Política

La garantía de la Corona

Don Juan Carlos: «Es preciso que yo ocupe un segundo plano»

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Sigue siendo madrugador. La «jubilación» de la Corona le ha cambiado la vida a Don Juan Carlos, pero los hábitos los mantiene. Al salir de su habitación de los «apartamentos de arriba», como se conoce coloquialmente a la residencia del padre de Felipe VI, pasa al despacho donde uno de sus ayudantes de cámara ha pasado la noche. Para responder por si hay una llamada urgente, para atenderle por si necesita algo. Para guardarle. Don Juan Carlos ya ha amanecido, cambio de turno para que siempre esté acompañado, dentro y fuera del Palacio de la Zarzuela.

Antes de prepararse para hacer cualquier plan, el Rey Emérito se entrega a sus ejercicios diarios de mantenimiento, que desde hace tiempo sólo es necesario que los realice por la mañana. Según informaron fuentes médicas cercanas al Rey Emérito, consisten en bicicleta y natación para «ganar tono y masa muscular, además de elasticidad».

«Lo que hace ahora principalmente es hacer las cosas que no ha podido hacer hasta ahora», aseguran fuentes cercanas al Monarca. «Y estar con los de verdad». Precisamente, los que podrían entrar en esa definición, ya que jamás dicen que lo son. «El Rey no tiene amigos. La clave del reinado de Don Juan Carlos ha sido una perfecta combinación entre majestuosidad y cercanía», asegura uno de ellos, con el salón de su casa repleto de fotografías de Don Juan Carlos y él en el campo o en reuniones con amigos. «Siempre ha tenido que dejar abierta la posibilidad a bajar la cortina. Va en el cargo». Pero ese papel le toca ahora a Don Felipe.

«Lo que más le apetece es salir a comer tranquilamente». Y viajar. Porque desde que abdicó, Don Juan Carlos ha recorrido casi 130.000 kilómetros para visitar una treintena de países: desde el Beverly Hills californiano para pasar su 77 cumpleaños, hasta México para ver en compañía del millonario clan de los Fanjul en México. Estos desplazamientos han generado cierta controversia, por no estar en sintonía con la imagen de austeridad que está llevando a cabo Felipe VI. «Don Juan Carlos puede hacer lo que quiera desde el momento en que esos viajes no generan ningún gasto adicional al Estado», opinan, «porque no utiliza ningún avión del 45 Grupo». Que sus allegados tengan tanto nivel adquisitivo le sale barato, ya que le ponen a su disposición uno privado.

Dentro de nuestras fronteras, Don Juan Carlos también tiene una intensa actividad, sobre todo le gusta ir al campo, y aunque sigue asistiendo a monterías y a fincas, la caza ya no está dentro de sus prioridades.

A Don Juan Carlos le costó salir de «casa» tras la abdicación. La decisión de ceder la Corona a su hijo, de la que nunca se ha arrepentido, sí le generó al principio una sensación agridulce. Desde que estallase el «caso Nóos» y la opinión pública conociese que había estado cazando en Botsuana en plena crisis económica, el entonces Jefe de Estado se vio sometido a una carrera para levantar la imagen de la Institución que le desgastó no sólo físicamente –con 9 operaciones de por medio desde mayo de 2010–, sino también moralmente, al ver que pese a los esfuerzos y a los continuos viajes para fortalecer su fama de mejor embajador comercial del país no eran suficientes para que la Monarquía volviera a ser una de las instituciones más reconocidas y valoradas por los ciudadanos.

«Don Juan Carlos necesitaba tranquilidad», aseguran. «Ahora ya es el de siempre, y está encantado de cómo se están desarrollando las cosas en el reinado de su hijo».

Sí es verdad que, según el último barómetro del CIS, el 54,7% de los españoles respalda la forma en que el nuevo Rey está desempañando su labor. «Don Juan Carlos está encantado de ver cómo el debate Monarquía–República está desapareciendo».

