Pactos electorales

El PP saca rédito a Rivera: recibe 230.000 votantes de Ciudadanos

Desde que se firmara el acuerdo de investidura la tendencia se ha invertido y ahora es el partido de Rajoy quien acoge más votos de la formación naranja de los que pierde.

Albert Rivera, ayer en Zaragoza durante una visita al Centro de Atención Temprana de formación de disminuidos físicos de Aragón
Albert Rivera, ayer en Zaragoza durante una visita al Centro de Atención Temprana de formación de disminuidos físicos de Aragónlarazon

Desde que se firmara el acuerdo de investidura la tendencia se ha invertido y ahora es el partido de Rajoy quien acoge más votos de la formación naranja de los que pierde.

El pulso entre el PP y Ciudadanos (Cs) es la primera jugada política desde las elecciones generales para tantear la posibilidad de revisar los papeles en el escenario una vez que empiezan a medirse los resultados de la estrategia adoptada tras aquellos comicios. Las encuestas condicionarán los movimientos futuros de todos los partidos después de que hayan renovado sus estructuras en sus procesos congresuales. Y Ciudadanos está contrastando que tiene un problema para encontrar un discurso y una posición política en un marco que confirma que sus escaños no son tan decisivos como ellos intentaron hacer valer durante el proceso de investidura. Sobre todo si el PSOE se abre a acuerdos con el Partido Popular. El último estudio de NC Report para LA RAZÓN sentencia el problema al que se enfrenta el partido de Albert Rivera. Desde las elecciones generales del 26-J se ha producido un trasvase de votos de Ciudadanos al PP del 7,4 por ciento, en total 231.000 papeletas. Mientras que los votantes del PP que se han pasado a Ciudadanos se quedan en el 1 por ciento, es decir, en 101.000 votos.

Esto hay que enmarcarlo en un contexto en el que la formación naranja no acaba de encontrar la manera de rentabilizar su pacto con el PP, viniendo de donde viene: un acuerdo previo con el PSOE para investir a Pedro Sánchez y una última campaña electoral en la que el mantra de los de Rivera fue que no llegarían a ningún acuerdo con un Gobierno del PP que tuviera a Mariano Rajoy como presidente. La calculada ambigüedad y la equidistancia entre el PP y PSOE han empezado a dejar de sumarles. Y a esto contribuye decisivamente la salida de Pedro Sánchez de Ferraz y el nuevo rumbo socialdemócrata que ha tomado el PSOE. Que si se confirma en la renovación de su liderazgo en el Congreso que tienen pendiente de celebrar puede afectar a los de Rivera y dejarles en una situación más complicada.

La realidad demoscópica señala que este escenario amenaza con expulsar a Ciudadanos del mercado electoral del centro-izquierda. En el cuartel general de la formación naranja empiezan a medir el coste de la recolocación socialista en el tablero político, ya que buena parte del votante tradicional socialista que se les había unido en las últimas convocatorias electorales puede regresar al PSOE. Rivera necesita además recuperar posiciones en su pulso con el PP, y para eso ha jugado la baza de buscar a los votantes «liberales» y más exigentes en materia de regeneración democrática en una disputa directa con las siglas del partido de Rajoy.

Pero más allá de estrategias políticas que puedan seguir los partidos, los datos son los que son. En los últimos 14 meses Ciudadanos ha perdido 2,4 puntos porcentuales. En las elecciones generales de 2015 obtuvo el 13,9 por ciento del voto válido. Seis meses más tarde, en las elecciones de junio de 2016, bajaba al 13,1 por ciento. Y ocho meses después la situación es que se encuentra con una expectativa de voto del 11,5 por ciento, como reflejaba la encuesta del pasado mes de febrero de NC Report realizada para LA RAZÓN. La caída que se refleja en escaños también es importante, pasa de 40 del 20-D, a 32 diputados el 26-J, y en febrero quedaba en una horquilla de 25/30. Esto se corresponde con una caída proporcional en el número de votantes. Desde los 3,5 millones que obtuvieron en las elecciones de diciembre a los 3,1 millones de las elecciones de junio.

Y la encuesta de febrero de LA RAZÓN los rebajaba a los 2,4 millones. En un año y dos meses han perdido 1,1 millones de votantes. En términos porcentuales, desde el mes de junio del año pasado se han dejado en el camino el 29,7 por ciento de sus votantes. El 18 por ciento se ha ido a la abstención; el 7,4 por ciento se ha marchado al PP; y el 3,8 por ciento al PSOE. Ciudadanos conserva el 70,3 por ciento de sus votantes de las anteriores elecciones generales. Ni siquiera recuperan posiciones en donde el PP arrastra en teoría más desgaste por el ruido de la corrupción. En el sondeo autonómico de la Región de Murcia publicado el jueves por este periódico la ventaja del PP sobre Cs se incrementaba de los 24,9 puntos porcentuales de 2015 a los 26,2 de ahora si se celebraran elecciones autonómicas.

Este sondeo se realizó cuando ya había empezado la presión de Ciudadanos y de los demás partidos de la oposición sobre el presidente de la comunidad, después de que se conociera la decisión del Tribunal Superior de Justicia de Murcia (TSJM) de investigarle por el «caso Auditorio». Las «tripas» de la encuesta revelan que la fuga de votantes de Ciudadanos al PP es del 3,8 por ciento, el triple que en sentido contrario, que es del 1,3 por ciento. Estos datos hay que medirlos también teniendo en cuenta que en el último Congreso de Ciudadanos, celebrado en febrero, igual que el del PP, la dirección del partido intentó recuperar oxígeno con una operación de imagen que incluía la puesta en escena de un nuevo ideario político, el liberalismo. Fue ratificado por dos tercios de sus delegados, frente al tercio que apostó por la etiqueta socialdemócrata. Ese cónclave también fue el punto de partida de la estrategia que ha acabado en la representación del enfrentamiento directo con los populares.

Durante el pasado mes de junio el CIS publicó su estudio de ámbito nacional y realizado a una muestra de gran tamaño, concretamente a 17.488 ciudadanos, de ellos 1.561 votantes de Cs, con lo que se obtenía una fotografía muy real del actual electorado de los de Rivera. Los datos muestran lo escorado a la derecha y al centro- derecha de su granero electoral: el 43,5 por ciento se definía de derechas y el 48,8 por ciento de centro. Tan solo el 7,7 por ciento se ubicaba en la izquierda. Por lo que el 92,3 por ciento de sus votantes del pasado mes de junio eran de centro-derecha.

En ese mismo estudio se definían como conservadores, el 12,7 por ciento; demócrata cristiano, el 7,8 por ciento; liberal, el 20,7 por ciento; progresista, el 14,8 por ciento; socialdemócrata, el 12,2 por ciento; socialista, el 4,5 por ciento; y el 2,7 por ciento, ecologista, por citar a las principales familias ideológicas.