Política
Cervera, expulsado de la tierra de Mordor
Para el ex diputado, Navarra se convirtió en un «país de sombras» con un personaje que le tendió una «trampa»
Está abatido. Se le nota en la voz entrecortada. Son las horas más amargas de su carrera política y humana. Todas las fotografías, las distinciones, los proyectos, las ilusiones de estos 24 años entregado al servicio de los ciudadanos caben en tan sólo tres o cuatro cajas de cartón. Santiago Cervera, ex diputado del PP, miembro de la mesa del Congreso fue a última hora de la tarde del jueves a recoger sus recuerdos tras presentar su dimisión al ser imputado en un presunto caso de chantaje al presidente de Caja Navarra, José Antonio Asiáin.
Sus palabras transmiten una gran desilusión. Ha descubierto el sabio consejo de Baltasar Gracián en el «Arte de la Prudencia»: «Nuestra vida se complica como una comedia con desenlace final: atención a que termine bien». Y en eso está Cervera. Vive estas horas «en tránsito», respondiendo los mensajes de cariño que le llegan y pendiente de su abogado y demostrar su inocencia «cuanto antes». Pasa las horas convencido de que necesita entereza, seguridad y sobre todo, prudencia. Tal vez lo que le faltó el día que recibió el correo anónimo que le instaba a recoger un sobre con «información relevante» del caso Caja Navarra, un asunto que desde hace unos años le obsesionaba. Denunciaba con vehemencia las malas prácticas y corruptelas que habían conducido a la entidad a la ruina, pero, en conversación con LA RAZÓN subraya: «No quiero hacer de esto el caso Caja Navarra». Desconocía que no sólo él había recibido un email. El 5 de diciembre, el presidente de Caja Navarra denunció que le estaban chantajeando por 25.000 euros para evitar la difusión de la acusación de haber facturado desde su despacho de abogado importantes cantidades a esa entidad financiera. El remitente instaba a Asiáin a dejar el dinero en un sobre en el parque de la Media Luna de Pamplona, en la rendija de la muralla. Los agentes detuvieron al que acudió a recoger el señuelo: Santiago Cervera.
Navarra se había convertido para el ex diputado Cervera en tierra de Mordor, «el país de las sombras». De esta forma se refería siempre, en sus conversaciones coloquiales y en sus twits, a la comunidad foral. Las rutas de castillos y fortalezas del Reino de Navarra y su sugerente variedad de paisajes se habían transformado para él en la tierra de los orcos habitada por un personaje maligno que le tendió una «trampa» de la que se considera «víctima».
La historia evoca el guión de película sobre «cómo acabar con un congresista». Una trama misteriosa en la que el email «trampa» que recibe Cervera resulta ser de un servidor de Ucrania a pesar de estar redactado en un perfecto y culto castellano que apunta a alguien que maneja muy bien el léxico, la literatura... Por otro lado, las fechas de los correos contienen una curiosa coincidencia con las circunstancias que se vivían en Caja Navarra. Un día antes de la denuncia de Asiáin, se dio a conocer el nuevo organigrama del Gobierno de Caja Navarra. Por su parte, Santiago Cervera, recibe el correo que le insta a recoger un sobre una semana después de que en la entidad se hablara de una «reducción de personal» considerable. Para Cervera esto es «como un choque de trenes en el que me han metido en escena, pero para que el asunto estalle». Ésta es una de las hipótesis. Baraja hasta doce y prefiere no pensar que haya sido para acabar con su carrera. No descarta nada e incluso algunos le han sugerido que puede tratarse de «un juego de rol». «Quien ha hecho esto me conoce, sabe que este tema me empujaría a buscar información. He nacido en el mismo lugar topográfico donde está ahora Caja Navarra, fui consejero de la entidad y para mí es el emblema de Navarra», asegura. En un principio pensó que se trataba simplemente de «una broma o algo relevante», pero nunca de una «trampa».
Pero... ¿tantos enemigos tiene?
Sus ex compañeros de UPN y del PP navarro destacan que es «uno de los mejores oradores que ha dado la política navarra». Pero como todo político, tiene sus enemigos, los mismos que incluso defienden que «no es ningún ladrón». Le han tendido una trampa. Tanto en el Parlamento navarro como en la oposición y entre sus compañeros de filas abunda la sorpresa. «Yo he debatido con él sobre corrupción, hace tiempo, y me quedó claro que era la persona más íntegra del mundo», destaca un afiliado de base. «Si él es corrupto, nadie puede fiarse ya de los políticos», subrayan otros. Y todos desean «que se sepa cuanto antes qué ha pasado». Algunos le describen como frío y distante, aunque en realidad es fruto de su timidez. En la cercanía existe un Cervera «transparente, amable, cordial, trabajador, honrado, obstinado en la verdad e intransigente con las malas prácticas de los políticos», destacan los que le han tratado.
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