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El Comité Federal del PSOE se reunirá el sábado para aplazar el Congreso
La dirección de Sánchez está dispuesta a posponer el cónclave del partido para reforzar el liderazgo de su líder ante la pugna con Susana Díaz
La dirección del PSOE reunirá el próximo sábado a su Comité Federal para aprobar el aplazamiento del 39 Congreso del partido, que estaba previsto para los días 21 y 22 de mayo y que será finalmente retrasado, tal y como adelantó ayer LA RAZÓN.
La dirección del PSOE reunirá el próximo sábado a su Comité Federal para aprobar el aplazamiento del 39 Congreso del partido, que estaba previsto para los días 21 y 22 de mayo y que será finalmente retrasado.
Según ha informado el PSOE, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, citará este martes a su Ejecutiva para convocar un Comité Federal extraordinario que analice el calendario. Y la dirección propondrá el sábado a ese órgano --el de máximo poder entre congresos-- la pertinencia de retrasar la cita "hasta la formación de Gobierno en España".
«Los tiempos del PSOE son los tiempos de España». Éste es el mantra que impera en Ferraz desde que los territorios comenzaran a impacientarse por la dilación en la convocatoria del 39º Congreso –llamado a elegir el liderazgo del partido–, que debía haberse celebrado en febrero, en pleno proceso de formación de gobierno. De esta forma, la fecha del cónclave se concibió como una nueva piedra de toque en la pugna por el liderazgo socialista. Los críticos a Pedro Sánchez veían en la pasividad de la dirección federal para convocarlo la intención del secretario general de querer «perpetuarse» en el poder y demandaban que el congreso se celebrase cuanto antes. En una exhibición de fuerza, las federaciones afines a Susana Díaz lograron doblar el brazo del líder socialista y fijarlo los días 20, 21 y 22 de mayo. Sin embargo, lo enconado de las posiciones de todos los partidos políticos y lo ralentizado de los tiempos de España abren la posibilidad de postergar también los del PSOE.
En este sentido, se han manifestado en los últimos días un alud de dirigentes socialistas que advertían sobre el peligro de distraerse en cuitas internas en plenas negociaciones de investidura. El último en pronunciarse fue ayer el número dos del presidente de Castilla-La Mancha y secretario de Organización del PSOE de C-LM, Jesús Fernández Vaquero, que defendió la necesidad de retrasar el cónclave a «cuando proceda» porque lo importante ahora es «formar gobierno». A él se han sumado en los últimos días importantes barones y líderes autonómicos como el extremeño, Guillermo Fernández Vara, o el aragonés, Javier Lambán, e incluso fuentes del sector andaluz que, tal como adelantó este diario, prefieren que el congreso se celebre después del 26 de junio, ya que en el entorno de Díaz se trabaja con la convocatoria de unos nuevos comicios como el escenario más probable.
Además, el salto de la presidenta andaluza a la arena nacional –que todos dan por seguro– sería una amenaza que Sánchez podría neutralizar pactando un gobierno a cualquier precio con Podemos. No en vano, Díaz tendría que significarse entre el 11 y el 15 de abril y a Sánchez todavía le restarían dos semanas para conseguir llegar a La Moncloa. Y desde la presidencia del Gobierno nadie podría discutirle su mantenimiento al frente de Ferraz. Sin embargo, si el cónclave se retrasa a verano y el líder socialista se vuelve a medir a sus adversarios en unas nuevas elecciones –en las que difícilmente obtendría un mejor resultado–, Díaz podría asumir las riendas del partido ante un Sánchez debilitado al fracasar en sus dos intentos de convertirse en presidente. Sería su momento. Ella tiene voluntad y convicción de presentarse, pero «no desahuciará al partido antes de las generales». Además, si Susana Díaz gana la Secretaría General antes de las elecciones debería –por cultura de partido– asumir la candidatura a la presidencia del Gobierno, lo que le dejaría apenas un mes y medio de margen para prepararla. Algo que, según comenta un diputado socialista con un punto de amargura, «sería suicida».
