Crónica del domingo
Báñez y los ex que «pelotean» a Feijóo
Antiguos ministros de Aznar y de Rajoy cortejan al líder de los populares para colocarse en su Gobierno. Critican la falta de peso del actual equipo económico del PP
La expectativa de llegar al Gobierno es mano de santo en todos los partidos. Silencia discusiones, olvida temporalmente afrentas y cierra heridas ante esa fuerza de la ilusión colectiva en entrar, de una manera o de otra, en el nuevo reparto de puestos que vendrá con el desembarco en La Moncloa.
Alberto Núñez Feijóo aprovechó la última reunión de la Junta Directiva Nacional del PP para rebajar las expectativas mediáticas, que pueden descafeinar, por excesivas, hasta un buen resultado en las urnas, y también para bajar los pies al suelo a su partido, para que no caiga en un exceso de confianza que frene la velocidad de la maquinaria electoral.
Pero esa sensación de que el PP puede recuperar el poder en las elecciones generales, que, salvo sorpresa, se celebrarán en diciembre, está sirviendo para que destacados exministros y referentes de los Gobiernos de Aznar y Rajoy se den ya codazos por ver quién se posiciona mejor ante Feijóo. O dicho de otra manera, por ver quién le hace mejor la corte para que sea el señalado cuando deba formar gobierno.
Así, en Génova observan cómo se han ido multiplicando lo que en la calle se conoce como «pelotas». Llaman, ofrecen «papeles» y se venden de puertas afuera como gurús de referencia de Feijóo y de su equipo. También se encargan de ir diciendo que los que están ahora batiéndose el cobre en el partido, dentro del área económica, no tienen preparación suficiente ni talla para llevar esa responsabilidad en un Gobierno de Feijóo. Este círculo de exministros, que se quieren ver de nuevo en el Gobierno, y a poder ser en tareas de vicepresidencia, echan arena sobre la figura del vicesecretario económico del PP, Juan Bravo. También van contando que en Génova falta contenido y potencia para llevar los temas económicos, pero que, afortunadamente, ya están ellos para cubrir los déficits de la dirección actual.
En este club de ex que quieren volver de nuevo a la política está la que fuera ministra de Trabajo, Fátima Báñez.
Bien colocada en la CEOE, la pérdida de poder adquisitivo que supone abandonar la actividad privada no es un problema para ella porque familiarmente tiene un buen colchón, y, cubierto este flanco, es más fácil dejarse llevar por la atracción del poder. Cuentan quienes mantienen buena relación con ella que quiere volver al Gobierno, pero quien ya ha sido ministra de Trabajo no puede aspirar más que a entrar como vicepresidenta. Báñez se molesta cuando se la deja fuera en las crónicas políticas que glosan los nombres del equipo de máxima confianza de Feijóo, a pesar de que ha estado en el núcleo duro de la exvicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. Y ésta, desde el poder absoluto que acumuló, hizo de todo para zancadillear la proyección nacional de Feijóo, al que siempre se le señaló como el sucesor natural de Rajoy. Santamaría y Báñez fueron uña y carne, y hoy siguen teniendo una estrechísima relación personal. Pero en política hay quien tiene una capacidad extraordinaria para amoldarse, como buen camaleón, al contexto, y este caso es un ejemplo, ya que de compartir confidencias y maniobras con Sáenz de Santamaría contra Feijóo, ahora la exministra se presenta como una de las que más susurran al oído del político gallego.
Algo parecido ocurre con el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, de quien en el partido también dicen que ambiciona volver a España como todopoderoso y único vicepresidente de un Gobierno de Feijóo. No es para menos viniendo del BCE, y es la puntilla que se le quedó clavada en su competencia con Cristóbal Montoro en el Gabinete de Rajoy.
La lista de exministros con ambición de volver al Gobierno es amplia, y habría que meter también en ella a los hermanos Nadal, por ejemplo. Muchos candidatos para un Gobierno que, de llegar a formarse, está obligado a ser ejemplar en el número de carteras, al menos si quiere ser coherente con el discurso crítico que ha usado contra la coalición que preside Pedro Sánchez. Además, tampoco se puede adelantar a día de hoy que ese hipotético Ejecutivo no tuviera que entrar en reparto con Vox, aunque en Génova aseguren que trabajan para cegar esta hipótesis.
La historia de los Gobiernos que formó Feijóo en la Xunta permite sacar varias conclusiones: el líder gallego no anticipa nunca escenarios sobre quién estará en su equipo, y los que se dicen más próximos cuentan que hasta el momento en que lo hace oficial, «no lo sabe ni el cuello de su camisa». También ha demostrado que le gusta mirar más hacia el futuro que al pasado. Esto, aplicado al momento actual, podría llevar a interpretar que, de tener la posibilidad de formar gobierno, no veremos un Ejecutivo presidido por Feijóo que sea un remiendo de lo que hicieron en el pasado Aznar y Rajoy.
De hecho, los expresidentes tienen todavía hoy valor interno, si suman a la imagen de unidad en el partido, pero en el PP admiten que ninguno de ellos es ya un gancho electoral en el votante del centroderecha.
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