Estrategia

Iglesias, Junqueras y Otegi suman fuerzas para doblegar a Yolanda Díaz

La alianza se estrecha en el Congreso y Podemos, ERC y Bildu se respaldarán en actos electorales frente a la vicepresidenta segunda del Gobierno

El exvicepresidente segundo del Gobierno y exlíder de Podemos, Pablo Iglesias
El exvicepresidente segundo del Gobierno y exlíder de Podemos, Pablo IglesiasRicardo RubioEuropa Press

La pinza entre Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, el «ticket electoral» para revalidar una coalición de gobierno a partir de las próximas elecciones, tiene su reverso en la sintonía creciente entre Pablo Iglesias, Oriol Junqueras y Arnaldo Otegi, que aúnan fuerzas para doblegar a la vicepresidenta y competir con ella de cara a las próximas elecciones generales.

El canal de comunicación entre las tres formaciones está más activo que nunca. Su alianza parlamentaria se estrecha y se les podrá ver compartir actos electorales frente a Yolanda Díaz, algo que ya ocurrió de manera muy puntual en anteriores comicios. El mensaje va dirigido contra Sumar, pero también apunta frontalmente contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que en una futura investidura seguiría condicionado al apoyo de este triángulo.

Entre los partidos que se han unido a Sumar consideran que tiene toda la lógica que no se negocie antes de los resultados de mayo, y que una vez vista su fuerza real sí se sienten a ello, pero desde «una actitud realista con el peso de cada parte». «Esto lo están planteando en términos de cuotas, no de proyecto», critican parte de los potenciales aliados de la vicepresidenta, que ven la «jugada» de Podemos con su condición de celebrar primarias abiertas para concurrir juntos. «Buscan imponer a sus candidatos en todas las listas porque ellos tienen más poder de movilización, pero eso no se traduce en apoyo real, lo vemos en las encuestas cada día», explica una fuente consultada

Podemos ha dado ya su apoyo a los republicanos, que compiten directamente con la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, el 28 de mayo, a pesar de que esto da oxígeno a un partido con quien se disputan directamente al electorado en las elecciones municipales de mayo. De hecho, esos intereses electorales son los que desaconsejarían que los tres partidos fueran juntos en las elecciones generales porque podría hacerles perder escaños, si bien la crisis en la izquierda ha abierto escenarios imprevisibles hace unos meses.

La colaboración de Podemos con los independentistas viene de lejos. Fue el propio Pablo Iglesias el que reforzó a ERC y Bildu y les llamó a «asumir la responsabilidad de la dirección de Estado» nada más llegar al Gobierno de coalición. Durante este tiempo, los morados han tratado de convencer al PSOE de intensificar esta alianza para orillar al PP y en la recta final de la legislatura usan esta hoja de ruta para cargar contra el PSOE, al que ya llegan a acusar de mimetizarse con las políticas del PP, pero también para competir contra la vicepresidenta ante la resistencia de los de Pablo Iglesias a diluirse en Sumar.

Esta consonancia entre ERC-Bildu y Podemos llega a tomarse en serio de cara a una alianza electoral real con la vista en las generales, incluso en algunos sectores de Sumar y de los comunes, pero fuentes de la cúpula morada descartan por completo esta dirección.

En la actualidad, esta unión con objetivos electorales a corto plazo ya se ha cobrado la pieza de la bandera feminista del PSOE. La Ley del «solo sí es sí» es un síntoma de la intensificación de esta entente frente a la plataforma de la vicepresidenta a la que buscan debilitar. Podemos ha reforzado el «bloque plurinacional» con ERC y Bildu y han presentado enmiendas similares contra la reforma del PSOE para corregir la polémica ley que beneficia a agresores sexuales, frente a la pretensión inicial de la vicepresidenta de llegar a un acuerdo con el PSOE para evitar una nueva guerra en la coalición. En aras de evitarlo, la propia vicepresidenta votará lo mismo que su partido, aunque no lo comparta. Una fidelidad de Díaz a Podemos que no es recíproca, con los constantes ataques de los morados a su «líder», a la que acusan de querer «matar» a Podemos.

No es la primera vez que Podemos ha ensayado la ecuación ERC-Bildu. La tramitación de la ley de Seguridad Ciudadana es otro ejemplo. El propio Pablo Iglesias dirigió la estrategia que acabó dinamitando al grupo de Unidas Podemos en el Congreso. El exvicepresidente acusó a los diputados de su propia confluencia a través de TV3 –a los comunes y a IU– de plegarse al PSOE en cuanto a la reforma de la mordaza en vez de hacer piña con ERC y Bildu que exigían el fin de las pelotas de goma y de las devoluciones en caliente, entre otras medidas que no fueron aceptadas por el PSOE. «Creo que es un error por parte de nuestros compañeros que hayan pensado que caminar con el PSOE e intentar acusar a ERC y Bildu, era un buen negocio». Unos comentarios pronunciados en la televisión catalana que causaron malestar entre los diputados de País Vasco y Cataluña que se enfrentan a los independentistas el próximo 28-M.