José Antonio Vera

La coalición a palos

Que se pongan una vez de acuerdo ya es notición

Pedro Sánchez interviene en el Congreso en presencia de las ministras Irene Montero e Ione Belarra, impulsoras de la ley junto al presidente del Gobierno
El presidente del gobierno, Pedro Sánchez, y las ministras Irene Montero e Ione BelarraAlberto R RoldanLa Razón

Sánchez no quería pactar con Iglesias porque no iba a dormir, pero le obligaron al pobre y le está pasando lo que al Médico a palos de Molière, que en un principio no le gustaba la medicina pero cuando le empujaron a ella se dio cuenta del chollo: un buen sueldo, te pagan lo hagas bien o mal, nunca eres responsable del daño causado pues las pifias siempre son de otros, generalmente de los muertos, muy discretos ellos, sin que aún hoy haya noticia de un muerto que se queje del médico que lo mató. Lo dice Molière. De modo que esta coalición a palos es bastante cómoda, pese a estar cada día a tortazo limpio entre unos y otros. Tienen coches estupendos, salarios más que dignos, secretarias y jefes de gabinete, cobran todos los meses lo hagan bien o mal y nunca son responsables de nada, pues cuando no es culpa de Rajoy o del PP es porque hubo un maldito virus, qué fatalidad, que mató a miles de personas, un volcán que ennegreció el medio ambiente, una inflación galopante que ha montado Putin con sus bombas y unos violadores que salen a la calle porque los jueces en España son fascistas recalcitrantes que odian a las mujeres.

La coalición, en realidad, bastante tiene con zurrarse día tras día por cualquier motivo mayor o menor, ora el tope alimentario, ora el sí-es-sí o los alquileres, ora la ley «mordaza». La cosa es no perder oportunidad para que unos ministros contradigan a los otros, se peleen entre sí o pongan en evidencia sus carencias ante un país ya agotado de gatuperio. Solo que ellos han descubierto el chollo de ser ministro de este Gobierno-a-palos que no es responsable de nada y culpa a la gente de cuanto sucede.

Están para criticar o comentar, no para solventar problema alguno. La última ola de improperios le ha caído al presidente de Mercadona. En vez de agradecer los miles de puestos de trabajo que ha creado o crea cada año, o el presupuesto que lleva invertido en contener los precios en sus supermercados, le reprochan a Juan Roig que gane dinero con su negocio. Los empresarios no deben ganar dinero, sino perderlo. El empresario chupa la sangre del proletariado. Por eso mejor que no haya empresarios, y si los hay, que paguen en impuestos todos sus beneficios para mantener a esta casta dirigente que bastante tiene con discutir, con pelearse Belarra con Montero, Montero con Calviño, o por no hacer nada como Garzón o Subirats. O como Iceta mismamente. Le estalla una trama de corrupción arbitral y ni se entera. Y eso que tenía como segundo en el Consejo Superior de Deportes a uno de los investigados, el tal Albert Soler, socialista del PSC como él. No, pero Iceta no sabe nada. Él solo está para cobrar, pasear y, en su caso, bailar. En eso es casi un profesional. Iba para cisne negro y le hicieron político a palos. Ahora ya no podría vivir sin el coche oficial. Como Sánchez sin su Falcón. Como Irene Montero y su «sex-Pam», con ese presupuesto interminable para derrochar sin miramiento alguno en absurdas campañas de coitos y braguerío. Ellas son así. No querían aliarse, pero ya que lo están habrá que disfrutar.

La culpa siempre es del primero que pasa. La gente sin poder pagar el gas ni la cesta de la compra ni la hipoteca, y el Ejecutivo enlodado en sus bucles intestinales. De modo que cuando consiguen pactar, como Escrivá las pensiones, lo lucen como si de los Pactos de la Moncloa se tratara. Claro, que se pongan una vez de acuerdo ya es notición. Pena que se les olvidara hablar con los empresarios y con la oposición. Los empresarios, que paguen. El PP y los obreros, también. El Pacto de Toledo, al vertedero, las pensiones en el alambre y ellos, a vivir del cuento-cargo. Aunque sea a palos.