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Génova presiona con una «tercera vía» para forzar una lista única

Advierte de que si no hay consenso entre el gallego y la vicepresidenta puede surgir otro candidato.

El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, aseguró ayer que el problema del Gobierno de Sánchez es «cómo va a gobernar» larazon

Advierte de que si no hay consenso entre el gallego y la vicepresidenta puede surgir otro candidato.

Desde el actual aparato de Génova, que sigue presidiendo Mariano Rajoy, han empezado ya los tanteos territoriales para tomar nota del reparto de apoyos ante el Congreso extraordinario que el lunes la Junta Directiva Nacional del PP convocará para el mes de julio. En este cónclave se decidirá la sucesión del ex presidente del Gobierno al frente del partido. La presión de los líderes regionales para que haya un solo candidato está pesando en las consultas que informalmente y de manera discreta han empezado ya a realizarse. Hay una sensación imperante de que la balanza se inclina del lado del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y que sólo cabe esperar a que se cumplan los trámites, entre ellos la convocatoria del Congreso, para que éste formalice su candidatura. Los mensajes que llegan desde su entorno apuntan en esa dirección, aunque él mantenga la incógnita sobre sus futuros planes. «Tomaré la decisión y hablaré cuando se convoque el Congreso», insistió ayer. Mientras, la dirección nacional enfría que se dé por cerrado el proceso y alerta de que hasta ahora han constatado que hay «división de apoyos» entre el político gallego y la ex vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, y que eso obliga a no descartar la posibilidad de que haya «una tercera vía» dentro del trabajo previo que están realizando para buscar un consenso. «La gente no quiere líos», advierten. En las quinielas sobre los posibles candidatos a suceder a Rajoy está también el nombre de la secretaria general, María Dolores de Cospedal. O el de la presidenta del Congreso, Ana Pastor, dirigente con amplia experiencia de gestión y muy reconocida dentro de la organización popular.

No obstante, las quinielas en las que incluso se maneja el nombre del ex ministro Íñigo Méndez de Vigo pierden toda su fuerza cuando se sale de los círculos madrileños. Hasta ahora los posibles interesados no han hecho gestiones internas de entidad porque prima la prudencia hasta que no se convoque el Congreso.

Quien llegue a mediados de julio a la Presidencia del PP tendrá que revisar los equipos y la estrategia de un partido instalado en el discurso de defensa del Gobierno desde 2008, cuando Rajoy llegó por primera vez a La Moncloa con mayoría absoluta. El análisis interno comparte mayoritariamente el criterio de que el nuevo liderazgo debe ir acompañado de otro mensaje político que marque también otro tiempo, y desde una libertad absoluta de contestación a los casos de corrupción que han afectado al PP. La capacidad de integración quedará limitada por estas necesidades, aunque dentro de ese objetivo de que las luchas se resuelvan internamente el elegido tendrá que hacer algún guiño a la unidad.

En el cónclave de julio, sin embargo, el PP no entrará en ninguna discusión programática. Para ello ya celebrarán una Convención antes de las autonómicas y municipales. El único punto del orden del día será elegir al sucesor de Rajoy, a la nueva dirección y al Comité Ejecutivo y Junta Directiva Nacional. Por cierto, el ex presidente Rajoy podría ser nombrado presidente de honor del PP, cargo que quedó vacante después de que José María Aznar presentase su renuncia por carta en diciembre de 2016. En su despedida Rajoy ratificó que estará al servicio de quien le suceda. Y las competencias de hacer esa propuesta corresponden, precisamente, a su sucesor.

El portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando, dirigió ayer el mensaje a destacar que en el PP «se necesita a todo el mundo» y caben «todos», insistiendo en que trabajarán para que el proceso de elección sea de «unidad» y una alternativa al Gobierno socialista. No quiso entrar en un debate de nombres. Hernando ha abierto la nueva etapa de oposición perfilando un duro placaje al Ejecutivo socialista, al que el PP no concede ni un día de tregua. Pero la frase precongresual coloca también en una situación de transición esta estrategia parlamentaria, que ayer se tradujo en reclamar un debate inmediato del Estado de la Nación.

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