Reino Unido
Escocia: empieza la cuenta atrás para la independencia
La cuenta atrás ya ha comenzado. Tal día como hoy dentro de un año, los escoceses mayores de dieciséis años deberán votar "sí"o "no"a la siguiente pregunta: "¿Debería Escocia ser un país independiente?". A tan sólo doce meses del referéndum, la posibilidad de que Edimburgo corte su cordón umbilical con Londres sigue siendo un interrogante, entre encuestas que arrojan resultados contradictorios y la clase política enfrentada por un asunto que determinará el futuro del Reino Unido.
Tanto los defensores del "sí", encabezados por el gobernante Partido Nacionalista Escocés (SNP) de Alex Salmond, como los del "no", con el primer ministro británico David Cameron a la cabeza, han elevado el tono de su discurso para intentar captar al amplio núcleo de indecisos.
La mayoría de las encuestas dan la victoria a los "unionistas"-partidarios de permanecer en el Reino Unido-, con un apoyo de solo entre el 25 y el 37 % a la independencia. Aunque algunos sondeos recalcan que uno de cada 10 votantes que apuestan ahora por el no podrían cambiar de opinión si no hay compromiso claro por parte del Gobierno central para transferir más competencias antes del plebiscito.
Escocia se unió de manera voluntaria al Gran Bretaña en 1707 y de la misma manera se puede separar. La primera vez que se empezó a hablar en serio de un referéndum fue en mayo de 2011. Salmond se hacía con la mayoría absoluta en las elecciones "autonómicas"arrebatando el poder a los laboristas, que siempre habían dominado el norte. Era la primera vez que una fuerza política conseguía el logro desde que se constituyó la Asamblea escocesa en 1999. Con los escaños suficientes, el nacionalista podía llevar a cabo su plan: conseguir todas las competencias y controlar sus recursos económicos, eso sí, todo bajo el reinado de Isabel II.
El camino, sin embargo, no ha sido fácil porque Cameron, apelando por la unidad del país, siempre se mostró reacio a dar luz verde a la denominada "Section 30", orden necesaria para transferir los poderes de la Cámara de los Comunes a Holyrood.
El problema es que el Ejecutivo autónomo aún no ha presentado el llamado "Libro Blanco", donde se espera que dé detalles sobre cómo se organizaría una Escocia independiente, entre críticas de que hasta ahora se ha mostrado vago en asuntos clave como la defensa, la política exterior o la economía.
En este sentido, un informe publicado ayer por el Instituto Nacional de Investigación Económica y Sociológica recalcó que una Escocia separada podría tener que pagar más intereses de la deuda que Reino Unido, y por consiguiente, verse obligada a controlar fuertemente su gasto. Los intereses que deberá pagar si sigue utilizando la libra esterlina podrían ser entre 72 y 165 puntos básicos --entre un 0,72 y un 1,65 por ciento-- por encima de los del bono británico a diez años. Asimismo, tendría también que recortar su gasto un 5,4 por ciento para alcanzar los objetivos de la deuda europea. (fin).
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