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El presidente coge las riendas del PP para recuperar impulso electoral

La Razón
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Por primera vez desde el Congreso Nacional de Sevilla, que el PP celebró en febrero de 2012, meses después de la victoria en las elecciones generales, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha convocado en Moncloa a «maitines» a la dirección de su partido. Esta tradición, que viene de la etapa de José María Aznar, quedó olvidada cuando el PP recuperó el poder de la mano de Rajoy. Éste optó por un modelo de organización totalmente distinto: separación absoluta del Gobierno y del partido, con primacía del primero sobre el segundo. De hecho, del órgano de dirección del PP dejó fuera a los ministros, a diferencia de lo que ocurría en tiempos de Aznar.

Hasta ahora, ha sido la secretaria general, María Dolores de Cospedal, quien ha presidido las reuniones del Comité de Dirección de los lunes, un procedimiento que ayer quedó rectificado con la convocatoria en Moncloa de este órgano directivo. La previsión, según fuentes de Moncloa, es que esta reunión de «maitines» se siga celebrando, si así lo permite la agenda del presidente, una vez al mes. En la etapa de Aznar era semanal.

En cualquier caso, sea cual sea la periodicidad, el gesto ha tenido una lectura interna bastante unánime. En el partido interpretan este movimiento de Rajoy como una ratificación de la actual cúpula, pero con correcciones a la gestión hasta ahora realizada. Rajoy toma las riendas para dar un impulso a su partido ante problemas políticos como el que plantea Cataluña, pero también en una coyuntura en la que la organización está obligada a poner en marcha su maquinaria electoral. La primera cita son las europeas, de la primavera que viene, y luego vendrán las decisivas elecciones autonómicas y municipales. Una vez puesta en marcha esta maquinaria, el motor tendrá que seguir encendido hasta las siguientes generales. El PP se resiente de las impopulares decisiones que ha tenido que adoptar el Gobierno para hacer frente a la crisis económica. Pero también de la mala gestión del «caso Bárcenas».

En el PP creen que con esta convocatoria Rajoy también media en la división interna que desde la propia cúpula se ha alimentado en la gestión de este delicado asunto. Esto ha reavivado la guerra entre el «nuevo» PP y el «viejo» PP, y en Moncloa se quejan de que en «las alturas» de Génova hay quien ha estado más preocupado de «echar balones fuera» y salvaguardar su imagen que de proteger al presidente y a la organización. El resultado ha sido que Rajoy ha quedado en el centro de la diana, como único portavoz de una etapa «en la que había otros dirigentes y que excede, además, a su mandato como presidente del partido», añaden desde el entorno del jefe del Ejecutivo.

En medio de estas cuitas internas, ayer el presidente del Gobierno tomó las riendas en una reunión, en la que hablaron de Cataluña, de economía, de las próximas reformas y de la agenda del partido (como la próxima interparlamentaria». El «caso Bárcenas» se quedó fuera del debate.