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El PSOE cierra filas con Sánchez e Iceta y justifica su apoyo al 155
El líder lanza un duro ataque a los comunes de Colau, que hoy podrían romper en Barcelona.
El líder lanza un duro ataque a los comunes de Colau, que hoy podrían romper en Barcelona.
El primer Comité Federal del PSOE desde que Pedro Sánchez recuperase las riendas de Ferraz se antojó anómalo. Los socialistas huyeron de la sala Ramón Rubial que le vio dimitir hace 13 meses y aunque geográficamente se reunieron en Alcalá de Henares (Madrid) la vista estaba puesta mucho más lejos en el espacio (Cataluña) y en el tiempo (21 de diciembre). La cita de ayer emanó unidad, hermanamiento con el PSC y cierto aroma electoral. Las aguas calmadas y las filas prietas para encarar los comicios catalanes. Conscientes de que el apoyo al Gobierno en la aplicación del 155 les podría restar apoyos en el espectro de la izquierda, se utilizó el cónclave para comenzar a hacer pedagogía de cara al electorado, ya que los partidos independentistas intentan escorar al PSC a la derecha con PP y Ciudadanos. Tanto Sánchez como el candidato, Miquel Iceta, se ocuparon de dejar claro en sus intervenciones lo «inevitable» de la medida. «Nunca quisimos la declaración unilateral de independencia (DUI) ni el 155, pero una vez impuesta la DUI no cabía otra opción que aplicarlo», resolvió Sánchez. En la misma línea se expresó Iceta que consideró «inevitable» su puesta en marcha ante la negativa del ex president Carles Puigdemont a convocar elecciones.
El secretario general del PSOE calificó el secesionismo como «el Brexit de Cataluña» y animó a que a partir del 21 de diciembre «el “procés” sea un mal recuerdo». En este punto y ya en clave de campaña, Sánchez quiso marcar distancias con el PP y con Unidos Podemos. De manera muy crítica se refirió a los morados –«¡qué tristeza de izquierda!», dijo– que hoy oficializarán su ruptura con el PSC en el Ayuntamiento de Barcelona, en el que Ada Colau gobernaba en coalición con los socialistas. El líder afeó la estrategia de indefinición de los comunes acusándoles de «acompañar en este viaje al secesionismo de las élites frente a la solidaridad de los pueblos». No fue el único dardo contra los de Pablo Iglesias, que ayer acudieron a la manifestación en repulsa de la encarcelación de los «Jordis» y los ex consellers. «¿Qué izquierda es esa que justifica que haya presos políticos en otros países y se lleva las manos a la cabeza de que en España haya políticos presos por saltarse la ley?», se preguntó. El líder socialista también recriminó a esa izquierda que creyó que España «era únicamente patrimonio de la derecha» y reivindicó la alternativa de Gobierno que representa el PSOE y que no tiene complejos en «invocar el nombre de nuestro país».
Mirando a la gestión de la crisis catalana, Sánchez consideró que la única «desconexión» que se ha producido por parte del independentismo es con «la realidad» y acusó a Mariano Rajoy de dejar un «legado de cenizas» por su inmovilismo y su incapacidad para el diálogo. Precisamente para abarcar un amplio espectro, y tal y como le habían pedido algunos dirigentes territoriales, Iceta defendió su pacto con Unió: «Queremos tender la mano a quienes quieren sacar a España del atolladero y acabar con la ruptura», señaló antes de reconocer que en la candidatura del PSC hay comunistas y democristianos. «¡Y a mucha honra!», espetó.
Como broche final, Sánchez se felicitó de la «fortaleza y unidad» que existe en el PSOE actualmente, un PSOE que se pone en marcha para ganar las elecciones. Este cierre de filas quedó patente en la reunión del Consejo de Política Federal que se celebró de manera previa al Comité Federal y en el que estuvieron presentes todos los presidentes autonómicos y líderes territoriales del partido. Dirigentes otrora críticos con Sánchez como los presidentes de Andalucía, Susana Díaz; Extremadura, Guillermo Fernández Vara; Comunidad Valenciana, Ximo Puig; y Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, respaldaron la posición del PSOE con el 155. La propia Díaz ha resaltó que el PSOE «está donde debe estar», mientras que el castellanomanchego García-Page ha dicho que su partido está ahora «muy lejos» del «vértigo y de la irrelevancia que tuvo en otros tiempos».
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