Terrorismo

Interior se opone a que Caride y Urrusolo salgan de prisión

José Luis Urrusolo Sistiaga, en la Audiencia Nacional en 2010.
José Luis Urrusolo Sistiaga, en la Audiencia Nacional en 2010.larazon

El Ministerio del Interior, a través de Instituciones Penitenciarias, se había opuesto frontalmente, pero el juez central de vigilancia penitenciaria, José Luis Castro, les ha concedido un permiso de seis días a los etarras José Luis Urrusolo Sistiaga, «Langile», que perteneció a varios «comandos» de ETA, como el «Madrid» y el «Ekaitz»; y Rafael Caride Simón, del «Barcelona», con el que cometió la matanza de Hipercor, con un balance de 21 personas asesinadas.

Según han informado a LA RAZÓN fuentes antiterroristas, Interior e Instituciones Penitenciarias se oponen a este tipo de permisos, entre otras razones por el sanguinario historial de estos individuos, que suman entre los dos un total de 37 asesinatos. Pese a acogerse a la llamada «Vía Nanclares», no han colaborado, que se sepa, con la Justicia en lo que constituye una de las grandes asignaturas pendientes del terrorismo etarra: aclarar las decenas de atentados cuya autoría aún se desconoce.

Caride y Urrusolo abandonaron ayer la prisión alavesa de Zaballa en la que cumplen condena, a la que tendrán que regresar el próximo día 16, según las citadas fuentes.

Desde que se acogieron a la citada «Vía Nanclares» han gozado de otros dos permisos, al igual que la decena larga de miembros de la banda que optaron por alejarse de los postulados de ETA, de la que fueron expulsados, así como de su colectivo de presos (el EPPK por sus siglas en euskera), sin que un plan que se presentaba por el Gobierno socialista de Rodríguez Zapatero como una pieza fundamental para quebrar el «frente de cárceles» haya tenido más resultados que irritar a las víctimas.

Guardia Civil

Al final lo que realmente ha hecho daño a ese «frente» han sido las sucesivas operaciones que la Guardia Civil ha desarrollado contra este entramado, en especial las últimas, denominadas «Jaque» y «Mate», que dejaron al colectivo de los presos de la banda (el citado EPPK ) sin la red de apoyo y transmisión de órdenes que se realizaba a través de abogados, amigos y familiares.

Se utilizaban los famosos «canutillos» en los que iban las consignas enrolladas en una especie de supositorio que se introducía en determinadas cavidades corporales con el fin de sortear la vigilancia que existe en las distintas prisiones españolas.

Urrusolo Sistiaga fue en su momento uno de los pistoleros más peligrosos de ETA, hasta el punto de que, por razones de seguridad, llegó a vivir en una furgoneta en la calle y fabricarse sus propios explosivos.

Se trataba de un individuo inflexible con sus compañeros de «comando», a los que no les pasaba una indisciplina, lo que llevó a enfrentarse con Idoia López Riaño, «Margarita», en un conflicto que tuvo que resolver la propia «dirección» de ETA. Rafael Caride era compañero de «comando» de Josefa Ernaga, la que protagonizó, junto con otros etarras, el brindis por los presos durante las fiestas de San Fermín de este año, tal y como informó ayer LA RAZÓN.