Caso Faisán
El fiscal espera que los policías del Faisán hablen «como Amedo en los GAL»
El informe definitivo del fiscal Carlos Bautista en la recta final del juicio del «caso Faisán» (que quedará visto para sentencia el próximo lunes) dejó ayer claras tres cosas: que para el fiscal los dos mandos policiales acusados del chivatazo a ETA –Enrique Pamies y José María Ballesteros– son culpables, que alguien por encima de ellos que no se ha sentado en el banquillo por falta de pruebas les dio la orden, y que no deben ser condenados por colaboración con la organización terrorista pese a que, formalmente, la Fiscalía de la Audiencia Nacional ha tenido que mantener esa acusación, junto a la de revelación de secretos, por orden expresa del fiscal general del Estado, Eduardo Torres Dulce.
Las conclusiones de Bautista estuvieron salpicadas de titulares. Citó a Gila, a Torrente, a los GAL, a «Harry el sucio» y «El Padrino», al 11-M y sus «agujeros negros» y hasta hizo una referencia al «relaxing café» popularizado por la alcaldesa de Madrid. El fiscal, obligado a defender una acusación (la de colaborar con ETA) en la que no cree, intentó salir airoso de la paradoja.
Acusación a regañadientes
Por un lado, mantuvo esa acusación que puede acarrear a los dos procesados una pena de cinco años de prisión. Pero, por otro, desgranó los motivos (jurisprudencia del Tribunal Supremo incluida) por los que no se les debería condenar por ese delito (y sí por el de revelación de secretos, castigado con dos años de cárcel) si no comparten los postulados de la banda terrorista y sus objetivos, algo que según el fiscal brilla por su ausencia. Además, recordó que la persona a la que supuestamente auxiliaron con el chivatazo, Joseba Elosua, ni siquiera ha sido condenado por pertenencia a ETA (aún está pendiente de juicio).
El comienzo de la intervención de Bautista fue muy revelador. El fiscal sólo cambió una frase de su escrito de conclusiones provisionales (que deben ser ratificadas o modificadas al final del juicio). Al supuesto objetivo de Pamies al dar el soplo («para impedir la detención de Gorka Aguirre», el ya fallecido ex dirigente del PNV investigado por su supuesta relación con la red de extorsión de ETA), añadió un segundo: «y no afectar a una determinada estrategia en la lucha antiterrorista». El proceso de negociación con ETA había entrado en la sala.
Fin legítimo, medios ilícitos
Metido en harina, el fiscal enmarcó el chivatazo en esas conversaciones con la banda terrorista autorizadas por el Congreso y puestas en marcha por el Gobierno de Zapatero en 2006. «Por medios criminales, ilícitos y delictivos», dijo, se contribuyó «a un objetivo que era legítimo, acabar con ETA mediante un proceso». Y entonces hizo un indisimulado guiño al presidente del tribunal, Alfonso Guevara, al mostrar su convencimiento de que los acusados actuaron «solos o en compañía de otros», como Rafael Escobedo en el asesinato de los marqueses de Urquijo, una sentencia de la que fue ponente el padre del magistrado, Bienvenido Guevara.
El papel «táctico» de Pamies
A Pamies le atribuyó un mero papel «táctico, al decidir sobre el terreno cómo se lleva a cabo la estrategia», pero esa estrategia, subrayó, «la hace alguien que no está en el terreno».
¿Quién? A esa pregunta, lógicamente, no respondió Bautista, quien sí se esmeró en justificar por qué Pamies y Ballesteros se han sentado solos en el banquillo. Por un mero cruce de llamadas, insistió, no se puede llevar a nadie a juicio si no hay más indicios. Como se recordará, el ex jefe superior de Policía Víctor García Hidalgo no fue finalmente procesado y la Audiencia Nacional rechazó que declarara como testigo en la causa el entonces número dos de Rubalcaba en Interior, Antonio Camacho.
Pero el representante de la Fiscalía quiso dejar una puerta abierta y se mostró esperanzando en que, si finalmente Pamies y Ballesteros son condenados, hagan «como pasó en el GAL con el señor Amedo». Que tiren de la manta, en román paladino.
El fiscal también se aplicó en echar por tierra los argumentos de las defensas. Tras ratificar la investigación policial sin apenas fisuras, calificó de «patraña» la posibilidad de que el día del chivatazo tuviese una cita con un confidente en la zona del bar Faisán, pese que el ex etarra «El Romano» ratificó esa versión de Pamies. «Es su amigo y le debe la vida y vino aquí a mentir por el señor Pamies», dijo.
Igualmente, justificó por qué no preguntó a Joseba Elosua, dueño del bar Faisán, si reconocía a Ballesteros como la persona que le pasó el móvil. «Pensaba que alguien iba a hacer esa pregunta, pero... (comentó en referencia nada velada al abogado del policía). A lo mejor es que jugaba a empatar el partido». El lunes, escuchará la réplica de las defensas.
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