40 años de las primeras elecciones

40 años de alternancia simétrica

Cinco ciclos políticos se han sucedido desde las primeras elecciones. Cuando se termine la actual legislatura en 2020 el centro derecha habrá gobernado 21,5 años, los mismos que el PSOE. El bipartidismo ha beneficiado a la izquierda mientras que hay una relación directa entre la abstención y las victorias del PP.

El cuadro «El Abrazo» de Genovés se ha convertido en icono de la reconciliación tras el franquismo
El cuadro «El Abrazo» de Genovés se ha convertido en icono de la reconciliación tras el franquismolarazon

Cinco ciclos políticos se han sucedido desde las primeras elecciones. Cuando se termine la actual legislatura en 2020 el centro derecha habrá gobernado 21,5 años, los mismos que el PSOE. El bipartidismo ha beneficiado a la izquierda mientras que hay una relación directa entre la abstención y las victorias del PP.

Durante los últimos cuarenta años se aprecian cinco ciclos políticos distintos, causados por la lógica alternancia política propia de todo régimen parlamentario. En las elecciones de 1977 y 1979, previa y posterior, respectivamente, a la aprobación de la Constitución Española de 1978, se caracteriza por el liderazgo político nacional del centroderecha, en aquel momento personificado en Adolfo Suárez y la UCD.

La división del centroderecha en dos formaciones, UCD y AP, impide que en 1977 alcancen la mayoría absoluta, ya que ambas formaciones sumaron el 44% de los votos, o que la rozaran en 1979, al representar conjuntamente el 40,9%. Mientras que el PSOE alcanza el 34,1% en las primeras elecciones y retrocede al 30,9% en las de 1979.

En las elecciones de 1982 se produce el primer cambio. Es el turno de Felipe González y el PSOE. Este periodo se extenderá hasta 1996, con victorias electorales consecutivas en 1986, 1989 y 1993, y dos mayorías absolutas: 1982 y 1986.

El voto socialista suma el 48,6% en octubre de 1982. El porcentaje bajará al 44,6% en 1986; al 40,1%, en 1989 y finalmente se reduce al 38,8% en 1993.

En 1996 tiene lugar el segundo relevo político con la victoria de José María Aznar y el PP. Los populares ponen fin a trece años de gobierno socialista. El PP recibe el 38,8% del voto, frente al 37,6% de los socialistas. Cuatro años más tarde, los populares alcanzan el 44,5% de los votos, frente al 34,2% de los socialistas. El centroderecha consigue su mejor resultado histórico, superando en seis décimas a la suma de UCD y AP en 1977. Mientras, los socialistas regresan a su nivel de voto de 1977. En estos 23 años que median entre 1977 y 2000, el país ha vuelto a prácticamente la misma correlación de fuerzas existente en las primeras elecciones generales. Pero a diferencia de 1977, cuando el centroderecha se presentó dividido, ahora, unificado bajo las siglas del PP, obtiene mayoría absoluta.

El 11-M pondrá fin a este ciclo de Gobierno del centroderecha. Las consecuencias del acto criminal islamista, a tres días de las elecciones generales del 14 de marzo de 2004, altera lo suficiente el sentido del voto. La hemeroteca de la época nos informa de la coincidencia de todas las encuestas en la victoria por mayoría absoluta o rozándola de Rajoy sobre Zapatero. Pero Rajoy debería esperar para alcanzar La Moncloa. Los socialistas vuelven al Gobierno con el 42,6% de los votos, frente al PP que desciende al 37,7%. En las elecciones de 2008, el PSOE revalida su mayoría con el 43,9%, mientras que el PP mejora con respecto a 2004 y queda con el 39,9%.

Las elecciones anticipadas de 2011 ponen fin a casi ocho años de Gobierno de Zapatero. Se inicia la quinta etapa, caracterizada por la vuelta al Gobierno del centroderecha. Rajoy consigue la mayoría absoluta con el 44,6% de los votos, porcentaje casi idéntico al que le dio la mayoría absoluta a Aznar en 2000, que fue del 44,5%. Al mismo tiempo, los socialistas inician su crisis electoral más grave desde 1977 y caen al 28,8%. Porcentaje que empeorarán en los comicios de 2015 y 2016, con el 22% y 21,2%, respectivamente.

Cuando finalice la presente legislatura en 2020, se habrán acumulado 43 años de democracia y el centroderecha habrá gobernado exactamente 21,5 años, los mismos que el PSOE.

Los españoles han mantenido cuotas de participación altas a lo largo de estos cuarenta años, con un promedio del 73.6%. Por lo tanto, la abstención media ha sido del 27,4%.