Con estos cálculos, unos y otros juegan sus cartas. Las federaciones piden abiertamente que se postergue la cita y Ferraz se deja querer. La dirección socialista baraja aplazar la fecha si existe consenso entre los territorios, una condición indispensable ésta, porque se busca evitar que el movimiento de postergarlo se interprete como un nuevo intento de Sánchez de blindarse ante los críticos. En los últimos días se han sucedido los contactos con las federaciones para palpar el ánimo, un ánimo que apunta a que se solvente la situación nacional antes de asumir la del partido y alejar así la sombra de la perpetua guerra interna en el PSOE. No obstante en el círculo cercano a Sánchez existe confianza en que Díaz no dará finalmente un paso al frente y exhiben al líder socialista como un candidato reforzado internamente en los últimos tiempos. «No veo que alguien pueda ahora mismo competir con Pedro», recalcan.
Sin embargo, el hecho de aplazar el cónclave también es visto con buenos ojos por Ferraz –no en vano la dirección lo fijó inicialmente para finales de junio, los días 17, 18 y 19– ya que un amplio margen de tiempo le permite al líder socialista seguir fortaleciendo su liderazgo, un liderazgo que no está consolidado y que quedará al pairo si arrecian los vientos del sur. La esperanza que palpita en la sede federal es que si finalmente se repiten las elecciones, el PSOE concurrirá a ellas con un candidato que ha hecho todo lo posible por impulsar la gobernabilidad, cargando al PP y sobre todo a Podemos con la responsabilidad de haber bloqueado el gobierno del cambio. En sus mejores pronósticos, los votantes premiarían la iniciativa de Sánchez y éste conseguiría mejorar los resultados del 20 de diciembre. Sólo así podría maquillar los cuatro meses de desgobierno en los que habría sumido a España, por evitar que gobierne la lista más votada.
Además, el mantenimiento del congreso socialista obligaría al secretario general del PSOE a desdoblar su actividad: negociando en Madrid un futuro gobierno y viajando por los territorios para conseguir avales de cara a la pugna por el liderazgo con Díaz, que promete ser cruenta. Una dualidad que desgastaría física y psicológicamente al candidato y que le colocaría en una posición de debilidad ante sus rivales políticos y compañeros de mesa negociadora, limitando su capacidad de diálogo ante la imposibilidad de asegurar que se mantendrá al frente del cargo para cumplir sus compromisos.
Sánchez asume con escepticismo la cita con Pablo Iglesias del próximo miércoles. En el PSOE son conscientes de que los puntos de acuerdo son improbables, pero es necesario escenificar un acercamiento de cara al electorado. Esa visión también la mantienen dirigentes consultados por este diario que ven inútiles los intentos del líder socialista por acercarse a la formación morada. Ésta, no obstante, sigue siendo su única alternativa para barrer el debate del liderazgo. Si es presidente del Gobierno nadie le cuestionará internamente, si no lo logra el congreso del partido elegirá a su sucesor.
Unas fechas enrevesadas
- 30 de marzo
El próximo miércoles, Pedro Sánchez se reunirá con Pablo Iglesias en un último intento para desbloquear el diálogo con Podemos y apurar sus opciones de convertirse en presidente del Gobierno. Una vez probado que el apoyo de Ciudadanos es insuficiente, Sánchez se aferra así a un pacto con el partido morado. Es la última baza del PSOE para llegar a La Moncloa y de Sánchez para mantener su liderazgo en el partido sin oposición.
- 11 de abril
Según el calendario aprobado por Ferraz, la líder del PSOE en Andalucía, Susana Díaz, tiene poco más de dos semanas para decidir si presenta su candidatura a la secretaría general, pues el 11 de abril se abriría el plazo para postularse a las primarias para liderar el partido. El hecho de que la recogida de avales y la campaña se solaparían con las negociaciones de investidura, es uno de los argumentos que apuntan a postergar el congreso.
- 8 de mayo
Haya o no haya congreso del partido, el 8 de mayo los militantes del PSOE están llamados a las urnas. En un primer momento lo hacían para elegir a su secretario general, pero si las elecciones se repiten ante la imposibilidad de formar gobierno, las bases socialistas votarán entonces a su candidato para La Moncloa. En este escenario no se espera que Sánchez tenga oposición, ya que a Díaz no le interesa concurrir a la contienda.
- 26 de junio
Si el proceso para formar gobierno encalla, dentro de tres meses se celebrarían de nuevo elecciones generales. Si Sánchez fracasa en un nuevo intento de investidura, desde el sector más próximo a Susana Díaz se da por hecho que el actual líder perdería de nuevo en la cita con las urnas. Circunstancia que Díaz trataría de aprovechar para lanzarse a por el liderazgo del partido en el congreso federal de verano.
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