El Gobierno arrancó esta semana con una bocanada de oxígeno para la legislatura. Pedro Sánchez salvó el "match ball" de la cuestión de confianza, tras dar Junts marcha atrás en el debate y votación de la PNL que habían registrado, y anunciando la quita de la deuda autonómica -por valor de 83.000 millones se euros- en cumplimiento a lo pactado con ERC para la investidura. Ambos acuerdos proyectaban la imagen de una mayoría atada, después de semanas de inestabilidad y votaciones en el alambre. Sin embargo, esta imagen no ha tardado en diluirse. El PSOE vio este martes como se desarmaba de nuevo su aritmética, perdiendo dos votaciones -a cuenta de la Ley del Suelo y la nacionalidad de los saharauis- en una pinza inédita entre el PP y Sumar.

En este contexto, ERC ha dado también un baño de realidad al Ejecutivo. Pese a que en Moncloa se felicitaban esta semana de que "los Presupuestos estaban más cerca", desde Esquerra han querido enfriar este optimismo, asegurando que no van a apoyar las cuentas públicas. En estos términos se ha manifestado el líder de ERC, Oriol Junqueras, en una entrevista en "Espejo Público" en Antena 3, en la que ha hecho extensivo este rechazo también a los presupuestos de la Generalitat de Cataluña. "Semana a semana, pacto a pacto", señalan en el partido, con un posicionamiento más pragmático.

El Gobierno no ha arrancado formalmente la negociación con sus socios y juega ya con el calendario en contra, dado que las previsiones del Ejecutivo era tener encarrilado el proyecto presupuestario en el primer trimestre del año. En Hacienda no han iniciado todavía los contactos para el techo de gasto, paso previo para las cuentas, porque los socios exigen que se cierren primero las carpetas de compromisos pendientes.