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Caso Nóos

La Infanta no se rinde

La Razón
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Firme como una roca y sin mover ni un milímetro su posición de apoyo incondicional y a ultranza de su marido, la Infanta Cristina ha mantenido durante los últimos tres años su confianza y fe ciegas en el hombre con el que decidió hace dieciséis años casarse, compartir su vida y formar una amplia familia. Nada ha modificado su postura inicial de compartir el destierro y apartamiento de Iñaki Urdangarín, decretados por los responsables de la Casa del Rey, de la vida oficial de la Familia Real. Al enfrentarse al dilema de apoyar a la Familia Real, su propia familia, y poner distancia con su marido o solidarizarse en todo con el duque de Palma, doña Cristina lo ha tenido claro: su marido y sus hijos han sido la prioridad absoluta para la hija menor de los Reyes Juan Carlos y Sofía.

Las razones de la Infanta para mantener esa postura sólo las conoce ella misma. Algunos argumentan que la Infanta está tan enamorada de Iñaki Urdangarín que es incapaz de ver el menor indicio de delito y de falta de ética en un comportamiento claramente irregular en los negocios emprendidos por el duque de Palma en los que obtuvo pingües beneficios al esgrimir y aprovecharse de su condición de yerno del Rey. La solidez de los sentimientos de la Infanta superó también una prueba tan delicada como la de ver publicados mensajes de correo electrónico de su esposo que comprometían seriamente la fidelidad conyugal de Iñaki Urdangarín hacia Doña Cristina. A pesar de los múltiples rumores de que esos correos habían sido la gota que colmaba el vaso de la paciencia de la Infanta y que por primera vez se resentía la estabilidad matrimonial de la pareja, lo cierto es que personas próximas a la hija de los Reyes afirmaban con más firmeza que nunca que Doña Cristina no iba a divorciarse de su marido por mucho que todo el mundo se empeñará en afirmarlo.

La pregunta es clara a estas alturas del proceso. ¿Son conscientes los duques de Palma del daño irreversible que han causado a la Corona? Me temo que no, por desgracia.