Los partidos

Feijóo despeja su camino a Moncloa

Vence desde el centro, la unidad y con el cuarteto de «fontaneros» que le acompaña desde la Xunta

Noche electoral en la sede del PP en la calle Génova
Noche electoral en la sede del PP en la calle Génova. Alberto Nuñez Feijóo, Isabel Díaz Ayuso y Martínez-Almeida salen al balcón de la sede del Partido PopularAlberto R. RoldánLa Razón

El PP, y Alberto Núñez Feijóo, son los grandes vencedores de la noche electoral. Hace tan solo poco más de un año el PP atravesaba una situación crítica. Empatado en votos con Vox, con el PSOE por delante, y con Pedro Sánchez rumbo a un tercer mandato porque ni dentro ni fuera del partido se creía en la capacidad de Pablo Casado como alternativa al líder socialista. Además, la formación navegaba sumida en una profunda crisis orgánica, la más importante de las que ha vivido en democracia porque su razón de ser estaba en el corazón de la máquina, en ese choque de la dirección nacional con las estructuras territoriales. Y que en su máxima expresión se hizo carne en el pulso con Isabel Díaz Ayuso que amenazó con arrastrar socialmente a la formación a su suelo electoral porque la militancia popular, y la opinión pública, habían tomado partido de manera rotunda por Ayuso frente a la Génova de entonces.

Hoy el PP sale de estas elecciones en mejor posición de la que entró para ganar las próximas generales. Con un partido más unido, ya que una de las fortalezas de Feijóo en esta campaña ha sido su capacidad de volver a reunir a todas las sensibilidades, sumando en un trabajo conjunto a los líderes territoriales, a los grupos parlamentarios, herencia de Casado, y a todos los referentes pasados del PP, incluidos los expresidentes José María Aznar y Mariano Rajoy, que habían dejado hasta de hablarse por rencillas acumuladas en etapas anteriores. Una foto de unidad que amplió con la incorporación de figuras independientes como Toni Nadal, tío del tenista Rafa Nadal, o rostros emblemáticos de Ciudadanos como el del economista Luis Garicano.

Las urnas han avalado la estrategia interna de la nueva dirección de respeto a la autonomía de las organizaciones territoriales, y su apuesta, siguiendo el modelo de Andalucía, de reconstruir la unidad del voto del centro derecha desde una posición centrada, que se sostiene en la idea de que el arrastre del voto útil del granero de Vox hacia el PP se producirá casi como por el efecto de la caída de la fruta madura. Por lo que, una vez engullido el electorado de Cs, creen que el esfuerzo debe volcarse en seguir ampliando la bolsa de votantes socialistas, moderados, que no creen en Sánchez ni están cómodos con su política de pactos con independentistas y radicales.

A partir de anoche, el PP se enfrenta al reto de la negociación con Vox, sabiendo que el resultado de esos pactos puede ser un arma para la izquierda de cara a las generales ya que siempre ha usado la identificación entre el PP y la extrema derecha, pero, al mismo tiempo, son conscientes de que no pueden permitirse el lujo de perder poder institucional porque las estructuras territoriales afectadas no se lo perdonarían y se abrirían grietas en el grupo compacto que es hoy el PP. Con el examen en las urnas aprobado con nota, ésta será la segunda gran prueba del liderazgo de Feijóo, ya que como presidente de la Xunta renegó de los acuerdos con Vox y siempre marcó distancias claras con respecto a este partido, bajo el lema de que en ningún caso son el PP ni van a serlo. La dirección popular ofrecerá al PSOE un acuerdo para permitir que gobierne siempre la lista más votada, excluyendo así a Vox, pero también a Bildu y a ERC, un movimiento que no se traducirá en nada en la práctica y que busca escribir un relato que justifique llegar a pactos puntuales con los verdes. La ventaja del PP es que sale ahora muy fortalecido de las urnas también en comparación con Vox y esto le concede una posición de primacía a la hora de sentarse a negociar que puede volver en contra de Abascal su postura de máximos: su eslogan de campaña ha sido el órdago de que por un solo escaño exigirá «sillones» en el reparto del poder institucional.

Génova no hará cambios en su estrategia de cara a las generales ni en el discurso ni en las formas. Seguirá apostando por una política de ampliación de su base social y habrá algún fichaje nuevo tras el verano. Ahora bien, la campaña calla a los que ponían en cuestión al equipo con el que Feijóo aterrizó en Madrid y que son los colaboradores que le acompañan desde su etapa en la Xunta. El PP sale más fuerte; Feijóo, también; pero lo mismo puede decirse del cuarteto en el que se sostiene el líder gallego, Mar Sánchez Sierra, Marta Varela, Luis de la Matta y Marcos Gómez. Todos fueron fichados siendo veinteañeros. Y, por cierto, en su equipo económico de campaña, además del vicesecretario, Juan Bravo, cada vez han ido cogiendo más peso Pablo Vázquez (FEDEA) y el economista José María Rotellar.