País Vasco

La candidatura de Alonso a lendakari abre dudas sobre su puesto en la lista

En el PP dejan la puerta abierta a que siga pero asumen que tendría que dejar el escaño en semanas

Alfonso Alonso y Rafael Catalá atienden a la Prensa, ayer, en Bilbao
Alfonso Alonso y Rafael Catalá atienden a la Prensa, ayer, en Bilbaolarazon

El ministro de Sanidad en funciones, Alfonso Alonso, está llamado a ser el candidato del PP a las próximas elecciones a la Lendakaritza, que se celebrarán en otoño.

El ministro de Sanidad en funciones, Alfonso Alonso, está llamado a ser el candidato del PP a las próximas elecciones a la Lendakaritza, que se celebrarán en otoño. Después de que asumiera la responsabilidad de la dirección de los populares vascos, tras la crisis en la organización regional que provocó la precipitada salida de Arantxa Quiroga, Alonso ha estado combinando sus obligaciones en Madrid con las que le exige el PP vasco. La política nacional sigue tirando, pero frente a sus preferencias se impone la necesidad de Mariano Rajoy de dar un impulso a su formación en el País Vasco en un contexto político muy complicado, y en el que la gestión del anterior equipo agravó la debilidad del partido. Sus reticencias están ahí, pero en la organización popular nadie entendería que se negara a dar el paso adelante.

La futura candidatura de Alonso a lendakari abre el interrogante sobre su continuidad en las listas al Congreso de los Diputados para las próximas elecciones generales. En la dirección popular dejan la puerta abierta a que repita como «número uno» por Álava como hizo en las elecciones de diciembre, y por ahí apuntan en Génova y también en el entorno del ministro.

Pero la repetición de los comicios el 26-J se aproxima a su designación como candidato y dentro del PP también hay quienes advierten de que no tiene sentido que vaya en unas listas «para que en días o semanas» tenga que renunciar al escaño. Que el ministro en funciones mantenga un pie en Madrid tiene un simbolismo, pero «Rajoy tiene que valorar si merece la pena presentar una lista que tendrá que corregir en breve», puntualizan desde las filas populares.

Alonso fue una pieza fundamental para Rajoy en la pasada legislatura. Del entorno de la vicepresidenta en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría, cumplió como portavoz en el Congreso y, sobre todo, fue un acierto su nombramiento como ministro de Sanidad. Rajoy necesitaba un revulsivo para corregir el desgaste de la etapa de Ana Mato y el político vasco fue muy eficaz a la hora de apagar algunos de los fuegos que le quedaron en herencia. Su proyección al alza hizo incluso que desde algunos sectores colaran su nombre entre las apuestas que manejaba Rajoy para coger oxígeno con algún golpe de efecto en su equipo, tras los malos resultados de las elecciones autonómicas y municipales de mayo del año pasado.

Alonso recibirá ahora el enrevesado encargo de disputar la Lendakaritza, y lo asumirá, salvo sorpresa que no entra en las proyecciones de los populares. El PP vasco parte de una situación electoral complicada dentro de la batalla que ha tenido que librar para encontrar su posición política en el nuevo escenario sin ETA. Su reto es recuperar espacio político y electoral sin traicionar sus principios y sus esencias.

Como ocurre con Núñez Feijóo, el presidente de la Xunta, y que repetirá como candidato en las gallegas de otoño, de Alonso también se ha especulado sobre su condición de «delfín» de Rajoy para la etapa en la que el PP se vea obligado a afrontar una renovación orgánica.

La pérdida del poder en junio podría abrir el proceso, aunque no fuese inmediato. Las candidaturas de Feijóo y Alonso animan a que dentro del PP haya quien esté dando por cerradas sus opciones sucesorias o a nivel nacional. Pero precintar esas puertas definitivamente es adelantarse demasiado en el calendario. De momento, en el PP trabajan seriamente con la hipótesis de que en estas elecciones de junio tienen posibilidades de mejorar sus resultados con respecto al 20-D. Es decir, ven más cerca el Gobierno que en diciembre. Si este optimismo no se materializa en buenos resultados, el escenario que se abriría sería tan imprevisible que dar por hecho a día de hoy que hay nombres que se quedan ya fuera de la era post-Rajoy es «anticipar mucho», advierte un alto cargo del PP. De hecho, en el PP ni siquiera descartan que de activarse la crisis interna, por el desalojo de La Moncloa, no sea Rajoy el encargado de tutelar la transición a una nueva etapa.