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El PSM aplaza su «venganza» hasta que pasen las generales
Sánchez se sale con la suya en Madrid pero deja demasiadas heridas
Las broncas en la Federación Socialista Madrileña son una constante en la vida del PSOE. En la República ya fue campo de batalla entre Besteiro y Largo Caballero. En la Transición, las crisis se sucedían entre los diferentes sectores. Cuentan las crónicas que el líder socialista catalán, Josep Maria Triginer, a la sazón consejero de la Generalitat provisional presidida por Josep Tarradellas, pidió permiso al presidente catalán para ausentarse de una reunión porque había una crisis en la Federación de Madrid. Tarradellas le dijo: «Si es por eso, no hace falta que vaya usted. Los socialistas de Madrid están en crisis por lo menos desde 1931». No se equivocó Tarradellas. Esa crisis no fue la última. En los 90, la pugna entre guerristas y renovadores tuvo Madrid como gran centro de operaciones.
Pedro Sánchez ha necesitado siete meses para domar a la siempre díscola federación madrileña en el último –o penúltimo- conflicto. Todo empezó con la destitución fulminante de Tomás Gómez el 11 de febrero. Ferraz –léase Pedro Sánchez- nombró una Gestora que allanó la llegada de Ángel Gabilondo a la candidatura autonómica y facilitó la designación de Sara Hernández como secretaria general del PSM en un congreso «con demasiados episodios turbios», como apunta un delegado del sector perdedor. Hernández fue elegida con una mayoría escuálida del 55%. El cese de Antonio Miguel Carmona ha sido el último episodio de este serial que ha llevado a Pedro Sánchez, militante madrileño y Secretario General del PSOE, a controlar «su federación» siguiendo al pie de la letra la «teoría Rubalcaba». El que fuera secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, verbalizó en el Congreso de Sevilla ante un delegado partidario de Carme Chacón su malestar con la federación madrileña: «No es lógico que el candidato a la secretaría general que es de Madrid no tenga detrás al PSM. Chacón tiene detrás a toda la delegación del PSC». Ciertamente, fue así. El PSM votó de forma mayoritaria a Chacón, no a Rubalcaba. Por lo que parece, Pedro Sánchez conocía esta tesis de Rubalcaba y tomó nota. Llegó al liderazgo del PSOE con el apoyo mayoritario de los socialistas madrileños pero sin controlar la federación. Le ha puesto remedio. Lo cierto es que Pedro Sánchez es el primer secretario general del PSOE que en Madrid se ha salido con la suya, al menos de momento, aunque los hechos acaecidos han dejado demasiadas heridas. Seguramente, el malestar de una parte importante de la militancia existe pero las generales marcarán una tregua. Hasta los más duros con Sánchez hablan del congreso de primavera –Carmona amagó con presentar su candidatura- y amenazan «esto no ha acabado y dará igual si es presidente del Gobierno. Orgánicamente ha cometido muchos errores y desmanes».
A pesar de estas palabras que auguran tiempos conflictivos, la mayoría de los dirigentes consultados descartan cualquier tipo de enfrentamiento antes de las elecciones «estamos preparando las generales y donde toca reorganizando el partido», apunta un diputado socialista. Otros entienden que Pedro Sánchez haya hecho «estos movimientos en el PSM porque necesita un buen resultado en Madrid en las elecciones». Sin embargo, estos mismos dirigentes reconocen que un mal resultado en las generales puede abrir de nuevo la caja de Pandora en el socialismo español.
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