Política

Casa Real

La verdad sobre la relación del Rey y Rajoy

Ante el aniversario de la proclamación, el entorno del presidente y Zarzuela rechazan que hubiera “malestar” con el expresidente

El Rey Felipe VI y el Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en la entrada del Palacio de Marivent, en verano de 2017
El Rey Felipe VI y el Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en la entrada del Palacio de Marivent, en verano de 2017larazon

El Rey ha batido récord de rondas de investidura y pese a las diferencias no tiene mala relación ni con Iglesias ni con los nacionalistas. Con Sánchez, Rivera y Casado hay «sintonía».

Hace unos días, quizá semanas, hablaba con una persona del entorno de Mariano Rajoy sobre la relación que este había tenido con Felipe VI durante la Presidencia. Me aseguró que había sido cordialísima y que nunca había hecho comentarios de sus reuniones: ni sobre el «caso Nóos», ni la imputación de la Infanta Cristina, ni siquiera sobre la abdicación de Don Juan Carlos. Y eso que fue el primero en saberlo y en guardar silencio. «Ya sé –me dijo el monclovita– que van por ahí diciendo que Mariano le recomendó que no pronunciara el discurso del 3 de octubre de 2017. Pero eso es absolutamente falso. Hasta donde yo sé –y el que me lo decía sabía mucho– el Rey se lo consultó. Y al presidente del Gobierno le pareció muy bien».

Si cuento esta anécdota, ya pasado el tiempo, es porque hay un imaginario bastante falso sobre el trato y la relación que el Jefe del Estado mantiene con los líderes políticos. Y he de reconocer que la cosa empezó con la llegada de Pedro Sánchez a la Presidencia del Gobierno. O quizá un poco antes.

En enero de 2016 Zarzuela y Moncloa sorprendieron con la noticia de que Rajoy había renunciado a la primera sesión de investidura para ser elegido presidente del Gobierno. El candidato del PP dijo al Rey que no solo no tenía una mayoría de votos a favor sino que tenía «una mayoría absoluta, acreditada, de votos en contra».

Aquel movimiento puso el foco en Pedro Sánchez, que se convirtió en el protagonista de la segunda ronda de contactos del Rey para conocer si podría ser investido. No fue un capricho del Monarca sino la convicción del secretario general de los socialistas de que podría conseguir los votos necesarios para acceder a la presidencia. No fue así, pero fue precisamente en aquel momento cuando surgieron los primeros comentarios –filtraciones interesadas diría yo– sobre la sintonía que había entre Pedro Sánchez y Felipe VI. «Son de la misma generación y hablan un mismo lenguaje –me dijeron entonces– y además Don Felipe está harto de Rajoy». El comentario no era de un cualquiera, sino de alguien del entorno de Sánchez. Pero mi sorpresa fue aún mayor cuando desde Zarzuela me hablaron también de aquella sintonía. Pero sabemos como acabó aquella película: con nuevas elecciones. Rajoy de nuevo en la presidencia y con un Pedro Sánchez en horas bajas, pero urdiendo su venganza.

Pero quería volver a aquellas rondas de contactos reales con los líderes políticos. Han sido cinco en cinco años: un récord difícil de superar pero que, entre otras cosas, ha permitido una mayor cercanía del Rey a los líderes. Hasta ahí todo normal. Lo que ya no ha sido tan normal han sido las ruedas de prensa posteriores a cada encuentro con el Monarca y que cada visitante de Zarzuela se empeñaba en vender a su manera. Pablo Iglesias informaba de lo que le había dicho al Rey, de lo que tenía que hacer el Rey, y de si llevaba bien o no con él. No era el asunto del encuentro, pero parecía que hasta los más republicanos sacaban pecho de sus buenas relaciones con el Monarca y las advertencias que le transmitían. Naturalmente, desde Zarzuela se guardaba –como siempre– un absoluto silencio; pero tanto Rivera, como Casado, como más recientemente Abascal, vendían empatía y buen rollo con el Rey. Otra cosa han sido los que han declinado recientemente los encuentros con el Monarca: ERC y Bildu. «Pero el Rey se siente cómodo con todos los líderes», dicen desde Zarzuela. O quizá son los actuales cargos de la Casa los que se sienten más cómodos. No en vano, a la última copa de Navidad en Moncloa –ya con Sánchez de Presidente– asistió el Director de Comunicación de la Secretaría General de la Casa, Jordi Gutiérrez, cosa que no había ocurrido hasta entonces.

Lo curioso es que tanto desde el entorno de Rivera como de Casado hablan muy bien de su relación con Felipe VI. No cuentan ni ofrecen datos, pero ponderan –¡cómo no!– la sintonía generacional y algún detalle de confianza que tampoco pasa a mayores. Sin duda el Rey, a la vista de tanta rueda de prensa post zarzuela, ha extremado sus palabras y comentarios para evitar otros males.

Tampoco hay mala sintonía con Pablo Iglesias y otros representantes nacionalistas. Decía Rajoy que se lo pasaba mucho mejor con el líder de Podemos que con Albert Rivera, que siempre se ponía estupendo en sus peticiones. Con Iglesias sabía que había poco que acordar y que por eso hablaban de otras cosas. No me extrañaría que el Rey siguiera también esa estrategia. Al menos es la que utilizó con Laura Borrás, la última representante de JxC que visitó Zarzuela: «Trasladé al Rey un mensaje del ex presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. Me pidió que le dijera que le gustaba más como Príncipe de Girona que como Rey». Don Felipe me respondió, que a él también le gustaba más Puigdemont como alcalde de Girona que como presidente de la Generalitat». Fue una broma según Borrás. Pero así la contó.