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Sánchez Melgar, el «padre» de la «doctrina Parot»
Sánchez Melgar fue uno de los cinco magistrados que admitió a trámite la querella de Maza contra la Mesa del Parlament
Sólido jurista, introvertido, de trato cordial y muy apreciado entre sus compañeros del Supremo. Así es el nuevo fiscal general.
Menos de una semana ha tardado el Gobierno en elegir al sustituto del fallecido José Manuel Maza al frente de la Fiscalía General del Estado. Como sucedió con la designación de su predecesor, el Ejecutivo ha encontrado al candidato en la Sala Penal del Tribunal Supremo (TS), la cúspide de la carrera judicial. El magistrado Julián Sánchez Melgar (Palencia, 1955) es, como Maza, una elección ajena a la carrera fiscal y, al igual que él, de adscripción conservadora. Respetado jurista con 35 años de profesión a sus espaldas y casi 18 en el Alto Tribunal, representa una opción continuista que, por ejemplo, mantendrá la misma línea de su antecesor en la respuesta del Ministerio Público al desafío independentista.
En su periplo en el Supremo, una resolución descuella por encima de cualquier otra: la sentencia que alumbró en 2006 la «doctrina Parot», de la que fue ponente (el encargado de redactar el fallo), que impidió la excarcelación de decenas de etarras al obligar a descontar los beneficios penitenciarios de las sucesivas condenas y no de los 30 años de permanencia máxima en prisión. Años después, el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo desbarató esa doctrina, al admitir a trámite un recurso de la ex integrante de ETA Inés del Río, acarreando la salida de la cárcel de varios terroristas a los que la interpretación del Tribunal Supremo había retrasado su fecha de cumplimiento de condena.
Fuentes del Alto Tribunal aseguran que Sánchez Melgar es un magistrado «muy querido» y no dudan en calificarlo como «un jurista muy sólido y una buena persona» que vive ajeno al foco mediático. En las distancias cortas, explican, «es introvertido, pero de trato cordial, aunque no es Maza, porque su afabilidad es irrepetible». En la Sala de lo Penal, aseguran, su designación «ha caído muy bien». Al margen de sus indudables méritos profesionales, añaden, Sánchez Melgar «no genera rechazo».
El que se convertirá en el cuarto fiscal general del Estado bajo la presidencia de Mariano Rajoy (viene precedido en los últimos seis años por Eduardo Torres-Dulce, Consuelo Madrigal y el propio Maza) fue precisamente uno de los cinco magistrados que firmó, el pasado 31 de octubre, la admisión a trámite de la querella de la Fiscalía contra Forcadell y los ex miembros de la Mesa del Parlament por rebelión, sedición y malversación.
Aunque en esa resolución ya se apuntaba a la posible acumulación, como así ha sucedido, de la investigación de la Audiencia Nacional al ex Govern, lo cierto es que Sánchez Melgar no ve con buenos ojos las macrocausas como la que instruirá a partir de ahora el magistrado Pablo Llarena (con 22 investigados). En unas jornadas sobre la reforma del Código Penal celebradas en Almería en julio de 2015, el nuevo fiscal general del Estado afirmó que los macroprocesos «no son buenos» y los tachaba de «ingobernables». «Es mejor que se puedan juzgar parte a parte, en piezas», aseguraba según recogió La Voz de Almería, pues de esta forma, en su opinión, «habrá más garantías».
Elegido magistrado del Tribunal Supremo en diciembre de 1999 por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) con el aval de los vocales del PP, Sánchez Melgar no tuvo reparos, por ejemplo, en alinearse con el bloque progresista al discrepar de la «doctrina Botín», que en 2007 evitó que el banquero Emilio Botín fuese juzgado por las cesiones de crédito comercializadas por el Banco Santander. En esa ocasión, el Supremo concluyó que no se puede sentar en el banquillo a una persona si la acusación particular y la Fiscalía no le acusan y sí lo hace una acusación popular.
Licenciado en Derecho por la Universidad de Valladolid y doctor en Derecho, con premio extraordinario, por la Universidad de La Coruña (su tesis versó sobre los aspectos procesales de la inviolabilidad e inmunidad parlamentaria), el sustituto de Maza ingresó en 1983 en la carrera judicial por oposición. Estuvo destinado en la antigua Audiencia Territorial de Barcelona (el equivalente al actual Tribunal Superior de Justicia de Cataluña) y pasó por los juzgados de Reinosa y Santander, donde fue elegido juez decano, por el TSJ de Cantabria y, a partir de 1993, presidió la Audiencia Provincial de Ávila.
Con sólo 44 años, fue nombrado magistrado de la Sala Segunda del Tribunal Supremo y tomó posesión de la plaza el 18 de enero de 2000. Sánchez Melgar ha sido también vocal del Consejo Rector de la Escuela Judicial y su biografía incluye igualmente un dato llamativo: desde hace tres años es magistrado sustituto de control del CNI.
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