División en la izquierda

Díaz descoloca a Moncloa con sus golpes a Iglesias: «Se está equivocando»

En el entorno de Sánchez discrepan del tono de la vicepresidenta. Su nuevo proyecto ocupa cada vez más espacio del PSOE

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ayer en la Universidad Carlos III de Madrid
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ayer en la Universidad Carlos III de MadridBorja Puig de la BellacasaEFE/Moncloa POOL

A Moncloa no deja de llegar la advertencia de que si la izquierda concurre a las próximas elecciones generales dividida en tres marcas, la coalición saldrá del Gobierno de España. Les ocurrirá lo mismo que le sucedió a la derecha en las anteriores elecciones, cuando se presentaron con tres marcas. Por eso, en el entorno del presidente del Gobierno ven con asombro, y malestar, hasta dónde está elevando el tono la vicepresidenta y líder de Podemos, Yolanda Díaz, en su enfrentamiento con Pablo Iglesias, en lo personal y también en lo político.

Díaz y Pedro Sánchez comparten la ruptura con Iglesias, pero en Moncloa creen que la vicepresidenta debería «bajarse los humos» y tener en cuenta que el ejercicio del liderazgo es integrar. «Se está equivocando», señalan en el círculo de confianza del jefe del Ejecutivo.

Los cálculos electorales de Moncloa necesitan que Yolanda Díaz no vuele con tanta independencia con respecto a los morados, y que se vuelque en competir solo con ellos en ese espectro de la izquierda, en lugar de lanzar mensajes que cada vez ocupan más espacio socialista.

En ese sentido, también en Moncloa empiezan a ver un exceso de «ego» en la líder de Sumar, «demasiado personalismo y protagonismo en primera persona». Del grupo de los que mejor conocen a la ministra de Trabajo ya ha llegado al entorno del presidente de Gobierno el mensaje de que «tengan cuidado» porque una vez que la nueva lideresa de la izquierda haya ejecutado a Iglesias, fijará como objetivo al presidente socialista.

Además, las primeras señales que están dejando las encuestas privadas sobre la división de la izquierda confirman que la irrupción de Sumar, y la política de ataque de Díaz contra Iglesias, está sirviendo para redimir al segundo, e incluso para consolidar a su votante. «Hay que medir los ataques porque pueden tener el efecto contrario al que algunos se imaginan».

De acertar en la estrategia depende el resultado de las próximas elecciones generales. Y si es cierto que Sánchez y Díaz comparten la misma aversión personal y política hacia la figura de Iglesias, no hay completa coincidencia en cuanto a cuál es el mejor camino para rentabilizar al máximo los votos de la izquierda.

Esta semana, previsiblemente el jueves, se conocerá el primer sondeo del CIS que recoge ya por separado la intención de voto de Podemos y de Sumar. Realizado en el momento de explosión de la plataforma de la vicepresidenta, en medios socialistas prevén, por la información que se mueve en el ambiente, que el barómetro dará un buen primer impacto a Sumar, y que también aguantará Podemos, de tal forma que se dé sentido a la tesis de que tampoco es un problema, como se dice, que concurran por separado. Yolanda Díaz serviría para recoger voto de Podemos que está decepcionado o aburrido con la evolución de este partido. Un voto que, por otra parte, pierden todos los partidos según cogen años de vida.

La última cuadratura del círculo del CIS será que Podemos y Sumar se coloquen por encima del 15 por ciento, aun yendo por separado, con un coste mínimo para los socialistas. Las cuentas de la izquierda no cuadran tan fácilmente, porque hasta dando por buena esta estimación de que Sumar y Podemos no se perjudican si van por separado, sino que se complementan, lo que no dan señales de reactivarse son los votos que han perdido los socialistas en esta legislatura.

Moncloa ha preparado unas semanas cargadas de anuncios, y sorpresas en el Consejo de Ministros, para responder a unas encuestas que aprietan en algunas de sus principales plazas territoriales. Preocupa especialmente Valencia, donde un gobierno del PP dejaría al jefe de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, a las puertas de Moncloa.

La agenda parlamentaria está ya prácticamente cerrada, con la Ley de Vivienda como último hito de la coalición, y sólo quedan en trámite cuestiones menores desde el punto de vista electoral, aunque sigan siendo compromisos importantes del presidente del Gobierno, como la nueva Ley de Industria.

Y el jueves es la votación de la Ley del «sí es sí», donde el PSOE aceptará ya, en una situación extrema, los votos del PP para sacar adelante la modificación que corrige la rebaja de penas. Desde diciembre contaban con esa mano tendida de los populares, pero el PSOE prefirió seguir agotando los tiempos, a pesar de la sensibilidad del tema en cuestión, para explorar todas las posibilidades de negociación con sus socios.

Uno de los referentes, como gurú demoscópico, del presidente Sánchez está entre los que le han aconsejado que debía pedir perdón por esta reforma aprobada por el Consejo de Ministros, y que ya ha servido para rebajar condenas firmes a un millar de violadores y agresores sexuales. La advertencia se sostenía en que los datos del CIS estaban recogiendo el coste de esa reforma porque la opinión pública era crítica con ella, por más que desde la izquierda insistan en la bandera del consentimiento. El problema ha venido de homologar por razones ideológicas el concepto de abuso y el de agresión sexual, lo que acabó con la proporcionalidad de las penas.

[[H3:«Es un Gobierno y un presidente feministas»]]

Las ministras de Defensa, Margarita Robles y de Educación y Portavoz del PSOE, Pilar Alegría, así como la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, defendieron ayer a Pedro Sánchez después de que Yolanda Díaz asegurase en La Sexta que había visto actuaciones machistas en el presidente del Gobierno. «Yo, personalmente desde luego todo lo contrario. No he visto ninguna actuación machista en el presidente (...) Si ella lo ha visto, que explique cuándo», dijo Robles. Alegría respondió con rotundidad: «Clara y absolutamente no», e incluso definió a Sánchez como el «más feminista» de la Unión Europea. Calviño, por su parte, replicó que el Gobierno actual y su presidente son feministas, por el número de ministras y las leyes aprobadas que permiten avanzar en igualdad. La vicepresidenta destacó que Sánchez «ha demostrado» con «hechos» su feminismo.