Opinión

Cooperador necesario

De la misma manera que con el anuncio de Aragonès, el PSOE ha asegurado que los pactos de Navarra no son extrapolables a Euskadi.

El presidente Pere Aragonès, durante la conferencia pronunciada este mediodía en el Col.legi d.Economistas de Catalunya sobre "Los retos económicos para Cataluña y la propuesta de financiación singular".
El presidente Pere Aragonès, durante la conferencia pronunciada este mediodía en el Col.legi d.Economistas de Catalunya sobre "Los retos económicos para Cataluña y la propuesta de financiación singular". Alejandro GarcíaAgencia EFE

Aragonès ha anticipado la pregunta del referéndum de autodeterminación que quiere celebrar en Cataluña. Después de casi siete años, la estrategia independentista sigue siendo la misma y sus protagonistas, también.

Después de reformar el Código Penal, indultar a cincuenta condenados por aquellos actos y de aprobar una ley de amnistía para eximir a los demás de responsabilidades judiciales, los independentistas mantienen su determinación de escindir el Estado y exhiben más músculo.

La dirección socialista se ha apresurado a asegurar que no tendrá lugar tal consulta, pero es conocido que la dirección del PSOE suele hacer lo contrario de lo que dice, por tanto, habrá referéndum.

Por otra parte, Bildu tiene claro que si consigue sacar un voto más que el PNV, contará con los votos socialistas para formar gobierno que, probablemente, sea de coalición entre abertzales y PSE.

De la misma manera que con el anuncio de Aragonès, el PSOE ha asegurado que los pactos de Navarra no son extrapolables a Euskadi. Sin embargo, lo que podemos intuir es que Moncloa vuelve a ocultar la verdad. Hace meses que Otegi hizo declaraciones públicas avanzando que los acuerdos de Pamplona eran el inicio de lo que iba a ocurrir en el País Vasco.

Es difícil decir si es más trágico que la palabra de los independentistas y de los abertzales valga más que la del Gobierno o que el PSOE se haya convertido en cooperador necesario de todos los que socavan los cimientos del Estado.

Aunque los ataques que reciben las instituciones públicas proviene de otros sitios, también. Su uso partidista, la injerencia en el Poder Judicial o la decadencia del debate político, enfangándolo todo, son otras formas de erosionar el sistema político.

Sánchez no aclara si conocía el asunto de las mascarillas desde hace meses y solo actúa cuando la información es pública, Díaz Ayuso ataca a Sánchez para consolidar su posición nacional en el PP, el líder socialista emprende una cruzada contra la pareja de la madrileña para diluir las denuncias por los presuntos tráficos de influencia de Begoña Gómez.

Las comisiones de investigación se usan como fuego cruzado, desvirtuando su esencia y la dirección socialista considera mucho más de fiar a Puigdemont, con el que se entrevista en la neutralidad de Suiza o los que hacen homenajes a etarras, que a quién ganó las elecciones de julio. Parece que a Sánchez ya no le gusta tanto el ejemplo portugués como hace cinco años.