Comité Federal del PSOE
La gestora no quiere echar a los díscolos
Fernández reconoce que «no está en su cabeza» expulsarlos y confía en que Sánchez acate la disciplina. El ex líder se reúne con sus afines en su despacho para tomar una decisión.
Fernández reconoce que «no está en su cabeza» expulsarlos y confía en que Sánchez acate la disciplina. El ex líder se reúne con sus afines en su despacho para tomar una decisión.
El presidente de la gestora, Javier Fernández, acudió ayer al Congreso de los Diputados para seguir la intervención de Antonio Hernando en la investidura. Con el debate sobre la disciplina de voto todavía abierto, Fernández descartó que se vaya a echar a los díscolos. «No está en mi cabeza expulsar a nadie», dijo en declaraciones a los medios. En esta comparecencia, el presidente asturiano también reconoció que no prevé pedir a Sánchez que acate la disciplina de voto, como sí han hecho con el resto de diputados, porque al tratarse de un ex secretario general «no tiene que decirle lo que tiene que hacer». Existe el convencimiento en la gestora de que el ex líder socialista actuará con responsabilidad y no incumplirá la disciplina de voto, acto que se utilizaría en su contra para desacreditarlo de cara a una futura candidatura a las primarias del partido.
Sánchez sigue dubitativo sobre qué hacer en este sentido y ayer se reunió, antes del receso para comer, en el despacho que le ha sido asignado de forma provisional en el Congreso con algunos diputados de su círculo cercano. Entre ellos, el diputado por Valencia, José Luis Ábalos, crítico con Ximo Puig y que en la reunión del Grupo Parlamentario se postuló para ser uno de los 11 abstencionistas que propiciaran la investidura de Mariano Rajoy sin necesidad de involucrar a todo el grupo. La propuesta, que tenía como objetivo no desgastar a Sánchez y evitar que tuviera que retratarse, no prosperó. El ex líder socialista sopesa entregar su acta antes de tener que abstenerse, una fórmula que le permitiría mantener su negativa a Rajoy sin romper la disciplina de voto, pero que le sustraería el altavoz público y parlamentario si quiere dar la batalla por el liderazgo. «Lo veréis», dijo ayer sobre su decisión a su salida del Pleno.
El único punto de fricción ayer, con la votación de mañana en el horizonte y con la unidad de voto todavía en el aire, fue la intervención de Hernando. Cada cual tenía un veredicto distinto sobre la intervención que emitió el otrora hombre de confianza de Sánchez. Los que se mantienen «fieles» al ex secretario general fueron especialmente duros en sus críticas. «Malo», «esquizofrénico», «lamentable» y «falto de credibilidad» fueron algunos de los adjetivos que le dedicaron al discurso. No en vano, hubo al menos seis «pedristas» que no aplaudieron en ningún momento de la intervención y que ni siquiera se levantaron cuando terminó. Sánchez esperó al final para aplaudir en pie, aunque se sentó rápidamente. Más benévolos se mostraron quienes comulgan con la gestora, que lo definen como una intervención «complicada, pero muy bien armada», ya que va en la línea de los argumentos que desde la dirección interina se han empleado para argumentar la abstención.
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