Defensa
El Gobierno se decide al fin a armar sus drones Predator con bombas y misiles
España decidió en 2015 la adquisición de cuatro aparatos desarmados. Desde entonces, el debate sobre la necesidad de dotar de armamento a estos RPAS ha sido recurrente.
El Ejército del Aire y del Espacio español ha confirmado que dotará con armamento a sus cuatro sistemas remotamente tripulados Predator B en servicio en el 233 Escuadrón de la base aérea de Talavera la Real (Badajoz).
Este año comenzarán las gestiones para armar estos drones operativos desde principios de 2021, según recoge la Revista de Aeronáutica y Astronáutica, publicación oficial del Ejército del Aire. Las aeronaves españolas están configuradas en un principio para misiones de inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR), no obstante, el sistema desarrollado por la compañía estadounidense General Atomics también puede portar misiles y desempeñar operaciones de ataque a objetivos terrestres.
Para el empleo de armamento, como publicó Infodefensa.com, solo habría que efectuar una actualización del software en la estación de control terrestre (GCS, por sus siglas en inglés), donde se controla desde tierra el avión, e instalar en los aparatos otro hardware necesario para emplear las armas, básicamente, los pilones, bastidores de bombas y los componentes específicos de cada arma.
España decidió en 2015 la adquisición de cuatro Predator desarmados. El contrato fue aprobado a finales de ese año por el Consejo de Ministros con un presupuesto de 216 millones de euros. Desde entonces, el debate sobre la necesidad de dotar de armamento a estos RPAS ha sido recurrente.
Posible despliegue en Yibuti
El Ejército del Aire estudiará este año el despliegue por primera vez en operaciones de sus Predator, adelanta la citada publicación. El escenario sería la operación de lucha contra la piratería de la Unión Europea en el Índico, donde España ha tenido un avión de patrulla marítima P.3 desplegado de forma permanente en Yibuti. Tras dar de baja el último P.3 -precisamente el que estaba en el cuerno de África-, la Fuerza Aérea tiene previsto el despliegue ocasional de un CN235 (D.4) de vigilancia marítima y además analizará las opciones de participar con el Predator a lo largo de 2023.
El sistema Predator B alcanzó en 2022 la conocida como Capacidad Operativa Inicial (IOC) después de un despliegue en el aeródromo de Lanzarate, su base secundaria de operaciones, durante el ejercicio Sirio el pasado octubre.
Eurodrone y Sirtap
De cara a 2023, el Ejército del Aire también marca como prioridades en el ámbito de los UAS continuar avanzando en el programa Eurodrone y espera la firma del contrato del sistema remotamente tripulado de altas prestaciones (Sirtap). Además, seguirá con “la prospección tecnológica” para el conocido como subsistema de vigilancia, control y coordinación aérea en el entorno de los UAS de pequeño tamaño, baja altura y baja velocidad (Succaul).
España trabaja, desde hace años, en el programa EuroMALE 2025 RPAS, el programa europeo de cooperación más importante en el ámbito de los drones y las aeronaves no tripuladas que surge del acuerdo alcanzado en el Consejo Europeo de diciembre de 2013 entre los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea.
Su finalidad será proporcionar a las fuerzas armadas de los países implicados un sistema aéreo estratégicooperacional dotado de una elevada capacidad de reconocimiento, vigilancia y adquisición de objetivos para poder realizar misiones ISTAR (Intelligence, Surveillance, Target Acquisition and Reconnaissance). Para conseguirlo hay que desarrollar una especie de avión planeador que pueda volar a cotas medias (con un techo máximo del orden de los 13 kilómetros) y permanecer en el aire alrededor de 24 horas.
En el proyecto, gestionado por la OCCAR, trabajan Alemania, Francia, Italia y España y, de hecho, el Ministerio de Defensa español ya ha presupuestado una inversión de casi 1.900 millones de euros para este programa.
Este importe, autorizado por el Ministerio de Hacienda, incluye el desarrollo, producción y apoyo a la entrada en servicio, así como el apoyo logístico del programa Euromale.
En concreto, España invertirá 1.739,3 millones de euros en las fases de desarrollo y producción de los cuatro sistemas adquiridos. Cada uno de esos sistemas está compuesto por tres drones y dos estaciones de control en tierra (GCS, por sus siglas en inglés). Desde estas estaciones, los pilotos dirigen los movimientos del dron y supervisión el correcto funcionamiento de los sensores y las cámaras que incorpora durante la misión. En total, el pedido final podría ascender a seis sistemas, es decir, 18 aviones no tripulados. El sistema incluye además un paquete de repuestos y equipos de apoyo en tierra.
