Díaz se salta el protocolo y Sánchez acaba en primera fila

El líder del PSOE traslada a la derecha la «guerra fría» e insta a Rajoy a adelantar las elecciones si no hay Presupuestos.

Sabían que cada imagen, cada gesto, cada silencio de sobra iban a ser registrados e interpretados y no dieron opción a que sucediera. El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y la líder del partido en Andalucía y presidenta de la Junta, Susana Díaz, compartieron ayer escenario sin estridencias y sin complicidad. Tras un repunte de la tensión soterrada que existe entre las dos alas del partido, los afines a cada uno de ellos, a cuenta de la falta de apoyo para que Elena Valenciano optara a la vicepresidencia del Grupo Socialista Europeo, Sánchez manifestó su disposición a estar presente en los actos institucionales del Día de Andalucía, a lo que nadie se opuso. No acudió al que se celebró primero en el Parlamento regional, lo que le hubiera obligado a pasar la noche anterior en Sevilla, pero sí al acto de entrega de las Medallas de la comunidad que tuvo lugar en el Teatro de la Maestranza. Cada uno entró por un punto de la sala, Díaz permaneció en el escenario durante la ceremonia y Sánchez salió rápido al término de la misma para coger un tren, con lo que no fue fácil fotografiarlos a los dos juntos. Pero se evitaron incomodidades y muestras de hostilidad. Es más, el Gobierno andaluz se saltó el protocolo para colocar al secretario general en primera fila. El mensaje que se quería transmitir era claro y lo verbalizó el propio Sánchez: «La guerra fría está en la derecha». La pelea por el espacio electoral está ahora en el flanco diestro del tablero político y los protagonistas son el PP y Ciudadanos (Cs). El PSOE da por espantado el fantasma del «sorpasso» de Podemos y asiste al asalto de Cs, propulsado por el conteo de votos histórico en Cataluña y por los sondeos, al confort adormecido de los populares.

En el intento por encajar piezas, Sánchez aprovechó además su visita a la comunidad andaluza, donde su formación gobierna con comodidad y donde parece que volverá a hacerlo, a la luz de las encuestas, para enviar un recado al presidente del Gobierno central, Mariano Rajoy. Le pidió que salga de su «letargo» porque «España tiene muchos problemas» y presente ya el proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2018. Es más, le instó a «convocar a los españoles a las urnas», esto es, a adelantar los comicios generales, si no logra una «mayoría parlamentaria» para aprobarlos. Una cita electoral que, según Sánchez, debería servir para articular una «mayoría alternativa capaz de hacer un Gobierno diferente» que saque al país de la «

parálisis». El máximo dirigente de los socialistas brindó su «cariño» al pueblo andaluz y se llevó de la jornada un regalo de cumpleaños –nació el 29 de febrero–: un pin con las banderas de España y Andalucía que lució en la solapa de su chaqueta y que le regaló uno de los miembros de su Ejecutiva, José Antonio Rodríguez Salas.