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Las medidas más difíciles empiezan a dar sus frutos

La Razón
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Después de dos años sin que la canciller alemana, Angela Merkel, hiciese acto de presencia en nuestro país, nuevamente la tendremos por aquí. Mucho ha cambiado y muy deprisa en nuestro país. Si hace dos años Alemania nos pedía llevar a cabo medidas urgentes para que nuestro país saliera del hoyo de la crisis, en la actualidad España presenta un perfil mucho más sólido y se muestra como un socio estable y de interés para la potente economía germana. Podría decirse que aquellas medidas tan necesarias, pero difíciles, hoy parecen comenzar a dar sus frutos.

Si comenzamos por el PIB, conviene destacar que desde entonces la economía española encadena ya un año entero de crecimiento. En este segundo trimestre España se ha situado a la cabeza del crecimiento europeo, incluyendo a Alemania que, como sabrán, ha registrado un retroceso en su actividad. El crecimiento español ya no viene anclado en las exportaciones, esta vez la demanda interna hace acto de presencia. Los más agoreros dirán que la balanza exterior, la diferencia entre exportaciones e importaciones, ya no está funcionando tan bien; cierto, pero habría que decir que el freno español se produce en un contexto de mayor debilidad del comercio mundial, algo sobre lo que el FMI viene alertando en sus informes y que además se ha complicado con el veto ruso. Es evidente que el frenazo de las exportaciones y el incremento de las importaciones es un tema a seguir y observar para no incurrir en un modelo que nos ha reportado muchos sinsabores, pero también hay que tener presente el marco internacional en el que se produce, que como he señalado es de una debilidad mayor.

La mejora de este clima económico se puede ver y analizar también en la prima de riesgo, aquella referencia que servía en el pasado como indicador de confianza en nuestro país. Hoy esa prima de riesgo, la diferencia de rentabilidad ofrecida por los bonos a diez años de ambos países, está a un nivel mucho más bajo. Si hace dos años se situaba a niveles de casi 650 puntos, en la actualidad la tenemos en los 142. El avance en el coste de nuestra deuda pública no sólo se da en los vencimientos a más largo plazo, sino que, como le ocurría a Alemania, la deuda a corto, concretamente las Letras a tres meses, se intercambian a tipos negativos. ¿Quiénes de ustedes podían imaginar en la visita anterior que España iba a gozar de esta situación? Probablemente, ni el propio Gobierno, que ha tenido que sacar apresuradamente medidas para que los pequeños inversores no asuman en la subasta no competitiva rentabilidades negativas.

Es evidente que todavía hoy la economía española registra graves desequilibrios, el principal, el paro. Sin embargo y como señalaba Draghi este mismo viernes, en España se comienza a observar una mejoría de los datos de empleo. La tan criticada reforma laboral ha permitido rebajar el nivel de actividad con el que la economía española consigue crear empleo. Si hasta la adopción de la reforma, aún con números positivos en el crecimiento se destruía empleo, en la actualidad, con tasas bajas, somos capaces de generar puestos de trabajo. Sí, la precariedad en el mercado laboral continúa, pero lo primero es reducir el desempleo. Posteriormente vendrán contratos con mucha menor precariedad y mayor remuneración.

Podrían enumerarse más situaciones de mejora que evidencian que hoy por hoy, y con mucho sufrimiento para las clases bajas y especialmente para la clase media, España es un socio de referencia para Alemania. Aquellas medidas de reforma necesarias, y todavía no acabadas, nos permiten hoy mostrarnos con una cara totalmente diferente, tanto frente a Alemania como al resto de los países del área euro. Esas medidas que nosotros llevamos a cabo y que Francia no implementa o que, en el caso de Italia, se eternizan, son las que hoy han permitido ese cambio. Las reformas llevada a cabo en España fueron ya probadas anteriormente en Alemania, la denominada Agenda 2010. Si Alemania hoy esgrime una economía mucho más dinámica y saneada que el resto de los socios europeos, en buena medida se deriva de aquella Agenda 2010. Las mismas o parecidas medidas parcialmente se han alpicado en España y, como se puede ver, dan sus frutos. Si en diciembre de 2012 Merkel alababa las reformas, pero pedía más, hoy nos debería también recordar que la agenda reformadora no ha terminado, que todavía se puede hacer más; pero si antes teníamos que tener fe en que esas medidas regenerarían la economía, hoy ya no es necesaria la fe, sólo basta con mirar las estadísticas que van apareciendo. Sí, mucho ha cambiado la economía en estos dos años, pero como ahora vemos, los que clamábamos por poner en práctica las mismas, hoy vemos lo acertado de su adopción.

*Profesor y coordinador del dpto. de investigación del IEB