Política

El desafío independentista

Puigdemont eleva el desafío con un Govern en Waterloo

El ex president liderará el Consejo de la República, que servirá para proyectar el «procés»

En la imagen, el ex conseller Toni Comín, Carles Puigdemont y Quim Torra, ayer en Waterloo
En la imagen, el ex conseller Toni Comín, Carles Puigdemont y Quim Torra, ayer en Waterloolarazon

Torra trabajará para "convencer a los amigos de la CUP"para que se sumen y espera ver a Puigdemont y Comín en el Palau

Tras meses marcados por las desavenencias y sin plan unitario para afrontar la segunda parte del «procés» y la materialización de la ruptura con el Estado, Carles Puigdemont y Quim Torra trataron de recoser ayer al independentismo en una fallida cumbre que culminó con el anuncio de la puesta en marcha del Consejo de la República. El nuevo organismo, que pretende erigirse en un Govern paralelo en el extranjero con el objetivo de internacionalizar el «procés», echará a andar el 30 de octubre con una puesta de largo en el Palau de la Generalitat, justo tres días después del aniversario de la DUI y de la fundación de la Crida Nacional por la República –el partido que impulsa el ex president–, bajo las riendas de Puigdemont (como presidente) y de Toni Comín, ex conseller de ERC (como responsable).

El Consejo de la República, que nace como entidad privada –no tiene intención de recibir fondos públicos–, tendrá como objetivo «fomentar acciones dirigidas a avanzar en el despliegue de la República catalana». La voluntad inicial era que estuviera compuesto por seis representantes y su presidente, escogidos por una Asamblea de Representantes –a la que deberán rendir cuentas de sus actividades–, aunque ayer no arrojaron más detalles los líderes independentistas –algo que harán el día 30–. Comín, en declaraciones posteriores, reclamó que este ente tenga el mismo peso que las instituciones y las movilizaciones para el despliegue de la República, en una apelación a que no se lo relegue a un mero papel simbólico. Para ello, la primera medida dirigida a darle valor será su presentación, que se llevará a cabo en el Palau de la Generalitat.

Toda esta operación, también, servirá para que Puigdemont trate de recuperar el protagonismo perdido a lo largo de las últimas semanas, en detrimento de Oriol Junqueras, que se ha convertido en el principal interlocutor del independentismo con el Estado a pesar de su encarcelamiento.

En cualquier caso, el encuentro de ayer en Bélgica sirvió para reflejar, de nuevo, las divisiones en las que está sumido el independentismo. Puigdemont y Torra consiguieron maquillar a última hora una cumbre fallida ya que ni partidos ni entidades separatistas estaban dispuestas a asistir a la reunión: sin embargo, finalmente, acudieron, a regañadientes y con representación de segunda fila, ERC, Demòcrates –la escisión independentista de Unió–, JxCat y PDeCat. Por parte de las entidades, estuvieron presentes la Asamblea Nacional Catalana, Òmnium, la Asociación de Municipios por la Independencia y la Asociación Catalana de Municipios. De la CUP, en cambio, no asistió nadie al encuentro, que se llevó a cabo en un hotel, a pocos metros de la Casa de la República, la casa donde reside Puigdemont y que se convertirá en la sede del Consejo de la República.

La presión de la CUP

Y es que los anticapitalistas, precisamente, califican este ente como un «elemento simbólico» que no conducirá a la ruptura con el Estado. De hecho, el portavoz en el Parlament, Carles Riera, dejó la puerta abierta a que en el Pleno que arranca mañana los cuatros diputados cuperos dejen los escaños vacíos en alguna votación, con la voluntad de boicotear la actividad parlamentaria del Govern de Torra por «autonomista», según precisó en una entrevista en TV3. Asimismo, definió en los mismos términos el Foro Cívico y Social del Debate Constituyente, un foro que servirá para impulsar el proceso constituyente. Hoy Torra presentará, en una comparecencia en el Palau de la Generalitat, al consejo asesor, que se encargará de articular un debate constituyente en toda Cataluña para poner las bases de la futura Constitución catalana. En este sentido, el president ha insistido siempre que el proyecto de su legislatura va de la «restitución a la constitución». Lo primero, ya se ha demostrado imposible, y ahora intentará lo segundo con este organismo. De esta manera, con el Consejo de la República y el Foro Cívico y Social del Debate Constituyente, Torra tratará de contener las críticas de las bases independentistas, que han arreciado en las últimas semanas ante los inexistentes avances hacia la construcción de la República, hasta el punto de recibir muchos abucheos el 1-O. Finalmente, ERC, que envió al presidente de su grupo parlamentario en el Parlament, Segi Sabrià, a Waterloo, aseguró que el Consejo de la República debe convertirse en un «instrumento útil» para aplicar el mandato del 1-O.