La política, tanto del Rey como de la Institución, es que el protagonismo ahora le corresponde a Felipe VI. Es por este motivo que en las apariciones públicas programadas en agenda de Don Juan Carlos son muy limitadas y discretas, que responden a un estudiado plan de actuación: si Don Juan Carlos y la Casa tomaron la decisión de iniciar un proceso de cambio, hay que ser consecuente con él. «Yo he escuchado en boca de Don Juan Carlos la siguiente frase: “Es preciso, por lógica, que ahora ocupe un segundo plano», cuenta una persona de su círculo de allegados.

Lo que explica que, desde que renunciara a la Corona, apenas haya realizado 36 actos, pronunciado 12 discursos y mantenido 5 audiencias. El pasado mes de febrero, la Casa del Rey publicó la asignación que la Familia Real recibe para este ejercicio, por la que Don Juan Carlos percibe 187.356 euros de los 292.752 que percibía como Rey, lo que supone un 36 por ciento menos.

«Sí se podía recurrir más a él», explica un empresario de los 340 que, dos días después de la renuncia al Trono de Don Juan Carlos se convocaron en el Pardo para la entrega de unos premios y le despidieron con un cerrado y prolongado aplauso que causó la emoción del padre de Felipe VI. «Siempre tendréis mi apoyo», les aseguró.

«Él mismo está muy preocupado por no interferir en el reinado de su hijo ni en hacer movimientos que puedan generar confusión», continúa este empresario. «Y es muy cuidadoso hasta con Cusí», hace referencia al empresario catalán íntimo de Don Juan Carlos durante todo su reinado.

Una de las primeras cosas en las que insistió Zarzuela fue que el Rey Emérito siempre estaría a disposición tanto de la Corona como del Ejecutivo para aquello en lo que se le necesitara, lo que, precisamente por esta política de discreción no está siendo muy notorio. La agenda de contactos del que ha sido Rey de España durante 39 años es reconocida internacionalmente, por lo que tampoco ha descuidado sus relaciones internacionales, y a principios de año viajó de forma privada a Arabia Saudí para saludar al nuevo rey Salman Bin Abdulaziz y darle el pésame por el fallecimiento de Abdalá bin Abdulaziz.

Colombia fue su primer destino fuera de nuestras fronteras, en agosto, para asistir a la toma de posesión del nuevo presidente, y a principios de este año también se desplazó a Uruguay, una visita a la que rápidamente se añadió el viaje a Washington, en el que Don Juan Carlos mantuvo reuniones de alto nivel, partiendo de la premisa de que pertenece al reducido grupo de jefes de Estado que ha conocido a todos los presidentes de Estados Unidos desde John F. Kennedy.

Otra cosa es la parte que no trascicende públicamente, pero que sí se produce. Según explica una de las personas de mayor confianza de Don Juan Carlos, acude dos veces por semana, por la mañana, a su nuevo despacho en el Palacio Real, en el que continúa manteniendo audiencias. Está situado en las habitaciones históricas, que mantienen la decoración original del infante Sebastián Gabriel, y está formado

por un despacho, un antedespacho, una sala de espera y un vestíbulo. Don Juan Carlos aprovecha el desplazamiento para comer allí, aunque habitualmente lo hace en La Zarzuela. «Es más cómodo, los salones del Palacio de Oriente son tan largos que suele sacar a relucir la broma de su abuelo Alfonso XIII; decía que nunca había comido caliente».

Desde algunos sectores barajan la posibilidad de que, en un futuro, si Don Felipe continúa en esta positiva línea de asentamiento de la Corona, Don Juan Carlos pueda tener mayor notoriedad pública, como la que tenía Don Felipe cuando era Príncipe de Asturias. «Nunca ha dejado de estar activo, cuando fue a México no sólo fue a ver a los Fanjul, sino que también mantuvo un encuentro con empresarios».

De todos modos, esta idea no la comparten los más cercanos al Rey Emérito. «La abdicación fue una decisión muy meditada y era necesario un relevo generacional. Tenemos que hacernos a la idea de que hay un nuevo Rey y un nuevo Jefe de Estado».