Misión de la ONU

España, ante el reto de evitar que Líbano se convierta en Gaza

El teniente general español Aroldo Lázaro lidera a más de 10.400 cascos azules, 700 de ellos españoles, en un polvorín a punto de estallar por los enfrentamientos entre Hizbulá e Israel

Misión de la ONU en Líbano
Misión de la ONU en LíbanoTania NietoLA RAZÓN

«Si Hizbulá decide iniciar una guerra total, entonces por sí solo convertirá a Beirut y el sur de Líbano en Gaza». Estas recientes palabras del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, reflejan claramente la situación que se vive en la frontera entre Israel y Líbano, donde en los últimos meses se han intensificado los ataques entre la milicia libanesa de Hizbulá y el Ejército israelí. Una zona en la que, además, hay más de 10.400 cascos azules de 47 países como parte de la misión de la ONU en Líbano (UNIFIL), liderada por España. De ahí que el teniente general español al mando, Aroldo Lázaro Sáenz, avisase el viernes (en una videoconferencia con la ministra de Defensa, Margarita Robles) de que esa situación que viven es «tensa, volátil e impredecible».

Porque aunque los enfrentamientos en la «Blue Line» (la frontera entre ambos países fijada por Naciones Unidas) son algo cotidiano en la zona, sí que como consecuencia de la guerra se han intensificado y, tal y como ha alertado el teniente general en varias ocasiones, «todos los días» se producen enfrentamientos en un área vigilada y patrullada constantemente por los cascos azules, avisando de que la «principal preocupación es que un error de cálculo, un malentendido, escale rápidamente la situación». Y eso es lo que tratan de evitar tanto el teniente general Lázaro como el resto de la fuerza multinacional, dentro de la cual hay unos 700 españoles que, además de a pie, también vigilan esta tensa frontera desde los dos puestos de observación bajo su control.

Y uno de ellos, por uno de esos «errores de cálculo», sufrió hace pocos días el impacto de fuego de artillería israelí durante un ataque a posiciones de Hizbulá. Fue en la posición 9.64, a escasos 900 metros de la localidad israelí de Metula. En esta ocasión no hubo que lamentar daños personales, pues únicamente se produjeron algunos destrozos en la barandilla de la torre de vigilancia. Pero inmediatamente todo recordó al cabo Francisco Javier Soria, fallecido por fuego israelí en 2015 cuando se encontraba en otro puesto de vigilancia, el 4.28, a menos de cinco kilómetros de allí.

"Situaciones de riesgo"

«Un pequeño susto». Así lo calificó entonces Margarita Robles junto al Jefe de Estado Mayor de la Defensa (Jemad), almirante general Teodoro López Calderón, quien estuvo en ese lugar 24 horas antes del incidente. Él habló de «situaciones de riesgo» y de esos «errores» que tanto Hizbulá como Israel pueden cometer en sus enfrentamientos.

Pero en lo que todos los mandos militares coinciden es en que «la escalada y un conflicto en el sur de Líbano no lo quiere nadie, porque seria desastroso».

En esa atmósfera es en la que están desplegados esos cerca de 700 efectivos españoles, que en su mayoría se encuentran en la base «Miguel de Cervantes» de la localidad de Marjayoun (unos 550) y en los dos puestos de observación antes citados (40 en cada uno). El resto, alrededor de medio centenar, está en el Cuartel General de la misión en Naqoura, donde también han impactado proyectiles. El grueso del contingente pertenece a la Brigada «Extremadura» XI y llegaron el 24 de noviembre, por lo que ya estaban mentalizados de la situación que iban a encontrar y de que su misión sería diferente a la del resto de rotaciones. Primero, porque se ha reforzado la seguridad (chaleco y casco en todo momento) y pasan más tiempo en los búnkeres por esos enfrentamientos entre Hizbulá e Israel. Pero también porque si su tarea original era la de vigilar el cese de hostilidades, ahora esa labor incluye el evitar la escalada y que los enfrentamientos cotidianos se transformen en guerra.

Y es que desde la propia misión llevan semanas alertando de ese «rápido y alarmante aumento de la violencia» en la zona, con el teniente general Lázaro ejerciendo ese «papel imparcial» de negociador entre ambas partes en una «labor mediadora continua».

Por ello, hace pocos días explicaba que desde el mando de la misión barajaban tres escenarios: el primero y «más probable», que se mantengan esos «enfrentamientos cotidianos pero limitados» entre Hizbulá e Israel. El segundo, de «probabilidad media», que esos enfrentamientos lleven a Israel a llevar a cabo «acciones preventivas contra Hizbulá». Y el tercero, «poco probable» y el que nadie quiere, «una gran ofensiva de Israel para destruir la estructura de Hizbulá».

El teniente general Aroldo Lázaro (en la imagen en un búnker), juega un papel clave como mediador entre Hizbulá e Israel
El teniente general Aroldo Lázaro (en la imagen en un búnker), juega un papel clave como mediador entre Hizbulá e IsraelUNIFILUNIFIL

El objetivo es evitar como sea los dos últimos escenarios, sobre todo el tercero. Y por ello, las fuerzas de UNIFIL mantienen sus cometidos de vigilancia y control a lo largo de la «Blue line». Aunque con las medidas de protección reforzadas.

Por un lado, desde los puestos de observación, desde donde controlan ambos lados pero que se sitúan en medio del fuego cruzado, asumiendo el riesgo que supone uno de esos «errores». Y aunque Israel suele avisar de cuándo va a atacar y la zona, en casos como el que afectó al puesto español «avisó con poco tiempo», detalló el Jemad.

Los BMR "no aguantan" un explosivo

Y por otro, con las patrullas a lo largo de la frontera para, entre otros, evitar la colocación de sistemas de lanzamiento de cohetes y ataques desde la zona de UNIFIL. Patrullas que se realizan a pie y en vehículos, entre ellos los blindados BMR, de los que el exdirector de Seguridad Nacional, general Miguel Ángel Ballesteros, alertó en el foro de LA RAZÓN e Infodefensa.com: «Tenemos BMR en el Líbano ahora, con la que está cayendo. Un vehículo de hace 45 años. Andan, patrullan, sí... pero cuando les ponen un explosivo de los modernos, un IED (artefacto improvisado), no lo va a aguantar, no lo aguanta y no lo ha aguantado, ha habido muertos», avisó en un claro recuerdo, entre otros, a los seis militares fallecidos en 2007 en Líbano por un explosivo que su BMR no soportó.

Pero además, la zona que patrullan los españoles es una de las más tensas de Líbano, en la frontera no solo con Israel, también con Siria, muy cerca de los Altos del Golán o de las Granjas de Sheeba. Un área, el sector Este, que también manda España con el general de brigada Pablo Gómez Lera.

De cara al futuro, todos coinciden en que «es muy difícil prever lo que pueda pasar», como alertó el Jemad días después de que el teniente general Lázaro dejara claro que «la evolución de los acontecimientos en Gaza determinará en gran medida la línea de acción futura de Hizbulá».