Tensión

Encalla la negociación con Gibraltar para el acuerdo post Brexit

El gobernador de la Roca acusa a España de ser el responsable por pedir un marco regulatorio sobre la gestión del aeropuerto

People cross the Gibraltar airport runway towards the border crossing with Spain, backdropped by the Gibraltar rock, in Gibraltar, Friday, March 5, 2021.
People cross the Gibraltar airport runway towards the border crossing with Spain, backdropped by the Gibraltar rock, in Gibraltar, Friday, March 5, 2021.Bernat ArmangueAP Photo

Las negociaciones sobre Gibraltar, en el limbo desde que el Brexit lo dejó fuera de la UE, están en punto muerto y parece ahora más complicado que nunca llegar a un acuerdo. El gobernador de la Roca, David Steel, acusa a España de ser el responsable del estancamiento al haber pedido «un marco regulatorio sobre la gestión del aeropuerto que implica su jurisdicción española», algo que considera intolerable al afectar directamente a la cuestión de soberanía. «En el Acuerdo Marco de Nochevieja de 2020 se dejó de lado el tema de la soberanía. Ahora España lo ha reintroducido», recalcó el representante de la Corona británica en Gibraltar a The Times.

En la Nochevieja de 2020, hace tres años, a pocas horas de que terminara el periodo de transición Brexit, Londres y Madrid conseguían cerrar «in extremis» un principio de acuerdo para evitar los estrictos controles en la única frontera terrestre -junto con la de Irlanda- que une ahora al Reino Unido con la Unión Europea. El texto contenía las directrices para cerrar un tratado entre la Comisión Europea y el Reino Unido sobre la Roca. Pero se trata tan sólo de una solución temporal que puede rescindirse en cualquier momento.

Alrededor de 30.000 personas cruzan a diario la verja. Entre ellos, 15.000 trabajadores, de los cuales 10.000 son españoles de una zona como la del Campo de Gibraltar, donde pocas veces se baja de una tasa de paro del 30%. Por lo que el Brexit obliga a Madrid y la Roca a encontrar una solución pragmática de convivencia. Aunque el fantasma del «no deal» siempre está ahí.

Si se quiere flexibilidad en la verja, se debe externalizar la frontera Schengen al puerto y aeropuerto del Peñón. Pero eso obliga a tener la presencia de agentes de España (miembro Schengen). Y ahí está el «quid» de la cuestión. Sobre todo teniendo en cuenta que el suelo donde está construido el aeropuerto no estaba contemplado en el Tratado de Utrecht (1713-1715). Los británicos se hicieron con ello en el siglo XIX, cuando unas epidemias obligaron a desplazar la población al istmo.

Después de que el pasado mes de febrero Londres y Bruselas lograran poner fin a la polémica sobre el Protocolo de Irlanda del Norte, con todas las complejidades que eso entraña para un territorio de difícil convivencia entre católicos y protestantes, se pensó que se lograría el impulso necesario para resolver el asunto del Peñón. Pero finalmente la fumata blanca no llegó y las elecciones para el 23 de julio no hacen más que complicar las cosas. Según The Times, en el Reino Unido existe preocupación porque un eventual Gobierno del PP con Vox pueda dificultar el camino.

En las negociaciones se habla de «una zona de prosperidad compartida», un eufemismo para evitar hablar de la soberanía sobre la colonia británica. Pero es la soberanía, al fin y al cabo, lo que ha marcado el contexto de los últimos 300 años. Y la cuestión que, en definitiva, dificulta ahora el ansiado pacto. Nadie quiere cerrar una verja que sacuda tanto a la economía del Peñón como de las regiones españolas aledañas. Pero, al mismo tiempo, nadie quiere firmar cualquier término, cualquier punto, cualquier coma que pueda afectar al tema de la soberanía en un tratado internacional.

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ha recalcado varias veces que el marco del «acuerdo de Nochevieja» contempla que España, como miembro de Schengen, sería el responsable de garantizar los estándares de este espacio y por ello debería asumir los controles en el puerto y el aeropuerto del Peñón, aunque ello contaría con el apoyo de la agencia europea de fronteras –Frontex– durante un periodo transitorio de cuatro años. Con todo, el gobernador de Gibraltar, David Steel, señala ahora que el Reino Unido debe garantizar que la presencia de agentes de Frontex en la frontera «no se estire hasta la soberanía, que no sobrepase lo que podemos aceptar en términos de jurisdicción y control». «La importancia de Gibraltar ahora es mayor de lo que ha sido durante 40 años, desde el final de la Guerra Fría», dice el gobernador Steel. «Con una Rusia resurgente y una China asertiva, su importancia estratégica como punto de entrada para el Atlántico y el Mediterráneo es obvia», matiza.

El Gobierno español considera que «la pelota se encuentra en el tejado del Reino Unido» a la hora de decidir sobre la propuesta presentada el año pasado de España y la Comisión Europea para hacer una zona de prosperidad compartida en la Roca. Cree que es Londres y en particular el gobierno de Gibraltar los responsables del estancamiento de las negociaciones.