Política

Víctimas del Terrorismo

«El techo se me vino encima, no podíamos salir»

La Razón
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Día de recuerdos. Ayer se intercalaron las historias de los supervivientes de la tragedia de la casa cuartel de Zaragoza 25 años después. Mirando atrás, rememoraban la imagen de los guardias civiles, cubiertos de sangre y polvo retirando con sus manos, piedra a piedra, los escombros buscando algún suspiro de vida. Antonio Frutos era uno de los guardias civiles que aquella mañana dormía, tras una guardia, en la casa cuartel. Había dejado a sus gemelas de un año en casa de sus suegros porque su mujer tenía que trabajar por la mañana, pero no fue el reloj el que les despertó sino el techo que se les derrumbó encima. Del golpe, Frutos entró en un sueño del que le costó despertar. Lo primero que hice fue buscar el arma: «No sabía qué tipo de atentado ni de qué forma estaba ocurriendo nada». Fue más tarde cuando se dio cuenta de que no podían moverse de la habitación. Después, sacaron a su mujer y ayudaron a salir a algunos compañeros por la ventana; una hora más tarde sufrió una conmoción cerebral y fue ingresado. «La gente que quedó viva murió asfixiada. Aún recuerdo a los bomberos con unas bombonas amarillas, cómo trataban de insuflar oxígeno entre los escombros». No se quitó el uniforme. Su siguiente destino fue Cartagena y tres meses después, la ciudad sufrió un atentado. «He vivido mucho tiempo en ese estado de estar siempre en guardia». Ayer coincidió con uno de los niños que sobrevivieron el atentado y que hoy, también es guardia civil. «Le recuerdo en el hospital, con cinco años, jugueteando, sin saber que sus padres y un hermano habían muerto», destaca. Para ellos reencontrarse es como una terapia. «Hasta que ETA no deje las armas definitivamente, para mí esto no ha cambiado. Siento ganas de llorar al ver que los que les jaleaban ahora mandan tanto». Como él, Pascual Grasa, otro guardia civil superviviente, no entiende que los terroristas sean recibidos por algunos como héroes. «Yo sólo me dedicaba a mi trabajo, ellos me convirtieron en víctima».