Política

Comparecencia de Rajoy

El PP toma oxígeno y diluye sus dudas

La bancada popular no paró de aplaudir durante toda la intervención de Rajoy
La bancada popular no paró de aplaudir durante toda la intervención de Rajoylarazon

MADRID- Mariano Rajoy convenció ayer a su partido, de largo. Y en Moncloa confiaban en que sus palabras también hubieran sido «eficaces» entre sus votantes y entre la mayoría de los españoles. Rajoy llegó al Senado sabiendo de antemano que su mensaje, dijese lo que dijese, no tendría ningún efecto entre los grupos de la oposición, impermeables en el rifirrafe político a lo que dice el contrario. Por eso el destino de su discurso era despejar las dudas de los españoles y, especialmente, convencer a los suyos. Esta última prueba la superó con nota. La sucesión de estrategias en el manejo del «caso Bárcenas, desde la defensa del ex tesorero, pasando por la «retribución en diferido» hasta llegar a la afirmación de que el Gobierno no cede a chantajes, habían generado confusión y dudas dentro de las filas populares. El presidente las despejó superando en todos los sentidos las expectativas de los suyos tanto en cuanto a su contundencia frente a Bárcenas como en su firmeza ante el cerco de la oposición. Rajoy les dio oxígeno y confianza. Consolidó la sensación de que aguantará y resistirá, y que si hacen falta cambios en el PP o en el Gobierno, los hará. Sin la variable Bárcenas, el presidente baraja las elecciones europeas como referencia para introducir esos cambios. La clave es si apurará hasta principios de 2014 o quemará esta «bala» en otoño para dar un impulso a su acción política. Al margen de los efectos colaterales de la designación del «número uno» para la lista europea, Rajoy ganó ayer tiempo y recuperó credibilidad frente a los posibles movimientos que active Bárcenas en su defensa desde la cárcel, usando de nuevo para ello las filtraciones a un periódico nacional. Esta hipótesis se da por descontada en el PP, pero desde Génova también advierten de que el tiempo juega en contra del ex tesorero, que cada vez será más visto por la opinión pública como «un preso de Soto» antes que como el ex jefe de las cuentas del partido. Con esa impresión juegan. El compromiso que ayer asumió Rajoy, en nombre de su partido y en el suyo propio, le desnuda ante posibles nuevas declaraciones o papeles de Bárcenas. Pero en el PP también sostenían ayer que si Rajoy, «un hombre prudente», ha arriesgado tanto con su palabra ante el Parlamento, es porque sabe «a ciencia cierta que no puede salir nada que le deje en evidencia o que desmonte la negación rotunda de las acusaciones que hay encima de la mesa». En el PP se felicitaban además de que su presidente hubiera retomado la iniciativa y de que hubiera dicho y hecho lo que tenía que hacer y decir para limpiar la imagen del partido. «Se lo debíamos a los militantes y a tantos ciudadanos que han confiado en nosotros y a los que todavía no se les habían dado las explicaciones necesarias», según un presidente autonómico. En resumen, el PP da por superada la prueba. Y aunque siguen temiendo el desgaste por el «caso Bárcenas», hoy lo temen bastante menos de lo que lo hacían hasta ayer.