tres semanas antes, un cambio de comportamiento absoluto, según manifestaron los que le conocían. Se dedicaba a orar de forma continua, se aisló y, finalmente, perpetró el atropello.

En el caso de Algeciras ha ocurrido más o menos lo mismo. Yassin Kanjaa había cambiado de comportamiento de forma absoluta hace un par de meses. De ser una persona más o menos normal, se volvió profundamente intolerante, en la línea de los que practican la sharía, la interpretación más rigorista del islam.

Otra coincidencia es que ninguno de los dos frecuentaba las mezquitas, probablemente para que nadie detectara su radicalización y lo pusiera en conocimiento de las autoridades. Es muy «importante la labor preventiva que realizamos», indican los expertos, «y, al menor indicio de que se han radicalizado hasta el punto de sospechar que pueden pasar a la acción, se lo comunicamos al juez y, si lo autoriza, procedemos a su detención».