El desafío independentista
La ANC cerca a Mas antes de ver a Rajoy: no hay alternativa al 9-N
La Asamblea Nacional Catalana rechaza terceras vías y caer en «falsas esperanzas». El independentismo blinda la pregunta de la consulta mientras intensifica la agitación en las calles
Poco, muy poco, se puede esperar de la entrevista que Mariano Rajoy y Artur Mas mantendrán esta semana en el Palacio de La Moncloa. Mas acudirá a Madrid sin margen alguno para mover el acuerdo que firmó el pasado 12 de diciembre con ERC, ICV y CUP. Aquel día selló una pregunta (¿Quiere usted que Cataluña sea un Estado? ¿Independiente?) y una fecha (9 de noviembre de 2014) para convocar una consulta de autodeterminación. Mas se garantizó así el apoyo de ERC para continuar gobernando y, además, se llevó el entusiasmo de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), el brazo civil del independentismo. Hoy el presidente de la Generalitat es rehén de ese entusiasmo porque la ANC le ha dejado muy claro que no apoyará un cambio ni en fecha ni en pregunta, una modificación que Mas sólo se ha atrevido insinuar tímidamente.
La presidenta de la ANC, Carme Forcadell, ha sido muy explícita en las últimas semanas. «No podemos perder el tiempo. Centremos nuestros recursos y energías en convencer (de la independencia) a los que no lo están». «La experiencia demuestra que el Estado español no cumple su promesa». Y así. Temerosa de que Mas tenga la tentación de viajar en el tiempo hasta enero de 2006, cuando rebajó los contenidos del Estatut para pactar el texto con José Luis Rodríguez Zapatero, la ANC ha querido blindar la pregunta y la fecha de la consulta antes de que se produzca la entrevista con Rajoy en el Palacio de La Moncloa.
«Alertamos de la promesa de una tercera vía que intentará poner en marcha el Gobierno español. Esta operación combinará gestos amables del nuevo monarca con un posible acuerdo de los partidos dinásticos españoles para hacer algunas concesiones o incluso una reforma cosmética de la Constitución española (...) Apelamos al "seny catalán"para valorar la credibilidad y el alcance real de estas promesas», advirtió en la denominada Declaración de Junio, un documento elaborado a continuación de Felipe VI.
En realidad esta tercera vía no va a estar sobre la mesa. El presidente del Gobierno tiene la convicción de que ofrecer un nuevo encaje a Cataluña en este instante sería tanto como ceder a la presión soberanista para aplacar a Mas. Y no piensa hacerlo. Está dispuesto a abrir un debate sobre la reforma de la Constitución, pero no a comenzar por CiU las conversaciones, sino por el PSOE.
Rajoy goza, por el momento, de una confortable mayoría absoluta y podría permitirse un margen de maniobra para reconducir las cosas, pero Mas tiene una precaria minoría en el Parlament que únicamente sostiene su acuerdo de estabilidad con ERC. Es consciente de que cualquier titubeo con la autodeterminación pondrá en peligro su alianza con los republicanos y no puede dar marcha atrás si no es a riesgo de tener que convocar unas elecciones.
La presión
Y tampoco puede perder de vista a la ANC, convertida en un importante actor de la política catalana gracias a su músculo financiero y la generosa cobertura que tiene en los medios públicos de Cataluña. «Pedimos a los partidos favorables a la celebración de la consulta del 9-N que no caigan en falsas esperanzas con la creencia de que en una República española hallaríamos el encaje de Cataluña, La transformación real del Estado español no se producirá hasta que Cataluña se pueda constituir, si así lo decide el pueblo, en un Estado libre e independiente», dice la Declaración de Junio de la ANC.
La Asamblea ya está poniendo toda la carne en el asador para mantener la tensión soberanista durante el verano y desencadenar una Diada de récord. «Animamos a todos a no desfallecer en el trabajo que nos queda para ensanchar la mayoría social a la independencia y a no distraernos con caminos alternativos que sólo conducen a la casilla de salida», subraya la organización soberanista.
¿Qué se puede esperar, por tanto, de la entrevista Mas-Rajoy? Que no rompan la baraja. Ésa es la mayor aspiración que se puede albergar y para entenderla hay que poner el foco, en particular, sobre sectores económicos que se han dirigido a ambos presidentes para que busquen una salida al tema catalán. Nadie (influyente) en el mundo económico tiene el interés de que Gobierno y Generalitat enconen sus relaciones hasta lo desconocido.
Pero el tablero de juego se acorta y es difícil visualizar soluciones si no es pensando en anticipos electorales o dimisiones. La vía unilateral independentista, que Mas nunca ha descartado, se perfila como el siguiente desafío en una escalada soberanista cuyo fin no se avista. «El proceso soberanista necesita capacidad de resistencia y los catalanes hemos demostrado que tenemos», decía ayer el secretario de Organización de Convergència, Josep Rull.
Los convergentes apenas han dado muestras de buscar una rectificación en su trazado. Al contrario. Su maquinaria se ha puesto al servicio de la consulta del 9 de noviembre. «Ahora es la hora de votar Sí/Sí, por un estado catalán al servicio de los ciudadanos y al servicio de un ideal, como es la justicia social», proclamó Rull.
Ante todo esto, Rajoy no ha hecho más que rebajar las expectativas de una reunión cuyo mayor activo puede acabar siendo un apretón de manos que civilice el conflicto político.
Cuatro escenarios para dar salida al desafío soberanista
1 Pseudoconsulta y protesta
- Ante la imposibilidad de hallar amparo legal para convocar una consulta soberanista, Artur Mas podría dejar la organización de la votación en manos de la Asamblea Nacional Catalana a modo de acto reivindicativo de protesta.
2 Plebiscito electoral
- La salida más previsible al conflicto es que Mas acabe convocando elecciones anticipadas en clave plebiscitaria. El problema es que el presidente quiere agotar la legislatura (2016) y ERC tiene prisa con la resolución del resultado.
3 La vía unilateral
- Mas, siguiendo los consejos de ERC, podría optar por ignorar las resoluciones judiciales y organizar la consulta caiga quien caiga. En esta vía hallaría un problema inmediato y es que, con toda probabilidad, se rompería CiU.
4 Internacionalización
- Esta vía completa las anteriores y consiste, esencialmente, en llevar el caso a catalán a instancias internacionales para buscar el amparo de tribunales ajenos a la Justicia española. La ANC ya la ha sugerido.
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