Podemos

La «nueva política» de Podemos se desinfla

Los alcaldes de Madrid, Barcelona y Cádiz han sido noticia en su primera semana no por sus medidas sino por sus polémicas

La Razón
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El espíritu del 15-M ha irrumpido en los ayuntamientos con las mismas rémoras de esa vieja casta a la que Podemos se ha propuesto combatir. Los protagonistas del gran salto de las asambleas callejeras a consistorios con presupuestos de miles de millones de euros anunciaban una nueva forma de hacer política. Y aunque habrá que esperar a los cien días de rigor para sacar conclusiones, un vistazo a los primeros días de gestión en ayuntamientos como Madrid, Barcelona o Cádiz no dibuja un horizonte demasiado halagüeño. Dimisiones, concejales imputados, gestos demagógicos y medidas polémicas. Parecidos males contra los que Podemos ha arremetido desde su salto a la arena política.

Esos nuevos aires se han traducido, hasta el momento, en un puñado de gestos en los que es obligado leer la letra pequeña. Ada Colau y Manuela Carmena estrenaron sus cargos, por ejemplo, acudiendo al ayuntamiento en transporte público. Pero como esos famosos siempre dispuestos a alertar a los «paparazzi» de sus idas y venidas, las flamantes alcaldesas se encargaron de que un fotógrafo inmortalizara su pasión por el metro. A José María González «Kichi», el nuevo regidor de Cádiz, no le hizo falta recurrir al autobús, pues vive a sólo unos minutos del Consistorio. Sí le ha dado tiempo, sin embargo, para arriar la bandera de España de la plaza de Sevilla y de arrinconar el retrato del Rey en su despacho para hacer hueco al del alcalde anarquista Fermín Salvochea.

Ni en sus peores pesadillas podía imaginar Carmena que su equipo de Gobierno no resistiera intacto ni siquiera siete días. A la alcaldesa de Madrid –que ha tardado muy poco en descartar algunas de sus promesas estrella: la puesta en marcha de un banco público y la apertura de comedores escolares este verano– ya le ha dimitido por sus zafios tuits antisemitas uno de sus concejales, Guillermo Zapata, quien paradójicamente había sido designado responsable de Cultura. Zapata, no obstante, no ha renunciado a su acta de concejal. Otro segundo edil, Pablo Soto, afronta también una querella por sus polémicos tuits. Y una tercera, Rita Maestre, está imputada por participar en 2011 en el asalto a la capilla de la Complutense. Carmena se apresuró a hacer distinciones. No es lo mismo la corrupción que una imputación por una «acción feminista», precisó para no sucumbir a sus propias exigencias sobre la ejemplaridad de los responsables políticos.

Los desahucios, otro de los principales caballos de batalla de Podemos, también se han hecho un hueco en los primeros días de gestión. Colau paralizó nueve en su estreno en el distrito de Nou Barris. Su antecesor, Xavier Trias, le aclaró que ya estaban suspendidos. Carmena, por su parte, se ha ganado ya las críticas de los colectivos antidesahucios tras admitir una de sus ediles que no pueden paralizarlos y por escuchar antes a los bancos que a las plataformas ciudadanas que catapultaron su candidatura.