Hay una relación directa entre abstención y las victorias del centroderecha: los cinco mayores porcentajes de abstención registrada en las 13 elecciones generales realizadas desde 1977 se corresponden con victorias del centroderecha en 1979, 2000, 2011, 2015 y 2016. En estos cinco casos se registraron las mayores tasas de abstención, superiores al 30%, varios puntos por encima del promedio nacional.

Por el contrario, el menor índice de abstención se registró en 1982, coincidiendo con la mayor victoria socialista de la historia. La no participación se redujo al 20%. Las dos victorias de Zapatero, en 2004 y 2008, se produjeron en una ambiente de baja abstención, inferior a la media de estos 40 años (24,3% y 26,2%, respectivamente).

Otra pauta que se ha mantenido a lo largo de estas cuatro décadas es la concentración mayoritaria del voto en el bipartidismo, siendo el promedio de las 13 convocatorias electorales del 72,2%. Si bien es cierto que en 2015 el porcentaje descendió a un crítico 50,7%, empezó a crecer en las últimas elecciones de 2016, cuando subió al 54,2%. No obstante, la estadística demuestra que el bipartidismo beneficia especialmente al PSOE, pues sus tres mayores victorias –las de 1982, 2004 y 2008– se corresponden con una concentración del voto bipartidista superior al 80%.

En las elecciones generales del 15 de junio de 1977 sólo pudieron votar los españoles de 21 años en adelante. Lo mismo sucedió en el Referéndum para la Reforma Política de 1976. Habría que esperar al Referéndum de la Constitución de 1978 y a las segundas elecciones generales, las de 1979, para que el voto quedase normalizado a partir de los 18 años.

La edad, separada del contexto sociopolítico, no predetermina el voto a una u otra opción. En los ciclos de inicio de gobiernos populares el voto joven se dirige mayoritariamente al PP. Claro ejemplo de ello lo encontramos en el estudio del CIS realizado tras las elecciones generales de noviembre de 2011, que dieron la mayoría absoluta al PP. El PP recibió el 37,5% del voto joven. Le siguió, en segundo lugar, el PSOE, con el 22,3%. Y tercero, IU, con el 12%. Los populares superaron a la suma de PSOE e IU en voto joven.

Sin embargo, la etapa socialista iniciada en 2004 y finalizada en 2011 comenzó con un 50,9% de voto joven, como lo refleja el estudio del CIS de abril de 2004. En estas dos etapas el partido ganador fue también el más votado en cada segmento de edad.

La composición del actual parlamento responde a un nuevo patrón, en el que Unidos Podemos es el partido más votado por los menores de 45 años, llegando al 33,8% entre los que cuentan entre 18 y 24 años. Pero PP y PSOE dominan entre los mayores de 54 años.

Tampoco es la formación un elemento que predestina el voto en uno u otro sentido. En los ciclos de dominio electoral socialista, como el iniciado en 2004, el PSOE era el partido más votado independientemente del nivel de estudios del electorado. Lo mismo sucedió cuando en 2011 el PP alcanza la mayoría absoluta y fue el partido más votado en todos los niveles de formación, desde los que carecían de estudios hasta los de grado universitario.

En la situación actual, sin mayorías amplias, la fragmentación es evidente: los socialistas se imponen entre los votantes sin estudios y los populares entre los que cuentan con estudios primarios. Mientras que Unidos Podemos reina entre los titulados de FP y Ciudadanos, entre los votantes con estudios universitarios.

Los nuevos partidos también tienen un componente más masculino que PP y PSOE. En los dos partidos tradicionales, las mujeres suponen más de la mitad de sus votantes, pero en Unidos Podemos el voto de los hombres representa el 53,3%, mientras que en Ciudadanos se alcanza el 52,9%. Los dos partidos nuevos se imponen a PP y PSOE entre los votantes de 18 a 44 años, mientras que el bipartidismo domina entre los mayores de 44.

La mayoría de los votantes del PP se concentran prácticamente a partes iguales entre en las viejas clases medias y obreros cualificados, mientras que el electorado del PSOE tiene un elevado componente de obreros cualificados y nuevas clases medias, por este orden. Este componente social difiere mucho del que presentan los dos nuevos partidos: el 55,8% de los votantes de Unidos Podemos tiene su origen en las clases altas, medias altas y nuevas clases medias, así como el 59,2% del electorado de Ciudadanos.

Donde difieren más los electorados de los nuevos partidos es en la ideología: los votantes de Unidos Podemos se ubican en los 3.09 en la escala de 1 al 10 del eje de izquierda-derecha, mientras que los de Ciudadanos en el 5.20. El electorado de PP y PSOE se sitúa en el 6.82 y 3.71, respectivamente.

También hay grandes diferencias en el aspecto religioso. Mientras que el 75% de los votantes de Ciudadanos es católico, entre los votantes de Unidos Podemos sólo se llega al 36,4%. Los votantes del PP y PSOE son más católicos, con el 92,4% y 81,1%, respectivamente.