Dos años de la victoria del PP
«La decisión de Estrasburgo sobre Inés del Río ha sido el peor momento en el Ministerio»
Su decisión más difícil
La dirección de un Ministerio como Interior exige la toma de decisiones especialmente complejas. Ahora bien, más que de decisiones difíciles en este tiempo puedo hablar de momentos desagradables. Sin duda el peor que he vivido se produjo hace pocas semanas cuando se conoció la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo en el caso Del Río Prada. Sus consecuencias, las excarcelaciones que se están produciendo, provocan un dolor lacerante. En efecto, ver como esos terroristas, que en la mayoría de los casos ni se han arrepentido ni han pedido perdón a sus víctimas, y otros criminales abyectos disfrutan de la libertad. Y me duele el sufrimiento de las víctimas del terrorismo y de crímenes terribles, que siempre han tenido un comportamiento ejemplar y ahora tienen que soportar este duro mazazo. Su indignación es también la mía.
Lo mejor que ha hecho
Lo mejor de este Ministerio es el trabajo que realizan los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para garantizar la libertad y la seguridad de los españoles. Su labor profesional y abnegada hace que nuestro país sea uno de los más seguros de nuestro entorno. Y así lo reconocen los españoles que sitúan al Cuerpo Nacional de Policía y a la Guardia Civil entre las instituciones mejor valoradas. La seguridad ciudadana está en el frontispicio del Ministerio del Interior así como la firmeza para combatir a las organizaciones terroristas. En lo que llevamos de legislatura han sido detenidos 84 por su pertenencia o vinculación a ETA y 25 por su relación con el terrorismo yihadista. Además, se ha trabajado mucho para salvaguardar el legítimo y adecuado ejercicio de los derechos consagrados en nuestra Constitución, y por avanzar en una adecuada gestión de la lucha contra la inmigración irregular, el narcotráfico y el crimen organizado. Cuestiones que, en muchos casos, cuentan con una innegable dimensión internacional, terreno en el que se han robustecido las relaciones con países clave como Francia, Marruecos y Portugal, se han lanzado iniciativas como el llamado G-4, y en el que se ha fortalecido las posiciones españolas como en la Unión Europea o en el seno del G-6. Otro de los asuntos en los que el trabajo bien hecho recoge sus frutos es en materia de seguridad vial, esfuerzo que se ha traducido en un descenso continuado de las víctimas mortales en la carretera hasta niveles de 1960. Y, tras décadas sin cambios sustanciales, se están impulsando proyectos normativos de enorme calado y que atañen a la seguridad privada, la seguridad vial y el tráfico y a la seguridad ciudadana.
De lo que se arrepiente
Desde Interior considero que estamos llevando a cabo un buen trabajo, cuyos resultados está apreciando la sociedad española. No es una tarea nada fácil pues las cuestiones a tratar son extremadamente sensibles y complejas. Y ello supone, porque somos humanos, que se puedan cometer errores. Pero no me cabe duda de que todo ello nos hace ser más fuertes para mejorar y seguir adelante.
Sus retos
El reto principal es claro: vamos a seguir trabajando incansablemente para que España sea un país cada día más seguro y en el que los ciudadanos puedan ejercer sus derechos y sus libertades sin amenazas. Y, ello contribuirá a su vez a mejorar nuestra prosperidad.
En ese marco, no debe existir ninguna duda: el Ministerio del Interior tiene la firme voluntad de conseguir la definitiva disolución de ETA. Y deseamos que ese día llegue más pronto que tarde. Será la ratificación del triunfo de la sociedad española sobre la banda terrorista.
Un consejo del presidente
Uno muy sencillo y que lleva implícito un alto grado de responsabilidad: trabajar con tesón e inteligencia para garantizar la seguridad y la libertad de los españoles.
Una anécdota
Como ya he señalado, el personal de las FCSE constituye una garantía para todos los españoles. Por esa razón, más que un recuerdo, querría recordar aquí su valor y su sentido del deber. Tengo muy presente en mi memoria a los «héroes de Orzán» porque aquella tragedia ocurrió a los pocos días de tomar posesión como ministro del Interior. Fue una primera experiencia muy dolorosa que me demostró hasta qué punto los miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado –en este caso fueron tres policías- están dispuestos a arriesgar su vida, hasta perderla, para salvar la de un semejante. Todo un ejemplo de generosidad. Y no menos heroica y valiente fue la actitud del sargento de la Guardia Civil, adscrito al Grupo de Acción Rápida (GAR), que conduciendo su vehículo particular por un túnel de Navarra vio como ardía otro automóvil y, pese al riesgo de explosión, sacó del turismo al conductor y le salvó la vida. Por supuesto qué decir del ejemplo que constituyen los guardias civiles que soportan lo indecible para realizar su trabajo diario en Leiza. Es un orgullo y por eso conviene siempre recordarlo, contar entre nosotros, con las FCSE.
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