Política

Elecciones generales

España y el anacronismo del silencio preelectoral

Las restricciones en la jornada de reflexión y en la semana previa se consideran un atentado contra la libertad de expresión en EE UU

La Ley Orgánica de Régimen Electoral General prohíbe la publicación de encuestas los cinco días previos a la celebración de los comicios / Foto: Alberto R. Roldán
La Ley Orgánica de Régimen Electoral General prohíbe la publicación de encuestas los cinco días previos a la celebración de los comicios / Foto: Alberto R. Roldánlarazon

Las restricciones en la jornada de reflexión y en la semana previa se consideran un atentado contra la libertad de expresión en EE UU.

A pesar de que el contexto social (y tecnológico) ha dado un giro de 180 grados, España lleva con la misma ley electoral en vigor desde el año 1985. Entre otras cosas, en la Ley Orgánica del Régimen Electoral General, que es como se denomina oficialmente, están contempladas las restricciones a los medios de comunicación en el transcurso de la campaña, las mismas que en los tiempos de la Transición. También se contempla la famosa y polémica jornada de reflexión, que se inventó en tiempos de Adolfo Suárez. Así, queda prohibida la publicación de sondeos en los cinco días anteriores a la celebración de los comicios para no influir en el sentido del voto. Las multas a las que se enfrentan aquellos medios que se salten las restricciones, bien sea de forma voluntaria o por accidente, no son desdeñables: desde sanciones económicas de entre 3.000 y 30.000 euros hasta penas de prisión de entre uno y tres años, según dicta el artículo 69.7 de dicha norma. Evidentemente, no se aplican a las opiniones que se vierten en las redes sociales, por lo que Twitter es un hervidero de informaciones (y desinformaciones) hasta el último momento. Pero, echando un vistazo a lo que ocurre en otros países democráticos, se aprecian diferencias evidentes respecto al modelo español.

Por ejemplo, en Francia y Portugal solo hay una máxima: no se pueden publicar sondeos en la jornada de reflexión. A partir de ahí, libertad absoluta, también en la semana previa. La situación es incluso más permisiva en otros países con democracias tan antiguas como Estados Unidos –donde solo se considera constitucional prohibir hacer campaña a una distancia de 30 metros de la entrada de los colegios electorales el mismo día de los comicios, todo lo demás atenta contra la libertad de expresión– o el Reino Unido, y también en Alemania, en Suecia o en Países Bajos. De hecho, ni siquiera existe una expresión equivalente en lengua inglesa para referirse a este silencio del día previo a los comicios.

Es curioso que el caso del Reino Unido, donde las restricciones en la cobertura de los actos electorales que transcurren el propio día de la votación solo afectan a la cadena de televisión pública: la BBC no puede informar sobre eventos de campaña entre las 00:30 horas y el momento en que se cierren los colegios. En Alemania, el margen de maniobra de los medios se liberalizó en el año 2013, de tal manera que ahora los partidos se reservan lo mejor para el final: los candidatos suelen tener sus actos más importantes el mismo sábado.

El extremo contrario se da en algunos países de América Latina. En Colombia, cuatro meses antes de la fecha de celebración de los comicios se aplica en todo el país la Ley de Garantías, dirigida a todos los empleados del estado, con el objetivo de que no se usen recursos públicos para hacer campaña. El cerco de estrecha aún más según se acerca la jornada previa a los comicios. Entre todas, la medida más curiosa es que, con la excusa de mantener el orden público, se prohibe la venta y el consumo de alcohol en todo el país.

Con la vista puesta en España, tampoco hay que olvidar que esa restricción de cinco días para no influir en la opinión del electorado se olvida de un grupo importante de población: el que vota por correo. De hecho, algunos ya mandaron sus papeletas la semana pasada, en el periodo en el que aún se pueden publicar encuestas electorales. Del mismo modo, tampoco se descuelgan los carteles que desde hace más de una semana adornan las calles de ciudades y pueblos en toda España. De hecho, algunos no se descuelgan nunca.