Audiencia Nacional
El ex tesorero ratifica que Rajoy echó a Correa
Bárcenas. Declara ante el tribunal que había una «contabilidad extracontable» que él se encargaba de gestionar junto a su antecesor Álvaro Lapuerta. Reconoce que manejó esa «caja B», pero niega que se apropiara de parte de esos fondos
Bárcenas. Declara ante el tribunal que había una «contabilidad extracontable» que él se encargaba de gestionar junto a su antecesor Álvaro Lapuerta. Reconoce que manejó esa «caja B», pero niega que se apropiara de parte de esos fondos
Luis Bárcenas tenía claro lo que quería decir, y apenas necesitó una hora para decirlo. Lo demás fueron fuegos de artificio tratando de justificar, con escasa fortuna, la rentabilidad de sus inversiones en obras de arte. El ex tesorero del PP aseguró ayer al tribunal del «caso Gürtel» que fue Mariano Rajoy quien cerró la puerta a Francisco Correa en 2003, después de que un empresario le advirtiese de las prácticas supuestamente ilícitas del cabecilla de la trama corrupta. Pero, al mismo tiempo, el ex senador admitió la existencia de una «caja B» en su antiguo partido, a la que eufemísticamente se refirió hasta en cuatro ocasiones como «contabilidad extracontable», de la que se encargaba junto a Álvaro Lapuerta, su antecesor al frente de las finanzas populares, y en la que no implicó a ningún otro alto cargo del PP. Durante sus más de cinco horas de declaración judicial, Bárcenas fue desvinculando de cualquier conducta delictiva tanto a su esposa, Rosalía Iglesias, como a varios ex altos cargos del PP procesados y, aunque reconoció que las donaciones de empresarios engordaban la «contabilidad extraoficial», negó que se quedara con dinero alguno de esa «caja B» y rechazó que los constructores aportaran esos fondos a cambio de adjudicaciones. Lo hacían, insistió, «a cambio de nada», porque querían «echar una mano» al partido, que sobre todo a partir del asesinato de Gregorio Ordóñez en 1995 tenía problemas para pagar la seguridad de sus concejales. A lo sumo, reconoció que aportaban esas cantidades «para tener relación, para que les reciban, para ese tipo de cosas absolutamente inocuas».
A preguntas de la fiscal Anticorrupción Concepción Sabadell, Bárcenas se mostró menos convincente cuando intentó explicar su fugaz desempeño, entre 2002 y 2004, como inversionista en obras de arte, una de las actividades (junto a los rendimientos de sus acciones y activos financieros) con las que pretende justificar los 48 millones de euros que llegó a acumular en cuentas suizas.
El ex tesorero del PP hizo hincapié en que «siempre» se pagó sus viajes, aunque, eso sí, admitió que Correa tuvo «un par de atenciones» y, aprovechando plazas libres en paquetes turísticos comercializados por una de sus sociedades, le regaló dos viajes, uno de ellos a Nueva York, como «deferencia», al igual que hacía «con muchas personas del partido» al que en esas fechas organizaba las campañas electorales.
Bárcenas explicó al tribunal, presidido por el magistrado Ángel Hurtado, que siempre tenía un «remanente de efectivo» en una caja fuerte de su despacho, alrededor de 25.000 o 30.0000 euros anuales, y negó la acusación de Correa de haber cobrado de éste comisiones en su casa y en la sede del PP en la calle Génova. Ahí sí se esforzó en mostrarse especialmente contundente. Su relación, según contó, se limitaba al terreno profesional, al tratarse de un «proveedor de empresas». Y no ahorró palabras para justificar por qué en 2003 se rompió ese vínculo: «En un momento dado, al señor Correa se le subió a la cabeza el nivel de relaciones que tenía, lo bien que le iba. Pensó que el PP era suyo». Ese distanciamiento lo explicitó con una imagen muy gráfica: «Le colgué el teléfono dos veces, y yo nunca le he colgado el teléfono a nadie».
El ex responsable de las finanzas del PP coincidió con Correa en que, con la llegada de Rajoy, el PP cerró el grifo a la trama corrupta, pero a diferencia de aquél, no situó las causas en la mala relación de su número dos, Pablo Crespo, ex secretario de Organización del PP gallego, con el nuevo mandatario. Bárcenas dijo que el empresario Joaquín Molpeceres, presidente de Licuas, y su yerno fueron los que denunciaron a Rajoy y Lapuerta las supuestas actividades ilícitas de Correa, quien se ufanaba, según comentaron, de que cualquiera que quisiese contratar con el PP «tenía que pasar por su despacho». Ese mismo día, según Bárcenas, el empresario efectuó una donación de 60.000 euros al Partido Popular.
La decisión de dejar de contratar con la trama y de que Correa «ya no entre en el partido» se tomó, según su relato, en una reunión entre Rajoy, Lapuerta y el entonces secretario general de la formación, Ángel Acebes. Él mismo, como gerente, se encargó de comunicarla por escrito a todas las sedes regionales. Sólo Francisco Camps rechistó y comunicó a Lapuerta –cuenta Bárcenas–- que pensaba seguir contratando con Orange Market, una de las sociedades de Correa, porque su responsable, el también procesado Álvaro Pérez «el Bigotes», era «un genio» y le hacía unos precios «ajustadísimos». El ex senador popular negó igualmente que intermediara en la adjudicación de contratos públicos a empresas de la trama a cambio de comisiones. Él y Lapuerta se limitaban a «anotar las cantidades», a llevar un control de entradas y salidas en esa contabilidad opaca, porque Lapuerta, «que era el máximo responsable, quería tener la certeza de que todo estaba perfectamente controlado», por lo que era «absolutamente imposible» que él se quedase con casi 300.000 euros destinados a comprar acciones de Libertad Digital, como sostiene Anticorrupción en su escrito de acusación (la mitad en connivencia con el propio Lapuerta). Para Bárcenas «es una broma» suponer que, «teniendo el nivel de interlocución que tienen empresarios como Juan Miguel Villar Mir o Florentino Pérez, tuviesen que recurrir al gerente del partido para lograr adjudicaciones». En esa hora en la que Bárcenas concentró la parte mollar de su declaración, el ex tesorero del PP exculpó también al ex ministro de Fomento Francisco Álvarez Cascos –«en 2003 no tenía nada que ver con el partido»–, al ex diputado popular Jesús Merino –«no tenía capacidad de influir en nadie»– y al que fuera alcalde de Pozuelo, y también procesado, Jesús Sepúlveda, de quien dijo estar convencido de que «no ha recibido nada de Correa».
En su segunda jornada de declaración, Bárcenas tendrá que afrontar hoy el interrogatorio de la fiscal Anticorrupción respecto al origen de su fortuna en Suiza, según él proveniente de su actividad profesional al margen de la política.
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