El «aquelarre» etarra
Firmeza frente a infamia
Tras la derogación de la Doctrina Parot por el Tribunal de Estrasburgo se han concatenado una serie de consecuencias perversas para nuestro Ordenamiento Jurídico, para nuestro Estado de Derecho, para la sociedad en su conjunto y muy especialmente para las víctimas de terrorismo, violaciones y asesinatos. Una serie de consecuencias que tras la excarcelación masiva de un centenar de los más sanguinarios terroristas, los violadores más crueles y los asesinos en serie más peligrosos, pone en tela de juicio a nuestro propio Ordenamiento Jurídico y a nuestro Estado de Derecho con lo que supone, a juicio de muchos, una cesión inadmisible de nuestra propia soberanía nacional a un tribunal extranjero, del que formamos parte y estamos obligados a acatar sus dictámenes, pero como su propio nombre indica, su finalidad es proteger los derechos humanos y lo que ha hecho es proteger unos más que dudosos derechos de los criminales menoscabando gravísimamente los de sus víctimas inocentes, asesinados, violadas, secuestrados, huérfanas,viudas,mutilados,familias desgarradas por el dolor inmenso de ser víctimas de estos delincuentes, a lo que esta excarcelación ha echado leña al fuego de su dolor. Por lo tanto, careciendo este dictamen de equidad y consagrando un resultado del todo injusto, algo frontalmente contrario a nuestro Ordenamiento Jurídico. Además ha generado una alarma social en toda España, no solo por la impunidad que supone cumplir en muchos de estos casos unas penas ridículas por cada crimen cometido, sino que además la presencia en la calle, entre nosotros de estos delincuentes de reinserción real imposible ante su falta de arrepentimiento, genera un miedo real y cierto en muchísimas personas. Pero además, esto ha supuesto una más que evidente humillación para las víctimas de estos delincuentes, muy en especial para las víctimas del terrorismo ya que al dolor de ver la impunidad a estos terroristas sanguinarios con más de 300 asesinatos en su haber con tiros en la nuca, bombas indiscriminadas, secuestros, mutilaciones y secuelas graves de sus atentados terroristas, ven como día a día se suceden desde su excarcelación nuevos acontecimientos que las humillan y enaltecen a los terroristas. El primer día sufrimos viendo la sonrisa macabra de Inés del Río, pionera protagonista de esta injusticia a los que se añadían nuevas sonrisas de sus socios criminales y sus amigos. Luego hemos visto como a muchos de ellos se les recibía como a héroes, y esto lo he sufrido en primera persona, viendo como a «Kubati» le recibían en Elorrio con cohetes a altas horas de la madrugada despertando a todos los vecinos y recordándoles de esa manera que el miedo y el terror que el sanguinario «Kubati» infundió con su actividad terrorista estaba de nuevo presente en sus vidas. Plagaban el municipio de carteles con su foto dándole la bienvenida, ante lo que me vi obligado a presentar una denuncia en la policía autonómica vasca por estos hechos, a mi entender, constitutivos de delitos de enaltecimiento del terrorismo. Los carteles fueron retirados, pero al día siguiente otro terrorista sanguinario de Elorrio, Zabarte, fue excarcelado, recibiendo los mismos infames agasajos. Entre ambos terroristas acumulan en su macabro currículum criminal 30 atentados con resultado de muerte, lo que no pasa desapercibido para una mayoría de gente de bien. Así, un vecino se quejaba amargamente ante mí de tener que cruzarse con «Kubati» día si y día también, y la propia madre de Zabarte no le ha admitido en casa debido a la vergüenza que supone un hijo de esa catadura moral, que además de asesino, sigue estando orgulloso de sus actos, algo que honra a esta señora, una vasca valiente. Pero los homenajes y bienvenidas a estos terroristas se han sucedido en cascada durante semanas en numerosos municipios del País Vasco y Navarra, como Mondragón, Eibar, Durango, Elorrio y otros muchos. Siendo los dos últimos episodios de este «viacrucis» de la infamia que sufren las víctimas del terrorismo y, por ende, todos los demócratas y la sociedad vasca y española. En Eibar, insultaban a los miembros de la Asociación de Víctimas del Terrorismo que valientemente pretendían homenajear a las personas asesinadas por ETA en los lugares donde hacían sido perpetrados sus crímenes y donde, a su vez, los asesinos habían sido recibidos como héroes. Uno de los lugares visitados fue Elorrio donde traté de darles el recibimiento que se merecen con flores, cohetes de bienvenida y el símbolo que nos une a todos como es la bandera de España, como auténticos y únicos héroes de nuestra democracia. Pero ello no resta gravedad a la injusticia de los insultos recibidos y a la sonrojante necesidad de la Ertzaintza para llevar a cabo dichos homenajes sin ser agredidos. El último episodio de dolor y humillación ha tenido lugar en Durango con el cónclave de terroristas excarcelados llevado a cabo con total impunidad, permisividad y publicidad. Por todo ello, no podemos cruzarnos de brazos viendo como, a la impunidad que supone la excarcelación prematura y masiva, se añade otra impunidad como son los delitos recogidos en nuestro Ordenaniento Jurídico como son el enaltecimiento del terrorismo y la humillación de las víctimas del terrorismo que se están cometiendo apoyando o permitiendo que continúe este viacrucis del terror con nuevos episodios de la vergüenza a los que se debe poner freno por memoria, dignidad y justicia con las víctimas del terrorismo y con todos los ciudadanos de bien de este país que ya no soportamos más esta situación.
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