El caso Carromero

Carromero: «No podría vivir siendo cómplice con mi silencio»

El joven dirigente condenado en Cuba por el accidente que le costó la vida a Oswaldo Payá y Harold Cepero cuenta los detales de lo ocurrido en una entrevista en el "The Washington Post". Relata que no fue un accidente sino que un coche que les venía siguiendo les golpeó. Confiesa que en el vídeo difundido por el Gobierno cubano estaba drogado y coaccionado."Me limité a leer una declaración que me dieron".

Carromero: «No podría vivir siendo cómplice con mi silencio»
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Angel Carromero, el joven dirigente del PP ha roto su silencio. En una entrevista concedida al diario norteamericano "The Washington Post"relata lo ocurrido en el accidente en el que perdieron la vida los disidentes Oswaldo Payá y Harol Cepero. Por este suceso, fue condenado en Cuba por homicidio imprudente y, a pesar de haber sido extraditado a España, cumple la pena en régimen de tercer grado por el cual tiene aún que llevar una pulsera telemática.

Según relata el propio Carromero, Oswaldo Payá pidió el día del trágico accidente que le llevara a visitar a algunos amigos ya que él no tenía los medios para viajar alrededor de la isla. Destaca que viajaban los cuatro en el coche: Payá y Cepero en la parte trasera y Jens Aron Modig, el joven dirigente sueco como copiloto y él de conductor. "Nos estaban siguiendo desde el principio. De hecho, en cuanto abandonamos la Habana un tweet de alguien cercano al gobierno cubano anunció nuestra salida: "Payá está de camino a Varadero", narra Carromero, que señala que Payá le indicó que "desgraciadamente eso era normal".

El joven dirigente asegura que cuando pararon a repostar, el coche que les venía siguiendo también paró y esperó a que continuaran la marcha. Tras pasar la frontera provincial, cree que el vehículo que les seguía cambió. Hasta entonces les seguía un "viejo Lada rojo"y en ese momento apareció un coche más nuevo que empezó a acosarles y a "ponerse muy cerca". Payá y Cepero le indicaron que podrían ser miembros del partido comunista porque llevaban una matricula gubernamental. "Estaba asustado, pero Oswaldo me dijo que no parase a menos que no nos hiciesen una señal o nos forzasen a hacerlo. Conducía cuidadosamente, sin dar ninguna razón para que nos parasen". Según recuerda, la última vez que miró por el retrovisor el coche estaba más cerca y de repente sintió "un estruendoso impacto por detrás", entonces perdió el control del coche y la consciencia. "Desde entonces, mis recuerdos no son claros, quizá por la medicación que me dieron".

Carromero relata que cuando recuperó la consciencia se encontró solo, en una "furgoneta moderna"sin saber cómo había llegado hasta allí.

Cuando llega al hospital, el joven dirigente del PP habló con una oficial uniformada a quien le contó lo ocurrido. "Ella tomó notas y mi declaración para que la firmara. El hospital, que era civil, de repente se militarizó y me vi rodeado por soldados uniformados". Pasó varias pruebas médicas y varios días sedado sin saber a dónde le llevaban. No recuerda los mensajes de auxilio que escribió ya que le quitaron el teléfono cuando lo sacaron del coche y sólo fue capaz de utilizar el móvil de Aron el tiempo que coincidieron en el hospital. Dice que los mensajes en los que pedía ayuda no los recordó hasta que llegó a España y se los enseñaron.

En la entrevista explica cómo fueron sus días en en la cárcel de 100 y Aldabó y cómo se grabó el vídeo en el que aseguraba que todo había sido un accidente.

"Empezaron a grabarme todo el tiempo, y lo hicieron hasta el último día en el que estuve en Cuba". Cuando le preguntaron sobre lo que había pasado repetía lo que declaró la primera vez. "Se enfadaron. Me advirtieron de que era su enemigo y de que era muy joven para perder mi vida. Uno de ellos me indicó que lo que había contado nunca pasó y que debería ser cuidadoso porque, dependiendo de lo que dijese, me podía ir muy bien o muy mal". Un señor que se identificó como un "experto del Gobierno"le narró la versión oficial de lo ocurrido. "Estaba fuertemente drogado y era dificil para mí entender los detalles que me pedían que repitiese". En dicha grabación se mencionaban las palabras "gravilla, terraplen y árbol", tres cosas que Caromero no recordaba. En la declaración dijo que iba a una velocidad excesiva, pero el dirigente del PP no está de acuerdo con eso ya que Oswaldo era "muy prudente". "La última velocidad que ví era de 70k/h. Con el golpe no saltaron los airbags, no se rompieron las ventanas y tanto yo como el copiloto no resultamos heridos", asevera.

Cuando llegó a la cárcel en Bayamo, la recuerda como la "peor cosa que he vivido nunca"un lugar en el que permaneció incomunicado y no veía la luz del día. "Andábamos entre cucarachas hasta que me llevaron a la celda de enfermería junto con otro preso cubano. Las condiciones eran deplorables". Un retrete sin cisterna, un chorro de agua que caía del techo una vez al día eran las concidiones de la prisión. "Las imágenes vienen a mí y solo deseo que sean pesadillas y no recuerdos".

Respecto a las circunstancias en las que se grabó el vídeo indica que fue presionado. "Como se puede ver, mi cara y mi ojo izquierdo están hinchados y hablo drogado. Me limité a leer el cuaderno que me habían dado con la declaración oficial. De hecho, se me puede ver leyendo expresiones cubanas que no conozco como accidente de tránsito (en España es accidente de tráfico)". A la vez, según recalca, se le ve dirigiendo la mirada a la esquina derecha que era donde estaba el oficial que tomaba notas. "Confiaba que nadie pensara que el vídeo fue grabado libremente o que lo que decía correspondía a lo que había pasado realmente".

Carromero se reafirma en que nadie le mandó a Cuba y que fue por sus vacaciones como muchos que apoyan a los disidentes. "Admiro a los defensores de la paz y la libertad y la democracia como Oswaldo, que es muy conocido en España".

También destaca que el juicio en Bayamo "fue una farsa", pero que tuvo que "aceptar el veredicto sin recurrirlo para tener la mínima posibilidad de salir de aquel infierno". "Aún así decidí en el último momento no declararme culpable pensando en Alan Gross (un contratista americano condenado a 15 años de prisión por llevar equipamiento de telecomunicaciones ilegalmente en Cuba)", añade.

Por último, Carromero asegura que no tienen intención de hablar sobre esto a pesar de las acusaciones a las que es sometido dirariamente y a las "amenazas de muerte"que ha recibido en España. Además, reconoce que ha tenido que declarar ante notario la experiencia vivida para que al menos la verdad sea conocida "si algo me ocurriera". ¿Por qué habla ahora? Porque la familia de Payá "siempre"ha defendido su inocencia y al conocer a la hija de Oswaldo no pudo "ocultar la verdad más tiempo". No sólo se considera inocente sino que también se ve como una víctima que podría "estar muerta ahora"y es consciente de que esta decisión puede derivar en más "ataques brutales de los medios cubanos"contra él. "No me merezco ser considerado culpable de un homicidio imprudente y, por encima de todo, no podría vivir siendo cómplice con mi silencio".