ETA
ETA mantiene a dos «jefes» en Francia para no disolverse
Mikel Barrios y Daniel Urdin, procedentes de EKIN, no tienen otra misión que «acreditar» la presencia de la banda en suelo galo
Mikel Barrios y Daniel Urdin, procedentes de EKIN, no tienen otra misión que «acreditar» la presencia de la banda en suelo galo.
Mikel Barrios y David Urdin, ambos procedentes de EKIN, el comisariado político de ETA, son dos de los pocos militantes con relevancia que la banda mantiene en la clandestinidad en Francia. Ambos proceden también del terrorismo callejero, la «kale borroka». Urdin había sido detenido en Burlada (Navarra) en noviembre de 2007 por formar parte de un grupo al que se atribuía la autoría de una treintena de delitos. En 2009 obtuvo la libertad provisional y desapareció.
Según expertos antiterroristas consultados por LA RAZÓN, sus misiones no quedan claras, sobre todo desde que hace tres meses la organización criminal se declarara «desarmada». Otra pantomima etarra en la que las «actas» de lo que había en una serie de zulos no coincidían con el material entregado, en el que, entre otras cosas, faltaban 40 bombas lapa de las que se colocan en los bajos de los automóviles.
Al igual que los presos, que exigen beneficios penitenciarios pero sin pedir perdón a las víctimas ni colaborar en el esclarecimiento de los crímenes cuya autoría se desconoce, ETA se ha quedado ahí y de la anunciada disolución (por los medios que hacen de «mariachis» de todas estas maniobras) tampoco se sabe nada.
La impresión es la de que la banda, como ha hecho tantas veces, trata de montar su enésimo engaño que le permita escribir la historia de lo que ha ocurrido en los últimos 40 años (en la que ellos saldrían vencedores, aunque sea pasando por un supuesto empate); y que sus pistoleros, los que están en la cárcel y los que se mantienen en la clandestinidad, muchos de ellos en países de América, regresen a sus casas sin ningún problema, homenajes incluidos.
Han pasado 30 años de los atentados de Hipercor y de la Comandancia de la Guardia Civil de Zaragoza; y 20 del rescate por la Benemérita del funcionario de prisiones Ortega Lara y del secuestro y asesinato del concejal del PP de Ermua Miguel Ángel Blanco. Algunos dentro del entramado etarra deben pensar que siguen con la misma capacidad de hacer daño que entonces. La maldad, desde luego, la conservan; la operatividad, no.
El papel de Barrios y Urdin en Francia debe ser en la actualidad algo así como el de mantener viva la marca, a efectos de comunicados; hacer de «notarios» de la no disolución u otras maniobras que se les puedan ocurrir a los que realmente dirigen ETA desde España, desde el País Vasco y Navarra. Esos, los que realmente mandan en la banda, ya habrían conseguido muchas cosas si no fuera por la tenacidad de las asociaciones de víctimas del terrorismo que permanecen atentas para denunciar cualquier movimiento, cualquier paso que alguien tuviera la tentación de dar en falso.
Es el momento, según las fuentes consultadas, de que sigan actuando las Fuerzas de Seguridad y, en todo caso, esperar a que los etarras den un paso, si lo quieren dar y analizar sus consecuencias. Tienen prisa porque la disidencia en la izquierda abertzale, y lo que es más peligroso para ellos, la del entorno de los presos, crece día a día. Ninguna de las promesas que se hicieron a los reclusos cuando se anuncio el supuesto fin de las actividades armadas, que no del conflicto político con España, se han cumplido.
Mientras los «moketalaris» (los que pisan moqueta) por sus cargos públicos, disfrutan de la libertad con sus sueldos pagados por el erario público, los internos, en especial a los que les quedan largas condenas, se «pudren» en las cárceles.
En el mundo de ETA, cuando organizan pantomimas a veces se pasan de frenada. En la realizada este fin de semana para dar a entender que los presos estarán pasado mañana en la cárcel española de Zaballa, en Álava; y en la de Mont de Marsan, los que cumplen condena en centros galos, comunicaron quienes eran los candidatos para formar la nueva dirección del EPPK (colectivo de presos).
Entre los cuatro representantes que corresponden a nuestro país (dos mujeres y dos hombres), ninguno del sector «duro»; y por lo que respecta a Francia, tal vez por aquello de no alterar más al gallinero, incluyeron en el cuarteto, entre la prole de «oficialistas» como David Pla y Jon Bienzobas, «Karakulo», a Mikel Carrrera, «Ata», e Ibon Fernández, «Susper», ambos sentenciados a cadena perpetua, cuyas posibilidades de obtener la libertad no será examinada antes de las dos próximas décadas. ¿Qué es lo que se pretende escenificar? Parece claro. Hay que acelerar los pasos porque la disidencia viene detrás.
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