Líbano

«En Líbano, un malentendido puede desencadenar una escalada de tensión»

Entrevista al General de Brigada Alfredo Pérez de Aguado (Jefe del contingente español en Líbano y responsable del sector este). El responsable de la brigada española reconoce que la situación es de «calma frágil y volátil»

Alfredo Pérez de Aguado, General de Brigada
Alfredo Pérez de Aguado, General de Brigadalarazon

Entrevista al General de Brigada Alfredo Pérez de Aguado (Jefe del contingente español en Líbano y responsable del sector este). El responsable de la brigada española reconoce que la situación es de «calma frágil y volátil»

- Una década de cascos azules españoles en Líbano... ¿Qué supone este aniversario?

Los diez años que España ha dedicado al Líbano, aportando una fuerza bajo mandato de la Naciones Unidas, muestran el compromiso de nuestra nación con la Comunidad Internacional, que se refleja en el esfuerzo realizado y en el sacrificio de todos y cada uno de los soldados desplegados.

- ¿Cómo está la misión en la actualidad? ¿Sigue esa “calma tensa”?

La misión está muy consolidada tras estos diez años en los que UNIFIL incrementó notablemente su fuerza para cumplimentar el mandato establecido en la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. El esfuerzo principal se centra en la monitorización permanente de la línea de retirada de las fuerzas israelíes, la “Blue Line”, materializado mediante una continua actividad operativa en apoyo a las Fuerzas Armadas libanesas.

La calma prevalece en el sur, pero es frágil y volátil. Está condicionada permanentemente por actores estatales y no estatales que mantienen un alto nivel de alerta de sus efectivos y una gran desconfianza entre ellos. Este cóctel podría provocar incidentes resultado de malentendidos o errores de cálculo, que podrían desencadenar una escalada de tensión.

- ¿Han notado un aumento de los enfrentamientos entre Hizbulá e Israel?

Durante el tiempo que lleva desplegado este contingente no se ha registrado ningún enfrentamiento en el área de operaciones. El último que se produjo en esta zona ocurrió en enero, cuando Hizbulá colocó un artefacto explosivo improvisado en una incursión al sur de la “blue line” que ocasionó sólo daños materiales en un vehículo civil. Ese mismo día, en represalia, Israel bombardeo la zona del valle del Hasbani.

- ¿Afecta mucho la situación de Siria?

Sí. Inicialmente por el número de refugiados que ha recibido el país, más de un millón y casi 18.000 en nuestro Sector. Por otro lado, la implicación directa de actores no estatales como Hizbulá en el conflicto hace que la situación política interna se divida aún más entre los dos bloques que polarizan la arena política. Además, la guerra en Siria condiciona el despliegue de las Fuerzas Armadas libanesas, que centran sus esfuerzos al noreste del país, en Arsal, para evitar infiltraciones de células terroristas. Por último, desvía el foco internacional, dejando al Líbano en un lateral.

- ¿La muerte del cabo Soria obligó a modificar los procedimientos o a cambiar las medidas de seguridad?

Nuestras actividades operativas y logísticas no han cambiado. Seguimos realizando nuestras patrullas y ocupación de observatorios con normalidad. Pero no podemos negar que el fallecimiento del cabo Soria nos obliga a llevar a cabo una revisión, puesta en práctica y evaluación periódica de nuestros planes de seguridad.

- ¿Cómo es su día a día?

Dentro de nuestro Sector, el Este, las principales actividades que llevamos a cabo son operativas, principalmente patrullas a pie y en vehículo, observatorios a lo largo de la “Blue Line” y las relacionadas con nuestra propia seguridad. También establecemos contactos diarios con los líderes locales, con la finalidad de comprobar su percepción sobre nosotros y sobre la misión, y conocer sus necesidades.

- Lleva tiempo escuchándose que esta es una misión que debería ir concluyendo. ¿Cree que sería posible?

Desde el punto de vista táctico podemos decir que en la actualidad vivimos una época de relativa calma. Sin embargo, las raíces de este conflicto se mantienen. El mes pasado se aprobó la Resolución 2035 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en la que se reconoce expresamente que, a pesar de los avances, queda mucho camino por recorrer.

- ¿Están preparadas las fuerzas libanesas para garantizar su propia seguridad?

Sí, y así lo están haciendo en un escenario más demandante como es en el noreste, en Arsal. Por parte de UNIFIL se está implementando un plan denominado Diálogo Estratégico, que es un compromiso político-militar con el Gobierno del Líbano para asistir a las Fuerzas Armadas libanesas en su proceso de adquirir las capacidades operativas necesarias.

- ¿Queda mucho por hacer?

Si, mientras perduren las raíces del conflicto entre Líbano e Israel, y la influencia de actores no estatales. Respecto al Diálogo Estratégico, aún queda mucho por hacer pues nos encontramos en su fase inicial de un total de siete, en la que nuestros cometidos se focalizan en ejercicios básicos de adiestramiento conjunto con las Fuerzas Armadas libanesas a bajo nivel.