Sin ruptura

Sánchez y Díaz se conjuran para salvar la coalición

El presidente ordena rebajar el tono con sus socios en el Gobierno y Podemos mantiene su ofensiva y no dimite: «El que rompe, paga»

El Gobierno de coalición vive sus horas más críticas. Sin embargo, el objetivo que une a Pedro Sánchez y Yolanda Díaz es la supervivencia. Ambos necesitan tiempo. El primero para cambiar la sensación que se ha instalado en la opinión pública de un cambio de ciclo. Dar la vuelta a las encuestas y conseguir concitar un apoyo mayoritario de cara a los próximos procesos electorales. Sánchez es consciente de que para ello debe seguir implementando medidas desde el Gobierno que contribuyan a mejorar las condiciones de vida de los españoles. En el horizonte está también el semestre de presidencia europea, que España ostentará a partir de julio, y que supondrá el mejor altavoz institucional e internacional para el presidente. Por otro lado, Díaz tiene por delante la culminación de su proceso de escucha y, lo que es más complicado,la cuadratura del círculo de su futura relación con Podemos de cara a una candidatura conjunta para las generales.

Horas después del episodio más divisivo dentro del Gabinete, a cuenta de la toma en consideración de la reforma de la ley del «solo sí es sí», las actitudes de unos y otros anticipan la estrategia futura. Mientras que Sánchez y Díaz se conjuran para proteger la coalición, las ministras de Podemos continúan alimentando el conflicto. Los desmarques de los socialistas respecto a sus socios se perciben en los gestos y no tanto en el tono de sus declaraciones. El ambiente es irrespirable. Se excluyó a los morados de la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros cuando se aprobaba la Ley de Paridad, se escenificó la soledad de Montero y Belarra en la bancada azul del Congreso durante el debate de la reforma del «solo sí es sí» y Sánchez no acudió ayer al acto institucional del Ministerio de Igualdad y agendó uno en solitario con mujeres directivas en la Moncloa junto a su mujer.

La orden que se ha trasladado desde Moncloa es «rebajar el tono» y «no caer en provocaciones», en alusión a los ataques indisimulados que están lanzando desde Podemos en los últimos días y en especial desde la tribuna del Congreso el martes. En el PSOE y Moncloa generó un profundo malestar esta intervención, que definieron como «indecente» e «irresponsable», y precisamente apelan a la «responsabilidad» y la «templanza» para proteger un Ejecutivo que debe agotar la legislatura y aspira a revalidar el poder. «No se dan cuenta de que, si se cargan el Gobierno, vendrán PP y Vox y borrarán de un plumazo la ley “Trans”, la del “solo sí es sí”... y todos los avances que hemos impulsado. Hay mucho en juego», advierten desde el PSOE a sus socios. En Moncloa preocupa la desmovilización que este tipo de actitudes provoca en el electorado progresista, el principal desafío de cara a conseguir una victoria en las urnas. En este sentido, desde la parte socialista del Gobierno recuerdan a sus socios que sigue siendo «mucho más lo que nos une que lo que nos separa» y piden no «alimentar ninguna escalada de descalificativos», sino «seguir cosiendo».

Podemos no rebajará sus críticas para destensar la relación con el PSOE y asumen que será la tónica general de los siguientes debates que se producirán en lo que resta de legislatura. Y esto abre una nueva fractura con Yolanda Díaz, que pide «responsabilidad» para evitar la ruptura. Entre los socios habituales del Gobierno encuadran esta sobreactuación de las discrepancias en el marco de la campaña electoral que se aproxima, pero reconocen que PSOE y Podemos asisten al «fin del ciclo de la convivencia de la izquierda», según fuentes parlamentarias que piden reconducir la fractura, que indirectamente les salpica.

El ala más dura del partido morado continuó escalando la tensión a lo largo de la noche del martes y de ayer. La propia ministra Irene Montero reiteró que era una «mala noticia» la alianza del PSOE con el PP para reformar la ley y culpó a su socio de poner en riesgo los derechos de las mujeres. «No está en riesgo el Gobierno sino los derechos de las mujeres», criticó. El núcleo del partido evita hacer autocrítica sobre el discurso altisonante mantenido en tribuna y se defiende que «no se podía ofrecer otra posición porque sino estaríamos en la foto con el PP». Sin embargo, en el grupo parlamentario hay diputados que reconocen que el debate «no fue constructivo» «ni edificante». Parte del espacio sí quiere llegar a un acuerdo en la fase de enmiendas, aunque mandan un mensaje al PSOE. «Se tienen que mover. Hasta ahora no lo han hecho y si esto hubiese pasado a lomejor habríamos acercado posiciones», lamentan.

Pese a que en el partido comienzan a admitir que en el Gobierno, su ministra ha quedado desgastada, no están dispuestos a abandonar Moncloa. «Aquí quien rompe, paga». Es la reflexión que hace un dirigente muy próximo a la cúpula del partido sobre esta posibilidad. En la dirección de Ione Belarra se opta así por resistir a pesar de las contradicciones de continuar en un Ejecutivo que les corrige. La estrategia es no dimitir, a no ser que sea Sánchez el que quiera abrir ese melón, el cual abriría otro más. Pondría bajo las cuerdas a Díaz, la responsable de pactar con el presidente y con Ione Belarra la salida de los ministros morados.