Memoria Histórica
El alcalde del PP que tendría que dejar sin calle a su propio padre
Una comisión revisará en Málaga la vía dedicada al progenitor de Francisco de la Torre, que lleva 25 años como primer edil
El revisionismo histórico hace de nuevo parada en Málaga capital, donde ya en 2006 fueron eliminadas las calles dedicadas a los generales Sanjurjo, Mola y Queipo de Llano y una avenida del Generalísimo.
Desde que se activara la Ley de Memoria Histórica de Zapatero un año después, la izquierda no ha dejado de apuntar al resto de vías con nombres que considera deben ser erradicados por sus reminiscencias con el régimen de Franco. Así, en la ciudad pervive la barriada Haza Cuevas, junto a Ingeniero de la Torre Acosta –padre del actual alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre–, conformada por casi una veintena de calles dedicadas a militares franquistas como Capitán Huelin o Alférez García Valdecasas.
Colaboración de la UMA
Ya en 2015, el equipo de Gobierno del PP en el Ayuntamiento de Málaga decidió retomar la Comisión de Memoria Histórica, con representación de los cinco grupos de la corporación y la colaboración de la Universidad de Málaga (UMA).
Tres años después, se firmó un convenio con la UMA para llevar a cabo un estudio minucioso del callejero con denominaciones que tuvieran connotaciones franquistas, a través de proyectos fin de Grado o fin de Máster propuestos a los alumnos de sus propias cátedras.
Aparte de grandes héroes de la aviación franquista, como Carlos de Haya –el nombre del hospital, antes Carlos de Haya, cambió en 2013 a Hospital Regional– o su concuñado, Joaquín García Morato, destaca, por su parentesco con el regidor, el de Torre Acosta. «No nos va a temblar el pulso si hay que llevar a la comisión y en última instancia al pleno el cambio de nombre de la calle Ingeniero De la Torre Acosta, padre del actual alcalde», avisó en su día IU.
El alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre (PP), aseguró por su parte que el renombramiento de las calles malagueñas se hará «con el cumplimiento de la ley y con la máxima sensibilidad en este tema».
Su progenitor, Francisco de la Torre Acosta, fue alférez provisional, teniente y capitán en el bando franquista durante la Guerra Civil. Participó en el frente de Teruel y en la batalla del Ebro, pero si en la ciudad se le recuerda es por su persistente labor reivindicativa a favor de una universidad para Málaga.
Fue este el motivo por el que, el l 4 de junio de 1971, José Mir Bonet, arquitecto municipal, solicitó a la corporación la concesión de una calle con su nombre.
En este contexto, el consistorio siempre ha defendido la necesidad de hacer una criba para conocer el grado de vinculación de cada uno de los protagonistas con el alzamiento de 1936 o la dictadura. En el caso de los aviadores, la Comisión de Memoria Histórica encargó sendos informes para determinar la participación exacta de De Haya y García Morato en la sublevación militar y en los bombardeos de la Guerra Civil que se les atribuye, aparte de indagar sobre sus méritos en el Archivo General Militar de Segovia.
Sobre Carlos de Haya, la conclusión fue que no hay documentación que respalde su implicación en «La Desbandá» –el ataque a la población civil en la carretera de Málaga a Almería– y en cuanto al segundo solo hizo que engrosar su hoja de servicios con episodios de respeto al enemigo.
Muerte en una exhibición aérea
Hay que recordar que los restos de este último fueron reinhumados discretamente por su familia en 2021. Estaba enterrado desde 1971 en la capilla de la cofradía de la Misericordia, cuyo Hermano Mayor Honorario es el Ejército del Aire, y llegó allí después de haber reposado desde su muerte en una exhibición aérea, el 4 de abril de 1939, en el malagueño cementerio de San Miguel. Sus allegados quisieron atajar polémicas como las que generaba la sepultura de Queipo de Llano en la basílica de la Macarena en Sevilla.
Es ahora cuando de nuevo existe compromiso de recuperar la Comisión de Memoria Histórica –en la que participarán entidades memorialistas como la Asociación contra el Silencio y el Olvido–, para consignar un inventario de símbolos franquistas y propagandísticos de la exaltación del golpe de Estado de 1936; la retirada de los nombres relacionados con la dictadura que perviven en el callejero municipal; la puesta en marcha de un Centro de Interpretación Democrática; ubicar otro centro de interpretación en la antigua cárcel de Cruz de Humilladero e incorporar elementos de señalización en aquellos espacios declarados de Memoria Democrática en el catálogo institucional. Este último es el caso de la Cruz de Torrijos, que recuerda a los liberales fusilados por orden de Fernando VII en 1831.