Investidura
ERC y Junts: en contacto para un frente común para la investidura
Los republicanos buscan ir de la mano de los posconvergentes para forzar el referéndum
Esquerra ha recuperado posiciones de fuerza tras el batacazo que sufrió en las elecciones municipales y también en las generales. Ahí perdió muchos votos y hubo algunos, dentro del partido, que exigieron bascular hacia posiciones más radicalizadas y seguir la estela de Junts tras toda una legislatura sosteniendo a Pedro Sánchez en Madrid. Sin embargo, parece que los republicanos vuelven a la casilla de salida, a reivindicar que negocian con el PSOE, después de que los posconvergentes también hayan cambiado de posición (ahora ya hablan con los socialistas tras toda una legislatura de aislamiento). En este contexto de que tanto ERC como Junts están negociando con el Gobierno, los republicanos también han desvelado que están manteniendo contactos con los posconvergentes para hacer un frente común y obtener más réditos.
Este escenario permite recobrar fuerza a ERC tras las dudas que habían entrado en el partido por los malos resultados electorales. De hecho, su vía dialogada recibe ahora la validación de Junts porque también se ha acabado abrazándola y consigue el premio de que el PSOE empiece a ceder con la amnistía, una de las dos reivindicaciones más insistentes del independentismo (junto al referéndum). La voluntad de los republicanos por ir de la mano de los posconvergentes en Madrid es estratégica: son conscientes de que si el partido de Carles Puigdemont entra a negociar, suavizará mucho sus posiciones en la política catalana dotando de mayor estabilidad al Govern de ERC y los acuerdos con el Gobierno central pasarán a dejar de ser un arma arrojadiza entre las dos principales formaciones del independentismo.
En este sentido, la portavoz de ERC, Raquel Sans, ha querido recordar cuál es el marco de la negociación para los republicanos, que tiene tres elementos «claves»: la amnistía para personas vinculadas con la organización y desarrollo del 1-O, la autodeterminación de Cataluña y el bienestar de los ciudadanos, y en este último punto incluyen temas como el traspaso a la Generalitat de la gestión de Rodalies.
Sobre la amnistía, ya prácticamente quedan pocas dudas de que conseguirán el acuerdo porque ya ni los socialistas niegan la posibilidad de aprobar una ley que exima a los independentistas de responsabilidades penales. El propio Sánchez ya ha abierto la puerta a la amnistía después de que dejara la constitucionalidad de la norma en manos del Tribunal Constitucional, sacudiéndose así todas las dudas en torno a la viabilidad jurídica. Si bien, también es cierto que pocos detalles trascienden de los avances de esa negociación.
En cambio, la autodeterminación parece mucho más lejana porque ahí sí que el PSOE está dispuesto a ponerle freno: no obstante, todo hace pensar que los republicanos, igual que Junts, van a apretar al máximo con esa demanda teniendo en cuenta que en febrero de 2025 (como muy tarde) habrá elecciones en Cataluña. Si no consiguen ahora el referéndum, lo pondrán encima de la mesa a lo largo del próximo mandato (con los primeros presupuestos que se tengan que negociar, por ejemplo) y eso puede hacer tambalear la legislatura desde el primer momento.
Finalmente, los republicanos, al estar en el Govern, también necesitan conseguir medidas que le den oxígeno: sea con el traspaso de Rodalies, ya que es una infraestructura que afecta a muchos ciudadanos y su funcionamiento es mejorable; o, con financiación y reduciendo el «déficit fiscal», que daría más dinero a las arcas de la Generalitat para afrontar la segunda parte de la legislatura catalana.
En todo caso, más allá del contenido y del inicio de las conversaciones, todavía está todo en una fase muy embrionaria, tal y como reconoció Sans. La portavoz republicana ha explicado este lunes que, desde su formación, ya están en contacto tanto con representantes del PSOE como de Junts, aunque ha matizado que «aún no se han concretado en una negociación real». Lo cierto es que el PSOE también va a contemporizar porque el mes de septiembre es complicado: el independentismo celebra varias efemérides (Diada, 1-O...) que pueden generar un clima poco propicio para la negociación. Además, los socialistas tienen mucho tiempo por delante porque el primer debate de investidura se celebra el 26 de septiembre, lo que permite tener luego otros dos meses más por delante para evitar la repetición electoral. Por lo tanto, el PSOE tiene hasta finales de noviembre para lograr un acuerdo con ERC y Junts, además de PNV, Bildu, BNG y Sumar. A priori, esas cuatro formaciones parecen más asequibles porque sus demandas tampoco parecen tan exigentes como las de Junts y ERC.
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