La Razón en Afganistán
«Afganistán ha sido la operación más exigente por la amenaza»
Cuando llegaron a Afganistán en mayo, tanto él como sus hombres, pertenecientes a la Brigada de Infantería Ligera «Canarias XVI», tenían una misión muy clara y, sobre todo, diferente a la de sus antecesores: culminar el repliegue de las tropas españolas desplegadas en Qala i Naw, cuya base será traspasada al Ejército afgano antes de que acabe el mes. Por ello, el coronel José Luis Murga lleva meses analizando la enorme sábana de papel que es el calendario detallado de la salida de la que ha sido la principal base española en Afganistán. Un lugar en el que, asegura, «los militares españoles han pagado un precio con su esfuerzo y sus vidas».
–Se acerca el final... ¿qué balance hace de la misión española?
–El balance es tremendamente positivo. Hay que ver el punto de partida. Cuando llegamos a Badghis en 2005 era una zona aislada, sin servicios básicos, no había Ejército y la Policía controlaba dos o tres ciudades pero era incapaz de salir de ellas porque no tenía armamento, munición o vehículos. Yo estuve aquí en 2006, en 2009 y ahora en 2013, y he visto la evolución. Uno viene a Qala i Naw ahora y le impresiona. En 2005 no habia aeródromo, hicimos uno; no había puente para entrar a la ciudad, hicimos uno; no había calles hormigonadas, se empezaron a hacer; no había hospital y ahora hay uno que es una maravilla... El conjunto de la aportacion española hay que mirarlo en términos de seguridad, de desarrollo y de gobierno. En esas tres ramas hemos notado los cambios.
–Le toca la «papeleta» del repliegue, el momento más complicado. ¿Cómo lo afronta?
–Primero, con un planteamiento extraordinariamente detallado. La primera actividad de este contingente cuando llegó era confeccionar un plan detallado del desmantelamiento de la base. Lo iniciamos en febrero y empezamos a hacer nuestros primeros borradores. El plan lo reajustamos y trabajamos mucho porque inspeccionamos y visitamos cada unidad, tuvimos que ver todo lo que había en las instalaciones para identificar el material y trasladarlo a volúmenes y contenedores que fuéramos capaces de transportar. El resultado fue una matriz de sincronización, una sábana enorme que marca todas las unidades, fechas... Ahora queda lo más difícil, cuando empecemos a disminuir fuerzas.
–La base ha sido el principal símbolo de España en Afganistán. ¿Qué sienten al irse?
–Me ha costado mucho desde el primer momento mentalizar a los militares de este contingente de que nuestra misión era el desmantelamiento y el repliegue, porque vienen con ilusión y ganas de hacer las mismas misiones que otros contingentes. Pero yo les tenía que decir que nuestro cometido es dejar de hacer actividades en beneficio de ISAF y hacerlas en beneficio del repliegue. Lo han asumido y están involucrados. En cuanto al sentimiento, muchísimos de este contingente han pasado varias veces por aquí, han estado en Moqur, en Ludina... Hay una empatía y sin duda da pena, porque hemos puesto mucho esfuerzo. Los militares han pagado aquí un precio con su esfuerzo y sus vidas. Sentimos orgullo de todo lo que se ha hecho.
–¿Sera usted el que oficialice el traspaso de la base?
–He pedido la delegación de firma del ministro para la entrega de los documentos. No sé si me la darán o vendrá otra autoridad.
–¿Está preparado el Ejército afgano para garantizar la seguridad en la provincia?
–La tercera brigada está capacitada para asumir la responsabilidad de la seguridad de Badghis. No me cabe la menor duda. No podemos decir, o sería algo osado, que es capaz de asegurar toda la provincia, pero sí de asegurar las principales ciudades y vías de comunicación. El Ejército de Afganistán tiene unas capacidades que aún no han alcanzado estándares occidentales pero sí estándares para estos países de Asia central, suficientes para mantener el control.
–¿Qué recuerdo se lleva?
-Son muchos. Lo primero, encontrarnos con una cultura que es muy diferente y con la que es muy difícil conectar incluso después de estar trabajando muchos días juntos. Para eso nos apoyamos en quienes llevan mucho tiempo aquí trabajando en la base y en los intérpretes. Es impresionante como estas personas son capaces de trasmitirnos consejos sobre cómo son las cosas aquí. Después está nuestro compromiso con la misión. La misión de Afganistán es muy dura por la lejanía, por el propio escenario, la orografía, el clima, el nivel de amenaza... Es la operacion más exigente respecto a la amenaza. Aquí todoslos militares asumen responsabilidades importantes.
–¿Cómo ve el pueblo afgano a los militares españoles?
–La percepción es diferente. Hay una percepción a nivel institucional o gubernamental. En la provincia, el gobernador o las autoridades locales tienen un gran concepto de España. También en esta provincia notamos cercanía a otro nivel con la jefatura de Policía, departamentos de la mujer o institutos, porque por donde nos movemos al final tratamos de mandar el mensaje de que estamos para apoyar a las autoridades en busca del desarrollo. Hay una gran mayoría de la población que está agradecida. Pero es innegable que en Afganistán hay otro grupo que es la insurgencia o el grupo de personas que no apoyan al Gobierno afgano que son quienes mandan mensajes antiamericanos, antiextranjeros. Son los menos, pero representan una amenaza.
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