Dicho acuerdo establece los principios y disposiciones generales para la gestión del programa a través de la Organización Conjunta de Cooperación en material de Defensa (Occar). El Ministerio de Defensa contempla además una opción a dos sistemas adicionales.
Las anualidades que aporta el Ministerio de Defensa suman 1.739.336.725 euros, repartidas así: 125.651.208 euros, en 2029; 92.355.883 euros, en 2030; 157.795.312 euros, en 2031; 212.334.104 euros, en 2032; 392.415.057 euros, en 2033; 419.307.877 euros, en 2034; y 339.477.284 euros, en 2035.
150 millones para apoyo logístico
Además, hay que sumar otros 150,5 millones para apoyo a la entrada en servicio inicial durante cinco años desde la recepción del primer sistema por parte de España. Las Fuerzas Armadas recibirán el primer aparato de serie en torno a 2029.
“Resulta necesaria la financiación del apoyo logístico que las naciones han decidido formalizar en el momento actual, para llevar a cabo un proceso de convergencia y armonización de los costes previstos de sostenimiento entre la industria y las naciones en base a la oferta emitida por el contratista principal”, explica Defensa.
En este caso, el reparto de las anualidades es el siguiente: 17.858.927 euros, en 2028; 20.169.398 euros, en 2029; 40.324.807 euros, en 2030; 28.932.392 euros, en 2031; 21.152.997 euros, en 2032; 17.620.342 euros, en 2033; 4.453.576 euros, en 2034.
Retorno industrial del 19%
España participará en el programa con un 23%,, el mismo porcentaje que Francia e Italia, mientras que el 31% queda para Alemania. El retorno industrial calculado hasta la fecha se estima que alcanzará un mínimo de un 19%. Airbus, contratista principal, ya anunció en 2020 que tiene previsto construir el fuselaje del futuro avión remotamente tripulado en España. En el proyecto también participan otras empresas españolas.
Para hacer frente a las necesidades financieras del programa, se requiere además que el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo financie parcialmente de forma previa el programa entre los años 2022 y 2028 por un importe total de 1.429.477.284 euros, con la siguiente distribución por anualidades: 293.395.763 (2022); 182.035.646 euros (2023); 171.245.042 euros (2024); 165.743.011 euros 170.017.321 euros (2026); 233.332.541 euros (2027); y 213.707.960 (2028). Es decir, Industria adelantará este dinero, un mecanismo de financiación habitual en los programas de modernización de las Fuerzas Armadas.
Quedaría por saber si, tras la guerra en Ucrania y el compromiso de los países europeos de aumentar su presupuesto en Defensa, este programa podría aumentar su producción para dotar a cada una de las fuerzas armadas de un mayor número de estos drones.
Características del Euromale
El programa recoge la producción de 20 sistemas para los cuatro estados miembros durante algo más de 13 años, hasta 2034. El primer vuelo está previsto en 2025 y la entrega de los primeros aparatos de serie, si no hay contratiempos, será en 2028. El diseño y fabricación de este sistema remotamente tripulado de media altitud y gran autonomía (RPAS MALE, por sus siglas en ingles) corre a cargo de un consorcio europeo liderado por Airbus Defense and Space, en el que la francesa Dassault y la italiana Leonardo actúan como principales subcontratistas.
El Euromale aspira a ser uno de los principales pilares de cualquier futuro sistema aéreo de combate. El sistema estará preparado para la integración real en espacio aéreo civil basado en unas restricciones mínimas y será fácilmente transportable debido a su diseño modular.
La aeronave, equipada con dos motores turbohélice, tendrá 26 metros de envergadura, 16 metros de longitud y seis metros de alto. Entre las características sobresalen las 11 toneladas de peso máximo al despegue (Mtow), la velocidad máxima de 270 nudos, el techo de vuelo 46.000 pies y la capacidad de carga de pago hasta 2.300 kg.
Estas dimensiones, para hacerse una idea, superan en envergadura alar a la de los actuales cazas de combate Eurofighter y F-18 en servicio en el Ejército del Aire español juntos.
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