Podemos

Iglesias y Errejón certifican su ruptura interna

El primer encuentro para acercar posturas entre las familias de Podemos se cerró con un cruce de acusaciones entre los dos líderes del partido, que no tienen previsto volver a reunirse hasta Vistalegre II.

El secretario político de Podemos, Íñigo Errejón, durante las declaraciones que ha realizado a la salida de la reunión
El secretario político de Podemos, Íñigo Errejón, durante las declaraciones que ha realizado a la salida de la reuniónlarazon

El primer encuentro para acercar posturas entre las familias de Podemos se cerró con un cruce de acusaciones entre los dos líderes del partido, que no tienen previsto volver a reunirse hasta Vistalegre II.

Podemos continúa siendo incapaz de acercar posturas: ayer se celebró una reunión que apenas sirvió para algo más que para que el partido escenificara la distancia insalvable que separa a los que hasta hace apenas un año eran las dos principales fuerzas motrices del proyecto: Pablo Iglesias e Íñigo Errejón. Y llegados hasta este punto lo cierto es que ya no les preocupa que se les note. Sus comparecencias por separado ante los medios tras la reunión celebrada ayer en la sede de Princesa fue utlizada por los dos líderes para lanzarse fuego cruzado de acusaciones. Primero fue el secretario político quien reprochó el concepto de unidad «a toque de corneta» que tiene Iglesias y éste habló de las «declaraciones agresivas» que salen de las filas Errejonistas y de que él no iba a caer en ellas. Quizá la más significativa de las declaraciones realizadas ayer fue la del propio Iglesias, que estableció una analogía entre la situación en la que puede caer Podemos y la que padece el PSOE, «un partido con dinámicas de familias y de barones» que al final ha sido «secuestrado por las élites». Sea como fuere, la situación del partido es de un bloqueo total en el que las dos principales familias de Podemos se acusan de no querer llegar a un acuerdo y en el que el choque de trenes en Vistalegre II se puede dar por descontado. Tanto Iglesias como Errejón dejaron entrever en sus declaraciones su escepticismo sobre las conversaciones que tendrán lugar estos días y asumieron, con distintos matices, que serán las urnas virtuales de Podemos las que finalmente decidan el reparto de poderes. La esperanza de los errejonistas es que –ya asumida la pérdida de la portavocía para Errejón– el resultado sea lo suficientemente apretado como para que el vencedor sienta la obligación moral de integrar al perdedor. Pero a juzgar por las declaraciones del actual secretario general ayer mismo, las esperanzas del secretario politico pueden ser infundadas: Iglesias admitió que si su lista al Consejo Ciudadano no es la más votada tendrá que asumir «que será otro quien lidere», que él «seguirá en Podemos», pero desde «una posición más discreta», dibujando así cuál será a todas luces el futuro del número dos si no logra el apoyo de las bases. El líder de la formación morada redondeó así una rueda de prensa en la que también afirmó que la unidad en Podemos «se consigue debatiendo, no con documentos ni haciendo declaraciones agresivas en los medios, sino con el debate». Un argumento al que Errejón había contestado previamente asegurando que, más que una reunión para debatir, la convocatoria de ayer de Iglesias había sido una «ronda para expresar» las diferentes posturas de las que cada corriente parte.

Sin embargo fue Iglesias el que más tensión imprimió ayer a sus palabras cuando aludió a las malas artes desplegadas por el errejonismo y a que él no iba a entrar a ese juego: «Yo creo que lo último que necesita Podemos es escuchar a unos compañeros hablando mal de otros. Cada uno que haga sus declaraciones y que sea dueño de sus palabras. Yo no voy a hablar mal de la corriente de Íñigo y Tania (Sánchez) ni de ningún otro». Por lo demás, el ambiente estuvo tan enrarecido ayer en Madrid que el secretario político de Podemos se vio obligado a «lanzar un mensaje de tranquilidad a todos los compañeros y votantes» y a asegurar retóricamente que «somos conscientes de la responsabilidad y vamos a estar juntos». Errejón postuló que «la receta del Podemos de la segunda fase» contendrá elementos de todos los que participaron en la reunión de ayer y que «serán las urnas» las que decidan «cuánto de cada ingrediente contenga la receta». «No vamos a robarle a la gente el debate», concluyó.

Por su parte, el portavoz de los Anticapitalistas, Miguel Urbán, subrayó que la única familia de Podemos que ha llevado una propuesta concreta a la reunión fue la de «Podemos en Movimiento», la candidatura de Anticapitalistas, que ha presentado un decálogo de propuestas concretas para acercar posturas y lograr un acuerdo de mínimos. De las palabras de Urbán traslució la poca esperanza que se tiene desde la corriente anticapitalista de lograr un acuerdo global en Podemos. El eurodiputado insistió –en línea diametralmente opuesta a lo defendido por Errejón– que el partido debe constituirse en una «mesa de coordinación» al servició de los diferentes movimientos y plataformas sociales. Aun así, confía en que se llegue a un acuerdo de mínimos que salve la cara de los dirigentes del partido frente a las desconcertadas bases de Podemos. Este acuerdo cosmético, al que también aludió Íñigo Errejón, podría lograrse en el documento de Igualdad y en el punto de la necesidad de que la Comisión de Garantías esté compuesta por personas independientes. También Carolina Bescansa habló con los medios ayer en una caótica rueda de prensa frente al Edificio España. La cofundadora de Podemos emplazó a todas las corrientes a la iniciativa «Pensando Vistalegre», que tendrá lugar este sábado y que ha sido organizada por ella misma para intentar desbloquear una situación interna insostenible en el partido morado.