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Barcelona

La huelga de Torra: Desde enero solo ha tenido actividad pública 24 días

Desde que fuera investido, ha delegado las funciones de presidente de la Generalitat hasta 28 días: casi un mes de los nueve que lleva en el cargo.

Torra viajó a Madrid para estar en el Supremo el día de la huelga que él mismo alentó
Torra viajó a Madrid para estar en el Supremo el día de la huelga que él mismo alentólarazon

Desde el 1 de enero hasta ayer, solo ha tenido actividad pública 24 de los 52 días. Desde que fuera investido, ha delegado las funciones de presidente de la Generalitat hasta 28 días: casi un mes de los nueve que lleva en el cargo.

Además de autodefinirse como presidente interino, Quim Torra también va camino de convertirse en el presidente ausente. De los poco más de nueve meses que lleva en el cargo –fue investido el 14 de mayo–, ha delegado sus funciones en el vicepresidente Pere Aragonès casi un mes, un total de 28 días. Unas ausencias que se explican por sus múltiples desplazamientos a Bélgica para visitar a Carles Puigdemont y sus costosos viajes para internacionalizar el «procés». En paralelo a esta multitud de escapadas –el propio Puigdemont no había salido tanto de Cataluña en sus primeros nueve meses–, la agenda de Torra también ha dado buena muestra de su inactividad: en los últimos 52 días –desde el 1 de enero–, no ha tenido programado ningún tipo de acto durante 28 jornadas –si bien, varios de esos días estuvo de viaje institucional por Estados Unidos–.

Una agenda que, como sus escapadas, se ha volcado con el «procés», algo que se ha exarcebado durante los últimos días a raíz del inicio del juicio del 1-O. De hecho, ayer el Govern suspendió toda su actividad y respaldó la huelga general convocada por la Intersindical-CSC en solidaridad con los presos, un apoyo institucional que no impidió que la jornada se saldara con un escaso seguimiento. Torra, por si acaso y para sortear los habituales boicots de los CDR a las infraestructuras, se desplazó en AVE a Madrid un día antes, donde pasó el día acompañando a los líderes independentistas que declaraban en el Tribunal Supremo. De los 24 días en los que ha tenido agenda en lo que va de año, Torra ha dedicado tres a visitar a los presos y dos a viajar a Bruselas para reunirse con Puigdemont, además del día 12 de febrero, cuando acudió a Madrid para asistir a la primera jornada del juicio.

El vacío de poder de Torra se ha visto suplido por Aragonès y la portavoz, Elsa Artadi, que son quienes han tomado las riendas del día a día de la Generalitat. En este sentido, el vicepresidente y conseller de Economía, que es quien asume la presidencia cada vez que Torra delega sus funciones –ya van 28 veces en nueve meses, un promedio inédito–, ha tomado la batuta, a medias con Artadi, en la negociación con el Gobierno y, como hombre fuerte y uno de los principales rostros de ERC, ha destinado grandes esfuerzos a la gestión: con ello, ha conseguido que la Generalitat esté al borde de salir del Fondo de Liquidez Financiera y adherirse al Fondo de Facilidad Financiera, lo que deja a la administración catalana las puertas de volver a los mercados financieros –tras haber reducido el déficit hasta el 0,38 por ciento–. Del mismo modo, Artadi también ha asumido un gran peso en el Govern, hasta el punto de que el paso a la candidatura para las municipales en Barcelona se está teniendo que retrasar permanentemente.

Pero los viajes fuera del territorio español de Torra no solo se han traducido en una desatención al Gobierno de la Generalitat, sino que han supuesto un desorbitado coste para las arcas públicas. En los poco más de nueve meses ha llevado a cabo 12 viajes: ocho visitas a Puigdemont; y, dos desplazamientos a Estados Unidos, uno a Suiza y otro a Eslovenia. Hasta este momento, el gasto acumulado es de 120.000 euros. aunque todavía se desconocen los gastos de seis de esos viajes. En comparación con su antecesor, Torra ha multiplicado por seis su número de viajes: Puigdemont había llevado a cabo tan solo dos en sus primeros ocho meses y, por lo tanto, había gastado mucho menos. En todos esos viajes, el «procés» se ha convertido en la principal razón de ser; solo en sus dos desplazamientos a Estados Unidos también abordó otros aspectos. Su balance, en todo caso, es insignificante, tal y como se reconoce desde algunos sectores de la Generalitat. Ninguno de sus actos en el extranjero han tenido gran impacto.

Este volumen de viajes no parará de aumentar, ya que Torra, desde su investidura, aseguró que se desplazaría muy a menudo a Bélgica para reunirse con Puigdemont. En paralelo, Quim Torra también irá rellenando su agenda con los diversos organismos que ha diseñado para desplegar la independencia.