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La Policía cree que los yihadistas tenían ya elegidos objetivos en Madrid
Arrestados dos marroquíes con conocimientos para hacer bombas como la de Manchester
Los investigadores de la Comisaría General de Información (CGI) sospechan que, dada la radicalización y conocimiento de la fabricación de explosivos que tenía uno de los dos presuntos yihadistas detenidos ayer en Madrid, habrían fijado ya algunos objetivos, a título orientativo, en la capital de España.
Los investigadores de la Comisaría General de Información (CGI) sospechan que, dada la radicalización y conocimiento de la fabricación de explosivos que tenía uno de los dos presuntos yihadistas detenidos ayer en Madrid, habrían fijado ya algunos objetivos, a título orientativo, en la capital de España.
Según han informado a LA RAZÓN fuentes antiterroristas, los dos arrestados, de nacionalidad marroquí, habían consultado con asiduidad las páginas que utiliza el Estado Islámico para enseñar a sus «combatientes» en el extranjero la fabricación de TATP (peróxido de acetona, más conocido como la «madre de Satán»), cuyos componentes son de fácil adquisición en el mercado libre y que no se facilitan por razones de seguridad. Este tipo de explosivo ha sido ya utilizado en atentados cometidos en Europa, en concreto en París y Bruselas, y se cree que pudo ser el usado por el terrorista que cometió la masacre del lunes en Manchester. Si a la bomba se le unen como metralla clavos, tornillos, tuercas o bolas de rodamiento, los efectos sobre las personas son devastadores.
Los detenidos por los agentes de la CGI son dos hombres, de 43 y 22 años, ambos de nacionalidad marroquí, que constituían una célula del Estado Islámico. No se trata, por lo tanto, de actores solitarios sino de presuntos terroristas que actuaban de forma coordinada.
«Yihad electrónica»
Una de sus primeras actividades era lo que se denomina «yihad electrónica», que consiste en difundir «masivamente material audiovisual orientado a la multicaptación de adeptos en todo el mundo para su conversión, en los autodenominados por la banda yihadista como cibersoldados».
Fuentes del Ministerio del Interior subrayaron que estos individuos «se encontraban en un avanzado y peligroso proceso de radicalización que les llevaba a visionar de forma reiterada material apto para el autoadiestramiento lo que les capacitaría para convertirse en combatientes “inghimasi”, personas preparadas para cometer atentados terroristas en suelo europeo siguiendo el modus operandi ya utilizado en ciudades de Reino Unido, Alemania, Bélgica o Francia, mediante la comisión de acciones suicidas o la confección de artefactos explosivos caseros». Es decir, que en cualquier momento podían pasar del proyecto a la acción, por lo que se sospecha que ya debían haber pensado en algún tipo de objetivo. Los cabecillas del Estado Islámico les ordenan que dichos objetivos fueran de los denominados «blandos», que son los que reúnen a grandes aglomeraciones de personas en un estadio, sala de conciertos o lugares similares.
Uno de los detenidos, el de 43 años y principal objetivo de las investigaciones, «mantenía un contacto continuo e incesante en más de 100 focos web, orientados al adiestramiento terrorista».
De hecho, los investigadores de los equipos contraterroristas de la CGI detectaron que visionaba, de forma reiterada, material audiovisual muy sensible, «fundamentalmente tutoriales sobre los procedimientos para la confección de artefactos explosivos con sustancias de fácil acceso y mediante técnicas sencillas, lo que evidenciaba un avanzado estado de radicalización y peligrosidad».
Las citadas fuentes añaden que, a pesar de su reducido círculo de relaciones, muy estrecho ya que pasaba la mayor parte del tiempo encerrado en su domicilio, los investigadores detectaron el contacto que mantenía con el segundo arrestado, con quien «compartía su ideario radical y su actividad regular en la red».
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