Barcelona
El CNI vigila las 24 horas cada paso del prófugo
Puigdemont dice que pretende regresar y el ministro del Interior le advierte de que no entrará «ni en el maletero de un coche».
Puigdemont dice que pretende regresar y el ministro del Interior le advierte de que no entrará «ni en el maletero de un coche».
El día del referéndum ilegal del pasado 1 de octubre, el ex presidente de la Generalitat fue seguido por helicópteros de la Guardia Civil, pero Carles Puigdemont usó al parecer diferentes vehículos –el cambio debió producirse bajo algún puente durante el trayecto– para eludir la vigilancia y emitir su voto, aunque para rematar el despiste no lo hizo en su colegio electoral, vigilado por las Fuerzas de Seguridad del Estado. Ahora, huido desde hace tres meses, pretende regresar «sin riesgos» desde Bruselas: «Ése es mi camino en los próximos días», ha dicho. Y aunque según ha sabido este periódico parece una afirmación más de cara a la galería que con base real, ¿qué posibilidades tendría el ex president si realmente intentara llegar a España desde su «exilio» belga?
Se trataría de una misión para la que Puigdemont contaría con no pocas barreras e impedimentos, dados los medios materiales y humanos que el Gobierno de nuestro país prevé para evitar la entrada del prófugo sin ser descubierto. El ex titular de la Generalitat tiene montado en torno a su persona –y los otros políticos nacionalistas que huyeron a Bélgica y aún permanecen en este país–, una «discreta pero completa» vigilancia de sus movimientos, de la que es informado prácticamente a diario el Ejecutivo de Mariano Rajoy. Se trata de una vigilancia a cargo de agentes pertenecientes al servicio al que están encomendadas este tipo de misiones, que no es otro que el CNI, según ha sabido LA RAZÓN.
Las circunstancias desde el 1-O han cambiado mucho y, pese a que no exista una orden internacional de detención contra Carles Puigdemont, si entra en territorio nacional será arrestado de forma inmediata.
En este sentido, la advertencia del ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, ayer, fue rotunda: «Evitaremos que pueda cruzar la frontera en helicóptero, en barco o en el maletero de un coche».
En una entrevista en Antena 3, Zoido afirmó que las fuerzas de seguridad están trabajando «de forma muy intensa» para evitar que Puigdemont llegue a nuestro país y pueda acudir al Parlament para ser investido, por lo que han establecido un dispositivo para impedir su presencia en Barcelona. Además del parque de la Ciutadella, junto a la sede parlamentaria, la Policía ha reforzado su presencia ante infraestructuras y edificios del Estado en la Ciudad Condal, como el Banco de España, Jefatura de Policía y la Delegación del Gobierno.
La fuga de Puigdemont y de los ex consejeros supuso un aldabonazo internacional que era justo lo que buscaban los protagonistas del viaje desde España, por carretera, hasta el aeropuerto francés de Marsella y, desde allí, a la capital belga por vía aérea.
El Ejecutivo, según las fuentes consultadas, no está dispuesto a que el ex presidente de la Generalitat pueda escenificar, si considera que le conviene políticamente, otra «treta» y ha ordenado que se monte ese servicio de vigilancia, a cargo del CNI, que permite saber lo que hacen las 24 horas Puigdemont y los ex consejeros que permanecen todavía en suelo belga.
Los detalles del dispositivo permanecen secretos, pero parece evidente que si Puigdemont cree que puede jugar con la ley española lo va a tener más que complicado. Será muy difícil que pueda organizar una entrada en España por tierra, mar o aire sin que el Gobierno sepa que ha dado el primer paso. A estas alturas, tanto los que permanecen en prisión como los que fueron puestos en libertad y los que han accedido a responsabilidades políticas en el Parlament saben que la legalidad constitucional no puede ser vulnerada sin que ello acarree las correspondientes consecuencias.
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